No piense el lector que el título de la columna de hoy es un emplazamiento de alguna agencia de colocación. El encabezamiento trata tan solo de recoger el llamamiento que hacen cofradías y hermandades toledanas ante la falta de cargadores para procesionar algunos de los pasos que desfilarán por las calles de la capital regional durante la próxima Semana Santa. Tras el parón de dos años consecutivos consecuencia de la pandemia del coronavirus, la cofradía de la Virgen del Amparo y la hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Caridad se han encontrado que no tienen cargadores, y temen no poder desfilar por las calles toledanas los próximos jueves y Viernes Santo.

Es sacrificado el puesto de cargador, pero como me dijo un capataz de mi cuadrilla -uno también lleva años arrimando el hombro en estos menesteres- se trata de hacer “un poco de mortificación”. Mas esta “mortificación”, señor Tomás, es incompatible con la edad y el paso de los años. También en la Cofradía de Cristo Redentor cuesta formar las cuadrillas para procesionar, aunque todavía no para dejar el Miércoles Santo aparcada la imagen en el Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, ni poner anuncios de “se buscan” en Adecco por falta de efectivos.  Pero sí hemos pasado de llevar el Cristo a hombros durante tan solo un pequeño tramo del recorrido, ante el número de cofrades dispuestos a semejante “mortificación”, a tener que apechugar últimamente con las andas mucho más tiempo por el déficit de cargadores y levantadores habilitados.

Simultáneamente a esta carencia se ha ido incrementando entre los caballeros penitentes el apartado, supongo que de la misma forma en otras hermandades y cofradías, de hermanos afectados por articulaciones cascadas, dolores y sobrecargas musculares, lumbagos, artrosis, gota, u otras enfermedades que les imposibilitan cargar con peso alguno. Sin apenas recambio generacional, no es de extrañar la demanda que hacen estas dos cofradías toledanas para encontrar cargadores que les permitan sacar sus pasos adelante. Espero tras el paréntesis de la pandemia encontrarme con la cuadrilla habitual para procesionar el Cristo Redentor, y también con el resto de las brigadas y levantadores. Un quórum imprescindible si no queremos vernos este Miércoles Santo con la talla a cuestas, recorriendo las angostas calles toledanas, más de lo habitual al no disponer de los cargadores y levantadores necesarios.