El Pasante

La tesis complaciente del viceconsejero Rueda

12 junio, 2018 00:00

No cesan de aparecer en la región análisis complacientes cada vez que se conocen los datos del desempleo. Una labor que desde púlpito institucional hacen a la perfección destacados tiraboleiros a sueldo de la Administración regional. El ultimo acólito en agitar el incensario ha sido el viceconsejero de Empleo y Relaciones Laborales de Castilla-La Mancha, Francisco Rueda. Sostiene Rueda que el paro en la región bajó en mayo 5.807 personas hasta los 179.233 desempleados. Unos datos que el Gobierno autonómico celebra, tanto a nivel regional como provincial, y que fueron despreciados de inmediato por los diferentes agentes sociales y formaciones políticas de la región.

Tanto Unión General de Trabajadores como Comisiones Obreras consideran y lamentan que el descenso del paro en mayo en Castilla-La Mancha se fundamente principalmente en la temporalidad y precariedad de los contratos suscritos, un sistema perverso que tiene consecuencias en términos de calidad de empleo y salarios para los trabajadores. Una situación en la que todavía subyace una de las tasas de paro más crónicas y elevadas del país, que incluye en mayo a 113.740 mujeres desempleadas y a 16.565 jóvenes menores de 25 años en idéntica situación. 

Los tiraboleiros institucionales de la región no paran en recordar a la ciudadanía que la cosa no está tan mal en esta tierra, que el crecimiento económico continua, que eso es lo que importa, para que dejemos de enfangarnos en el catastrofismo habitual que todavía nos invade en términos de empleo. En efecto, el pesimismo se resiste a desaparecer mientras la región continúe con una tasa de desempleo que sonroja, con mujeres, jóvenes, y parados de larga duración como principales protagonistas del desaguisado. Un empleo basado principalmente en la inestabilidad y temporalidad laboral, un modelo de precarización vigente fundamentado en leoninos y efímeros contratos de trabajo por meses, días, e incluso por horas, como vienen denunciando frecuentemente los sindicatos.

Una distorsión grave para la estabilidad laboral y social de esta región a pesar de lo que nos quieran hacer creer cada día asistentes de tanto fuste al servicio del Gobierno autonómico. Defensores de una economía sonriente empeñados en celebrar una mejora general aunque ello encubra un preocupante deterioro parcial de su tejido laboral.