Rata inmunda

Animal rastrero

Escoria de la vida

Adefesio mal hecho

(Paquita la del Barrio)

No termino de entender el lío montado a cuenta de Shakira y Piqué. A todos nos han dejado alguna vez en la vida y si no, alguno que se lo vaya mirando. En esa tesitura que ofrece la existencia, tienes dos actitudes principales que se abren a tu paso. Una, permanecer en el odio y convertirlo en el infierno que apague tus mañanas; o dos, pasar página y continuar caminando. Aporta o aparta, que me dijo sabiamente hace algunos años una espléndida amiga. Y poca más cuestión al respecto. Bueno, no… Eso todo el mundo sabe que no es cierto… Porque si no es del amor y la muerte, como dijo Gabo, de qué se iba a escribir. Es más, si no fuera del desamor, el odio y los celos, de qué habrían de tratar los poetas. Como señala otra amiga mía (las más inteligentes son siempre ellas), a ver qué poesía va a haber en “tras veinticinco años de matrimonio te miro y todavía me apetece besarte antes de que te laves los dientes”. Sin embargo, qué bello por otra parte, es el amor maduro. En cualquier caso, desde el rapto de Europa y más atrás, los humanos nos movemos por deseos, emociones, celos, envidias y otras tantas barbaridades y pulsiones. Los griegos lo sabían y por eso crearon tantos dioses, cada cual más enfermo y obseso del alma. Los hicieron a su imagen y semejanza para disolver las pasiones humanas entre el Olimpo y la tierra. Y aquí estamos, veintitantos siglos después, entre Casios y Rólex.

Soy un clásico y si hablamos de desamor hay que ponerse serio. Paquita la del Barrio ocupa el number one, no hay otra, es insuperable. Quien no haya cantado Rata de dos patas una noche de alcohol y farra es que tiene que volver a vivir. Poco más se puede decir en menos. El Bravo de Moncho tampoco está mal, aunque a mí me guste más la versión de Bambino. Pero sin duda, el rey del alcohol, la bullanga y la parranda es José Alfredo Jiménez, el más grande poeta mexicano, casi a la altura de Rulfo. Lo dice muy bien Sabina… La copla popular permite el coqueteo con la cursilería sin caer en ella. Llegó borracho el borracho, Ojalá que te vaya bonito, Por tu amor que tanto quiero y tanto extraño… Chavela y María Dolores Pradera me hicieron conocerlo y no creo que nadie como José Alfredo haya interiorizado de manera más brillante y oscura el duelo, el desamor, el quebranto. Los poetas escriben porque no les va bien la vida, aunque realmente a pocos nos luciría como para relatar un evangelio.

En la disputa Shakira/Piqué (como todo en España y la vida, blancos y negros), me decanto por Piqué. No puede irse de arrastrada de la vida y menos con niños entre medias. Un rato está bien, hija, pero ya vale con la que estás dando. El empoderamiento de la mujer es fabuloso; por eso, lo que tiene que hacer Shakira es liarse con otro. Y la mancha de mora con mora se quita. En la vida, puedes ir de víctima -como va Sánchez con su carita de cordero degollado, echando la culpa a los demás-, o de frente y por derecho. Si te vas, tú te lo perdiste y a otra cosa, mariposa. Las lágrimas para cuando estés sola, como decía Bernarda Alba. Lo demás es negocio, caja y entretenimiento. Y, por supuesto, preferimos twingo a rólex, porque los pobres también tenemos derecho a disfrutar de la vida, monina.