El Alcaná

¡Pablo, colócanos a todas!

8 febrero, 2021 00:00

La revolución de Podemos se ha hecho efectiva en el cambio perpetrado del viejo aforismo caciquil. Del “¡Natalio, colócanos a tós!”, que gritaron a Natalio Rivas, ministro de Instrucción Pública en tiempos de Alfonso XIII, a “¡Pablo, colócanos a todas!”, del que la niñera de Podemos es el último epígono. Bueno, a todos y a todas, obviamente. Pero es cierto que la revolución feminista de la podemicia ya ha hecho que el femenino también incluya al masculino, Unidas Podemos. Unidas Podemos Colocarnos, Unidas Podemos ir al Ministerio, Unidas Podemos Levantarnos Cincuenta Mil Napos. ¡Joder, con lo que Podemos Unidas!

María Teresa Arévalo es la niñera de Iglesias y Montero y se la llevan a todas partes. Fue diputada por Albacete, luego se presentó por Ciudad Real y Toledo, pero no obtuvo escaño. La recuerdo en la radio y me dio muy buena impresión. De Miguelturra, salió de allí y no volvió más que para montar una panadería que luego dejó a los padres. Este año no hay Carnaval y no volverá a disfrazarse. Podía llevarse allí todo el ministerio y montar una asamblea en los Jardinillos para terminar en Zacarías comiendo rollo. Teresa sería la máscara callejera y diría aquello de “¿a que no me conoces?” Y, efectivamente, en el pueblo ya no la conocen.

La podemicia se ha colocado que da gusto en el poder. Hasta Iglesias ha cambiado de indumentaria y ahora lleva el fachaleco. Pablo, como buen Macho Alfa, no ha dejado en la estacada a ninguna de las mucamas con las que Cupido trenzó sus flechas. Ni siquiera a sus amigas. En eso se ve que es hombre de bien, tanto meterse con él. Las ha colocado a todas, sin dejarse ni una. A Jesulín le tiraban bragas y sujetadores, pero no les ponía pisito a ninguna. Esta era la verdadera revolución feminista de la que no querían hablarnos en Podemos para no dar pistas al enemigo. No sin mi chacha; el empoderamiento de la mujer, de la mujer del líder, claro. Luego está la minga de Echenique, pero eso son los cantos regionales de la España plurinacional.

El matrimonio Ceaucescu está dando grandes tardes de gloria a la afición, cada día con un escándalo más de aquello contra lo que había nacido y se declaraba dispuesto a combatir. No es lo mismo predicar que dar trigo, pero estos como no fueron a Misa, no saben de lo que hablo. La inmundicia intelectual arrasa con todo, hasta con la marihuana de la Facultad de Políticas. Podemos es la constatación más evidente del fracaso absoluto de la universidad española, mecida en la endogamia, el servilismo y la falta de mérito. Grandes investigadores se han tenido que ir fuera porque no puede faltar un euro para los chiringuitos de cada departamento. Si Podemos es la obra más acabada de la universidad española, ni hay universidad ni hay España.

Pablo e Irene son republicanos aunque tienen nombre de reyes. He ahí su verdadera tragedia. Son perones de medio pelo, ni Evita ni Juan Domingo. Han adquirido los hábitos regios del absolutismo medieval, con un séquito que ya es mayor que sus votantes. Ahora sacan una ley trans, que no sabemos si somos gays, lesbis, heteros o estrellas de mar. Según el día de la semana y como me levante. Por la mañana, me la envaino y por la tarde, la recojo. Los domingos, me afeito; los sábados, me depilo. A su lado, la Veneno era una monja. No entendéis a estos chicos y sois antigualla.

El caso de la niñera de Podemos es el último signo de los tiempos populistas que nos han tocado vivir. Teresa cobra todos los meses cincuenta mil euros por cambiar pañales e ir al ministerio. Nivel treinta de funcionariado, sin puesto ni plaza. Tiene buena mano con los niños y es empática. Su mayor mérito, formar parte de la cuchipanda frufrú que prepara tartas de cumpleaños en el ministerio. Luego la culpa es de los youtubers que se van a Andorra. ¡Jo, tía! Esta vez se han pasado los fachas, ¿vale?