El Alcaná

El bombero torero

18 septiembre, 2017 00:00

Rafael Celis, nieto del primer bombero torero de la Historia, ha anunciado que este fin de semana se retira en la plaza de Almodóvar del Campo después de treinta y cuatro años en el oficio. Toda una saga y dinastía de cómicos taurinos, en su mayoría enanos, que pasan a la leyenda e imaginario de cuantos crecimos con ellos, sus vaquillas y sus golpes. El espectáculo como tal no desaparece, pero la dinastía concluye con este valenciano de cincuenta y cinco años que dice encontrarse sin fuerzas. Tiene dos hijos que han seguido caminos distintos, uno de los cuales todavía estudia. El otro es ingeniero electrónico y no le apetece. Es una lástima. Se va el Bombero Torero cuando más payasos y enanos quedan en el ruedo.

Puigdemont no es más que un bombero torero que no puede ponerse el casco porque se le enreda la melena. Detesta lo español, pero no le importa ponerse bajo las patas de un correbous con estelada. Está perpetrando un golpe de Estado y deberá ser juzgado por ello. La fuerza del pueblo catalán que este fin de semana evocaba en su discurso visionario y fantasmagórico ya la conocemos... Es el mismo Volksgeist que los románticos introdujeron y los nazis utilizaron para sacralizar la raza aria y aniquilar a los judíos. De Hegel a Heiddeger, el espíritu de las ideas ya está estudiado, y uno puede ser muy culto y a la vez un gilipollas. Los conceptos en torno a lo absoluto y el pueblo son los que más sangre han hecho correr a lo largo del tiempo. Sangre justificada y brillante, pero sangre. Que cesen las inmundicias intelectuales y que se lea a Popper en las escuelas, La sociedad abierta y sus enemigos.

Los alcaldes enarbolando bastones este fin de semana detrás del hermano mayor de Harry Potter es la misma estampa de los enanos del Bombero Torero dándose trompazos contra las vaquillas. Son pequeños, pero pequeños de mente, que es lo más terrible. Ese bastón de mando con el que hienden el cielo de la nada es voluntad directa de unos ciudadanos que se lo han otorgado en virtud de un conjunto de leyes contra las que ahora se rebelan. Es decir, igual que los nazis... Han utilizado el sistema para meterse dentro y ahora lo aniquilan.

Resulta muy triste haber llegado hasta aquí, pero el asunto es el que es, una sedición en toda regla ante la que no queda más que aplicar el Estado de Derecho y la Constitución del 78, que es la que votamos los españoles. Lo contrario sería dejación de funciones. Puigdemont debe ser inhabilitado y propuesto para bombero torero, si le cierra el casco. Junqueras también, aunque no valdría, porque no cabría en la boca del cañón. Funcionaría como globo aerostático en el que subir los enanitos como Rufián y sus impresoras. Y, por supuesto, Tardá, el tragabolas de la función, que guarda un chorizo español tras su mostacho. Ya se lo interceptarán los de la CUP.

Mientras esto sucede, por nuestros lares siguen las primarias socialistas con un Blanco también en Bombero Torero, pero sin nobleza. Las tres cuartas partes de sus militantes de Azuqueca le han votado en contra y dice que hay presiones. Vaquero, que se las sabe todas, le pregunta dónde va con esa mercancía. Los papeles del camión no coinciden con lo que dice. El artículo publicado por El Digital de una estrecha colaboradora suya es para presentar la renuncia de por vida o ir a los tribunales por injurias y calumnias. Blanco no es Pedro, asegura Sandra Yagüe Sabido. Ni falta que hace, convendría decir. Los socialistas enfilan las primarias con la evidente sensación de que el único que a esto puede dar forma y continuar la senda es Page. Lo de Blanco él lo explicará algún día, si tiene a alguien detrás o es un espontáneo al ruedo. Y Milagros calla, pertenece a la federal y se pone de perfil cuando preguntan. El Psoe monta unas primarias y le crecen los enanos.

Rafael Celis dice adiós con la nostalgia de haber dejado en ruedos y circos lo mejor de su vida. Cuando vi la noticia no dudé en incluirla en los informativos ni mucho menos hablar con él en Onda Cero. Así lo hizo mi compañera Paloma Gallego. La ola asfixiante  de lo políticamente correcto ha jugado en contra del espectáculo y ya no venden los enanitos toreros. Habría que decir “jóvenes con acondroplasia que lidian becerritas sin tocarlas”. Y eso es muy largo y no cabe en el cartel. Lo deja el Bombero Torero. No tiemblen. Hay sustitutos a la vista.