Capilla Sixtina

El espejo, las ovejas, el señuelo

5 mayo, 2020 00:00

“Que se hunda España, que nosotros ya la levantaremos”, anunció en el año bíblico 2010 el profeta Cristóbal Montoro, durante la crisis económica del lejano gobierno de Zapatero. Zapatero cayó y llegó Rajoy a la Moncloa. Cristóbal Montoro fue nombrado ministro de Hacienda para levantar España con los resultados que luego vimos y ahora comprobamos. ¿O acaso precarizar el empleo o privatizar la sanidad pública no formaron parte de ese proyecto de levantar España? El presidente del Gobierno, Sr. Sánchez, ha ofrecido un pacto para la reconstrucción de España. A lo que le ha respondido el Sr. Casado que no se fía, que es un “señuelo”. No se pone corbata negra. O sea, que no colaborará en pactos sobre el futuro económico y productivo de la Nación. Opinadores y medios se han apresurado a dar cobertura a la negativa del Sr. Casado. Eso de la reconstrucción, teorizan, es una trampa que Sánchez ha tendido a Casado y a la derecha. A ninguno, por supuesto, le preocupa España, ni siquiera la citan. Lo que les trae a mal traer es cómo evitar caer en la trampa no vayan a perder la oportunidad rápida de volver al poder.

Ha circulado estos días una fotografía del Sr. Casado frente a un espejo. Un Belmondo ibérico de la “nouvelle vague” francesa. Como imagen congelada, el instante procede de unas secuencias que no vemos. Ha ido al lavabo, tras una reunión con los “barones” territoriales. Estos le han dicho que su estrategia a nivel nacional les perjudica a ellos a nivel regional. Siempre pasa igual con los “barones”, sean del territorio que sean: lo nacional entorpece lo regional y lo regional no ayuda a lo nacional. Y es que los “barones” tienen problemas de “barones”: lo malo y el dinero corresponden al Estado, lo bueno se debe a su gestión. Por eso, si se atiende a los discursos que cada “barón” cuenta a los habitantes de sus dominios, escucharán que su territorio es una copia milimétrica, pero mejorada, del paraíso, que solo nubla la presencia del Estado.

Otra hipótesis: la fotografía recoge un momento quieto en el que el líder se ha “reconcentrado”, perfilando las maniobras que le permitan evitar las trampas de la reconstrucción de España que les ha tendido el Sr. Sánchez a él y a su partido. Sánchez, lerdo, maniobrero y sin corbata negra, no se ha enterado aún de a quién corresponde por derecho natural y divino levantar España. La democracia para la derecha consiste en ejercer ellos el poder. Portan de origen cualificados déficits democráticos. La fotografía del espejo muestra una imagen estudiada, captada por un fotógrafo que, como el Sr. Casado, ha entrado en el lugar para aliviar los efectos fisiológicos de las tensiones cotidianas. Desde que el Sr. Casado saliera elegido presidente del PP, el mismo PP se ha obsesionado en construir un líder. Le han colocado barba que le preste madurez sin restarle modernidad. Le han fotografiado leyendo un libro de Harari, ya superado entre la progresía del país. Un libro de Piketty, socialdemócrata hipermoderno con planteamientos de economía verde. En la última fotografía difundida se dirige a unas ovejas que le contemplan absortas. Y es que un líder, para ser tal, tiene que dialogar con todos. Incluso con los animales (como San Francisco) y ser el portavoz de sus demandas ante la insensibilidad estatalista de los socialistas. Es cierto que si apoyan un pacto de reconstrucción de España pueden permitir al Gobierno de Sánchez prolongar la legislatura y hasta ganar otras elecciones. Y eso, dificulta su liderazgo visionario y recuperar el poder que les pertenece. “Que se hunda España, que nosotros ya la levantaremos”.