Otra vez lo ha conseguido: Page ha sido la noticia con la que abrían la práctica totalidad de los telediarios a nivel nacional. Su entrevista en el diario El Mundo ha acaparado la actualidad política en las tertulias de radio y televisión y en las columnas de opinión. Enhorabuena a todo su equipo de comunicación por lo que les toca. Definitivamente, García-Page ha conseguido representar una alternativa interna y una voz distinta del PSOE en toda España. Se le conoce a nivel de la calle tanto o más que se conocía a Bono. En tiempos de demagogia desatada dentro de su propio partido se ha convertido en la alternativa del sentido común.

¿Y por qué Page se ha lanzado ahora a decir su opinión sin miedo ni eufemismos por medio?, se preguntan los analistas políticos y los que desde dentro de su partido le echan en cara que no lave los trapos sucios en casa. Muy fácil y lógico: quiere seguir siendo presidente de Castilla-La Mancha y sabe que el único escudo con el que cuenta para defenderse dentro y fuera son los votos de los ciudadanos. Sin ellos, al día siguiente de dejar de ser presidente de CLM, la trituradora de su partido le pasaría por encima sin remisión. Pedro Sánchez, en su deriva de delirio cesarista, no ha llegado todavía al grado de estupidez política de un tal Pablo Casado y su pretensión de hacerle la cama a una de sus mayores acarreadoras de votos. Una tal Isabel Díaz Ayuso, ya saben.

Page será intocable mientras no le falte lo que cualquier político sabe que es su mejor defensa en un sistema democrático, ante las ambiciones internas y la lógica labor de desgaste de la oposición: el voto popular. Por eso, en España un alcalde con una mayoría absoluta en su pueblo es mucho más importante que cualquiera de los que se sientan alrededor de la mesa de un Consejo de Ministros. Él depende solo de las próximas elecciones y del voto de sus ciudadanos; el ministro, de la decisión de una sola persona. Con el mismo dedo que te ponen te quitan y una mañana te encuentras con que no tienes ya que pensar en cómo mantener el sillón.

A Emiliano le reprochan en estos días que vaya a lo suyo y sea desleal con su partido. Son maneras de verlo, porque desde el otro lado pueden contestar que una cosa es la fidelidad a la marca y otra muy distinta estar dispuesto a inmolarse ritualmente con el jefe.

A pesar de Tezanos, las encuestas serias marcan una tendencia. Sánchez y la marca PSOE se han convertido en objetos de alta toxicidad política y Page no quiere tener ese final. Su apuesta es volver a ganar en la región y tiene claro que su supervivencia política depende de ello. Va a lo "suyito", como decían los compañeros de armas de un tal Franquito, y uno lo comprende. Esto es política.