Parece que por fin le ha llegado su momento, y esperemos que dure, a la excavación arqueológica de la iglesia y probable complejo monástico de San Pedro de la Mata. Ojalá no se cruce en el camino del conocimiento de este importante yacimiento visigodo, como aquella que parece haber caído por motivos estrictamente políticos, sobre la monumental Ciudad de Vascos en la Jara toledana y que solo los muy cafeteros, por no decir sectarios, comprenden.

Existen tan pocos vestigios arquitectónicos de la época visigoda en la Península Ibérica que cualquier hallazgo se convierte en fundamental. Así lo saben los arqueólogos que en esta primera campaña intentarán al menos poner las cosas en su sitio, que en este caso, como en tantos otros que duermen el sueño de los justos en la provincia de Toledo esperando la resurrección, se lo debemos a don Jerónimo López de Ayala-Álvarez de Toledo, Conde Cedillo y su Catálogo Monumental de la Provincia de Toledo, realizado a principios del siglo XX y reeditado en 1959 por la misma Diputación Provincial que ahora también impulsa estos trabajos.

En toda la Península Ibérica se pueden contar con los dedos de una mano los edificios comparables al de San Pedro de la Mata. Alguno de estos arqueólogos especializados en la época seguro que añadirá alguno más a los nombres que se le vienen a uno, como los de Santa Comba de Bande en Orense, San Pedro de la Nave en Zamora, San Fructuoso de Montelius en Portugal y los cercanos y seguramente muy relacionados con San Pedro, de Los Hitos y la maravilla de Santa María de Melque.

A todos esos viejos, ruinosos y olvidados edificios los rastreó el gran don Manuel Gómez Moreno, precursor en tantas cosas en España en el campo de la Historia del Arte, y desde luego, nuestro Conde de Cedillo, que desde entonces se ha convertido, como tantos otros mitos de la historiografía, más en un libro que en una persona de carne y hueso.

Del interés que hay detrás del estudio científico de San Pedro de la Mata da idea los más de ochenta especialistas de todo el mundo que de una u otra manera estarán presentes en su estudio y muy atentos a unos resultados que nadie duda serán decisivos para desentrañar algunas cuestiones del mundo visigodo.

Afortunadamente, y aquí viene lo del equívoco, todas las informaciones periodísticas aparecidas en la prensa en estos días dejan muy claro que San Pedro de la Mata está ubicado en Casalgordo, una pedanía de Sonseca, y que nada tiene que ver con La Mata, pueblo de la comarca de Torrijos que casualmente tiene un viejo barrio llamado de San Pedro, donde también hay una vieja ermita que nada tiene que ver con la época visigoda. Y lo digo porque no sería el primer visitante que se presenta en La Mata y tiene que sustituir su ansia de conocimiento visigótico por una buena ración de mazapanes y dulces, que tampoco es mala alternativa.