La Feria de Albacete rindió ayer homenaje a Manuel Blanco, célebre inventor de los miguelitos de La Roda, de cuyo nacimiento se cumplen cien años. El caso de este dulce universal es único, ya que lleva el nombre no de su creador sino de su principal destinatario, el amigo al que le encantaban los hojaldres que se hacían en un horno manchego.

La historia es sorprendente, abracadabrante e insólita en la España de finales de los sesenta, cuando La Mancha se despuebla para irse al País Vasco y Cataluña. La lucidez y el talento pervivieron siempre en la llanura, hasta el punto de nombrar las cosas hacia fuera y no por dentro, otra muestra más de la generosidad y hospitalidad manchegas.

El acto de homenaje a Manuel Blanco consistió en una entrega masiva de miguelitos a la puerta de la Feria. Cómo sería la cuestión que unió sin distinción a todos los representantes del pueblo, los de un lado y los de otro. Manuel Serrano, Santiago Cabañero y Juan Ramón Amores se juntaron en torno a un miguelito y la industria que los realiza. Respeto y quiero a todos, pero siento debilidad por Amores y también por Eloy Avendaño, Miguelitos Ruiz, que me explicó el año pasado el número de botellas de sidra que caen en la Feria de Albacete.

Paloma Gallego y yo – mi compañera de la radio en Albacete- sostenemos que el tardeo nació aquí, en el envés de la feria de septiembre, cuando ya nada tiene que hacerse y uno se aburre de comer en vaso. Es el tiempo y el minuto del miguelito, el dulce más universal sobre la faz de la tierra, que permite además varias modalidades. El nuevo que sacó Eloy de turrón me vuelve loco, pero una sidra escanciada a la espalda de la madrugada o las primeras horas de la tarde, es para cantar y bailar manchegas hasta el día del Juicio Final. Amores es otra cosa, otro cantar. Es la ilusión, el gozo y la alegría de seguir viviendo, el espejo donde miro cuando me frustro, el ejemplo y la enseñanza que tengo sin salir de casa. Juan Ramón nos ha dado a todos una muestra de superación, tenacidad y vida. Nada es imposible y todo es rebatible, hasta la muerte misma. Juanra, qué gusto verte de nuevo y saber de ti.

Los amigos de Eurocaja Rural harán el próximo domingo, 5 de octubre, la carrera contra la ELA. Me lo cuenta Javier López, su presidente, en El Callejón de Los Gatos, a donde acude con delectación cada vez que viene a Albacete. La Feria es un encuentro para todos y una empresa fascinante.

Voy al vino que Feda organiza en Feria y allí no cabe ni el apuntador. Me quedo en la puerta y saludo a la delegada del Gobierno, Milagros Tolón, y todo su equipo de subdelegados que se reúnen aquí para hablar de seguridad. Me entero que el jueves va Sánchez a Cuenca y el domingo, Feijoo a Membrilla. Dan vueltas por la región, pero no vienen a la Feria, de momento. Antonio Serrano, factótum del PP, está en plena forma y es uno de los hombres a los que siempre escucho por su sentido común. Hablamos de política y nos llevamos las manos a la cabeza, como la gran mayoría de españoles entre unos y otros. Pero la Feria no se politiza, la Feria está para volverle a encontrar sentido a la vida en el inicio del curso. Los chavales ya marchan a clase, pero saben que hasta el 17 tendrán cierta bula. Por cierto, que al acto de Feda acude Saúl Craviotto del mano de Aquadeus. Julián Garre es un empresario fetén, modélico y vanguardista. Su reto de Aquadeus suma ya miles de adeptos… Mi directora, Gema Jiménez, entre ellos.

La primera novillada de Feria se salda con apuntes interesantes de tres hombres que aspiran a ser figuras del toreo. Manuel Caballero tomará la alternativa el 5 de octubre en Hellín. Las pinceladas que dieron tanto Aarón Palacio como Nicolás Cortijo, interesantes. La plaza de toros de Albacete, con más de media entrada para ser una novillada. Impresionante el interés que suscitan los toros cada día. Como para aguantar a Broncano y sus peroratas en la tele. Su look de pollo peliteñido hace que brille aún más el pesebre en el que vive. La televisión bolivariana está cada día más cerca, con Ábalos pidiendo una orden de alejamiento a los medios y la deportación de su mujer. La omertá en Sanchilandia adquiere dimensiones prodigiosas.

Yo me quedo con los miguelitos, el mejor postre de la tierra. A mi hijo Daniel le vuelven loco y siempre que vuelvo de Albacete arrastro varias cajas conmigo. Manuel Blanco fue un avanzado a su tiempo y un generoso empresario que tiene en su hija Visitación una sensacional sucesora y mantenedora de su legado. Estoy feliz porque me quedan diez tardeos por delante. La pipa de la paz debiera sustituirse inmediatamente por los miguelitos de La Roda. Traería más cuenta y se acabarían las guerras.

Diario de Feria 2025

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