Que la gente de ciencia es creativa y talentosa ya lo sabíamos. Pero con el congreso MaterDivulga2025, que ha reunido en Toledo a medio centenar de especialistas en divulgación sobre ciencia y tecnología de los materiales, se han pasado el juego. Capitaneado por Gloria Patricia Rodríguez Donoso, química, catedrática universitaria y líder del proyecto Mujeres Ingeniosas, el encuentro dejó claro que la gamificación, las distintas manifestaciones artísticas o los memes son valiosas y validadas alternativas a las tradicionales herramientas de comunicación social de la ciencia.
Entre otras personas asistió Adela Muñoz Páez, química inorgánica, catedrática, escritora y actriz a tiempo parcial. Desde 2016, la profesora ha pisado las tablas más de 50 veces encarnando a Marie Curie, en una obra que también celebra la vida y andanzas de Hipatia, Ada Lovelace, Rosalind Franklin y Heddy Lamar. Tras encadenar éxitos en una treintena de localidades españolas, la obra dio el salto al cómic con idéntica acogida, lo que prueba la viabilidad de estos dos lenguajes expresivos como instrumentos para la comunicación científica.
Adela, que después impulsó otro cómic para fomentar el conocimiento de la tabla periódica, cree que los niños y niñas en edad escolar deben ser objetivo prioritario de la divulgación. Y en esto coincide con Clara Grima, la matemática del pelo rojo, creadora de Mati y sus mateaventuras y alter ego de Rosalind Franklin en la exitosa obra de las científicas.
Hace poco asistí a una mesa redonda en la que Clara explicaba cómo romper barreras en esto de la comunicación social de la ciencia junto a otras dos grandes divulgadoras: Natalia Ruiz Zelmanovitch, la madre de la astrocopla, y Marga Sánchez-Romero, la arqueóloga que está reescribiendo la prehistoria en clave de género. Clara subrayó la necesidad de ir a los colegios, de recuperar para la ciencia a toda una generación perdida por culpa del rechazo a las matemáticas. Defendió el pensamiento crítico como escudo frente a discursos reaccionarios y señaló que divulgar es una forma de resistencia. Por eso hay que usar todos los medios disponibles, desde las redes hasta la radio o la prensa en papel.
Natalia, capaz de explicar el universo mutada en Rocío Jurado, señaló que la pasión al contar y la capacidad de enganchar no necesitan ser etiquetadas como innovación. Denunció el uso vacío del término, muchas veces vinculado a una exigencia constante de novedad, y reivindicó la claridad, la emoción y la honestidad como los verdaderos pilares de una buena comunicación científica.
Y Marga, que también ha saboreado el éxito desde el programa El condensador de Fluzo, no concibe el trabajo científico sin el compromiso de contarlo, de compartirlo con la sociedad, porque el método científico ayuda a vencer muchos estereotipos. Tras explorar múltiples formatos (charlas, monólogos, libros), reconoce que cada persona debe encontrar su lugar. Eso sí, advierte: para divulgar con rigor, hay que dominar el contenido en profundidad.
Impresionada por tantas mujeres sabias, capaces y comprometidas. Larga vida.