El viaje de Sánchez a China es de las mejores cosas que nos ha pasado a los columnistas en años. Da para varios artículos, en mandarín y español a la vez. Me estoy haciendo sanchista de última generación, igual que me pasó con Felipe… No así con Zapatero, del que espero el presidente se desenganche más pronto que tarde, en cuanto deje de servirle en sus hazañas imperialistas… Ya arruinó una vez España y no hace falta que lo haga de nuevo. ZP siempre se declaró pacifista, pero ahora nos hemos dado cuenta de que buscaba la paz de su bolsillo. Sánchez, en cambio, prosigue la estela de Ulises, el héroe, y busca su destino herido aun a costa de sacrificarse. El galgo de Paiporta ha ido más a China que a Valencia, pero eso deben ser naranjas de la China. Pedro ha hecho bien yendo a los Alpes a por Heidi… O eso era otro cuento, que yo ya no me acuerdo.

Cómo será el viaje de Pedro que hasta Page lo ha defendido. Emiliano tiene olfato político y todo lo que huela a Trump es un vendaval sin tino. La gran estrategia de Sánchez es la misma de siempre… Huida hacia adelante, sólo que en esta ocasión puede salirle bien a ojos de la opinión pública. En realidad, PS ha ido a China para perfeccionar su tesis doctoral política, que ya no recordamos de qué hablaba. Pero Pedro se parece más a Deng Xiaoping que al propio Xi. Gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones. Filosofía que ya deslumbró al mismo Felipe González en los albores de los ochenta.

Pedro aspira a convertirse en líder global, aunque su acólito más cercano no salía del Parador de Teruel. Ahora, encima le salta el rescate de Air Europa, con su esposa metida en medio. Hay relaciones de las que uno se da cuenta que son un error sólo cuando terminan. Y esta con Hidalgo debe ser una de ellas. Aunque también estoy convencido, a punto de llegar al primer aniversario del bolerazo de cinco días que escribió Pedro, de que si Begoña se vuelve una china en el zapato, terminaría divorciándose de ella. Todos los separados del mundo lo convertiríamos entonces en líder planetario y ahí tendría garantizado mi voto. Incluso como Papa para suceder a Francisco, por qué no.

Pedro en China es como Marco Polo sin sandalias, pero hace gracia y nos gusta. A los españoles nos mola tener un presidente del Gobierno moderno y osado, que se pone delante de la propia Von der Leyen y le abre el camino a la Vieja Europa. Los primeros indicios ya demuestran que Trump se ha equivocado. Vicente Vallés, que ha estudiado muy bien al personaje, recuerda que tiene mala fama de buen empresario, pues hasta en dos ocasiones quebró su imperio. Lo que nos llega de Zanahorio es que no controla sus impulsos y gobierna a base de bilis. Mala cosa para un mandatario global y quienes lo siguen.

Musk está más quemado que la pipa de un indio. Su propia red social es una incógnita… Por eso le cambió el nombre y le puso X. Igual que Pablo Iglesias se cortó el pelo para hacerse empresario, abrir una taberna y lanzar un, dos, los micrófonos… Y mientras llega Semana Santa, lo único que pedimos los españoles es que Pedro engañe al chino y no al revés. Si nos ponemos una soga al cuello, que sea, por favor, en el de Zapatero.