Me gustan las series, me imagino que como a muchos. En este momento de mi vida -hijo, trabajo, casa, falta de tiempo para todo y casi para todos- el cine se ha convertido en un lujo que no suelo permitirme. Quizá si abarataran un poco el precio mucha más gente iría al cine, quizá no, porque nos hemos acomodado a las plataformas y a tenerlo todo a golpe de clic, a la hora que queramos y donde queramos.

Esa forma de consumo, a veces excesivo y a veces compulsivo, tiene muchas cosas malas -te engancha, te quita horas de sueño, de conversación, de lectura-, pero también tiene muchas cosas buenas. Una de esas cosas buenas es que te permite ver en casa maravillas como la que yo me he encontrado esta semana. La serie se llama 'Adolescencia'. Una historia que, como madre, les aseguro que no les va a ser fácil ver. Pero la tienen que ver.

Quizá muchos ya la conozcan, quizá muchos hayan oído hablar de ella, quizá muchos ya tienen, como yo, un agujero en el estómago después de descubrirla. No suelo recomendar series ni películas ni libros, cada uno tiene su gusto, pero esta miniserie de cuatro capítulos es otra cosa. No se preocupen, no les voy a hacer spoiler. Si les diré que impacta, por el continente y por el contenido.

Cada capítulo, de entorno a una hora, está grabado en plano secuencia, un único plano continuo, sin cortes, que va siguiendo durante esa hora a los protagonistas de esta estremecedora historia. Solo se me ocurre una palabra, magistral. Resulta casi imposible creer que se haya podido rodar así.

Del contenido, qué quieren que les diga: el sentimiento de culpa, el desgarro, la incomprensión del mundo en el que viven los adolescentes, con unos códigos propios que no somos capaces de entender, con una frustración y una ira que no somos capaces de saber dónde les puede llevar. Donde nos puede llevar a todos.

Todo lo que pensamos que conocemos de nuestros hijos desvaneciéndose ante evidencias que somos incapaces de creer. Un submundo de redes sociales que esconde acosos, mentiras, dolor, incomprensión y, sobre todo, soledad.

Una visión durísima de cómo ven los adolescentes las relaciones entre chicos y chicas, de su falta de empatía, de su crudeza. Una bofetada de una realidad que nos rodea y no queremos ver. Un puñetazo en la tripa que te deja temblando. Un reflejo de un mundo que muchos ya no entendemos, pero al que nuestros hijos, nuestros adolescentes, nuestros jóvenes se enfrentan cada día.

No se la pierdan. 'Adolescencia' nos pone a todos frente a un espejo al que les aseguro les va a costar mirarse. Me llamo Ángeles y esta serie ha despertado todos mis demonios.