
Ana M. Ángel Esteban.
La falta de cariño puede crear problemas en el desarrollo de la personalidad y por tanto en la autoestima, sobre todo si se produce en edades tempranas. No obstante, el afecto es algo necesario por naturaleza, darlo y recibirlo, a no ser que se tenga algún tipo de psicopatología que impida tanto lo uno como lo otro.
Por supuesto, ni que decir tiene su impacto en la autoestima. Alguien que no recibe cariño explícitamente, de forma verbal o conductual, no se siente querido. Adivinar si nos quieren o dar por hecho que la obligación del otro es querernos, es además un trabajo que no nos corresponde y que aumenta nuestro malestar.
Por supuesto que esto determina nuestra autoestima, e incluso si esta falta de cariño se produce en etapas adultas por relaciones tóxicas de pareja, pueden modificar y minar la autoestima. Hay personas que tras una convivencia de este tipo tóxico o con maltrato, siente que no es el mismo, y así lo manifiestan.
No es igual de costoso en tiempo a la hora de recuperar la autoconfianza, la falta de apego en la infancia que en edades posteriores, aunque personas víctimas de maltrato continuado, físico o psicológico sobre todo, sufren secuelas de por vida.
El afecto es determinante entre padres e hijos y en la pareja. Me centraré en la vida adulta.
Los principales comportamientos que denotan falta de cariño por parte del otro hacia nosotros son principalmente:
- Desinterés o falta de atención: Ignorar a la pareja tanto en lo que hace como en lo que opina, ignorarla en lo que siente, no tenerla en cuenta a la hora de tomar decisiones, pensar en lo que uno prefiere, no preocuparse por su día, por lo que le preocupa e incluso sentir que es una carga, ignorarla en conversaciones, en peticiones e incluso ignorar a la pareja o hacer desaires cuando te hace gestos de cariño. Esto también es aplicable en situaciones familiares con los hijos. Es hacerte sentir un extraño en tu propia casa.
- Críticas constantes: Comentar negativamente por ejemplo sobre el aspecto físico, cómo haces las cosas, lo inútil que eres, lo ignorante, hacerte dudar sobre lo que piensas o criticarlo directamente... y así repetidamente. Siempre hay una pega, o todas.
- Desvalorización: Minimizar los logros o sentimientos del otro, haciéndoles sentir que no importan, que no son nunca suficientes. Este comportamiento es típico de los llamados tóxicos y, junto con el anterior, puede tener un fondo de envidia e incluso de baja autoestima por parte de quien lo está juzgando. El narcisista, entre otros tóxicos, siempre lo practica para hacerte inútil e inseguro emocionalmente. Es lo contrario a admirar a una persona, importantísima ésta en una relación. La prioridad es uno mismo y los demás “solo tienen tonterías” o molestan.
- Desapego emocional: Mostrar indiferencia o no compartir emociones ni en conversaciones ni en gestos. Es la soledad emocional impuesta.
Sentirte ignorado, criticado, juzgado... crean una inseguridad tremenda en uno mismo que hacen que la autoconfianza que quizás sí se tenía junto con una autoestima aceptable, ahora se conviertan en la base de nuevos comportamientos aprendidos, de miedo, depresión, menos vitalidad, inhibición de conductas o exacerbación de otras que ahora comentaré, falta de motivación, dificultades para dormir, menos relaciones sociales, ansiedad diaria y hasta la tendencia a juzgarse a uno mismo con el consiguiente círculo vicioso para que la autoestima quede minada más, si no se corta con la situación (para empezar).
Personas con alta autoestima originalmente, con una buena historia de apego por parte de los padres y que han crecido con una emocionalidad sana, pueden caer también en estas situaciones, sobre todo cuando tienen una pareja, situaciones que “aceptan” por ¿amor?... y mantenerse ahí esperando un cambio, y comenzar con problemas, como decía antes, de inseguridad, miedos... sin darse cuenta de que con el paso del tiempo ya han interiorizado, y pueden comenzar a aceptar estos sentimientos negativos como parte de su identidad.
Se va aprendiendo a generar nuevas conductas compensatorias como las que voy a describir a continuación. Esto es extrapolable al trabajo, relaciones de amistad…
Y estos son los principales comportamientos característicos cuando existe falta de cariño:
El aprendizaje al rechazo, a no ser validados o a hacernos sentir poco o nada, hace que manifestemos:
- Miedo a desagradar: Existe una necesidad imperiosa de “gustar”, de ser aceptados, una necesidad de evitar que nos critiquen, y de recibir cierto afecto e incluso en las primeras interacciones. Miedo a que nos critiquen aún cuando no nos conocen si son primeros contactos y se da en el ámbito que sea, trabajo, amistad… y por supuesto con una posible pareja. Sales de casa con ansiedad anticipatoria y con un propósito inconsciente: ser aceptado como sea, haciendo lo que sea… Yo siempre digo ante esto que hay que tener continuamente presente la frase “no intentar gustar” porque se producirá mucha ansiedad, y nos impondremos comportamientos subjetivos según nuestro aprendizaje, para agradar... A veces cuando las malas personas detectan esto y el punto siguiente que trataré (la sumisión), se aprovechan de tí en su propio beneficio hasta extremos inimaginables , aunque tú también te des cuenta. Ya sé que ahora te sientes aún peor cuando lo ves, pero ahí sigues... tu Dios es el afecto que tanto echas de menos y necesitas realmente… y así empieza lo siguiente, por ejemplo…
- Sumisión extrema a las personas: No llevas la contraria a nadie para no incomodarlos y para que no aparezca la crítica que tanto temes, por experiencia. No sueles dar tu opinión y hasta apoyas la de otros aún no estando de acuerdo, haces lo que les gusta, lo que prefieren... lo que quieran con tal de que te acepten, aún sintiéndote mal a veces porque en ocasiones sean cosas que van en contra de tus principios morales, preferencias o necesidades. Eres capaz de anteponer constantemente a los otros en lo que sea, y se convierte en una costumbre que te crea un malestar constante también. Ya estás en un callejón sin salida y los demás sin ofrecerte ese apego que necesitas. Es más, cuando los otros “patológicos” detectan esto y no son empáticos, tienden precisamente a comportarse contigo como estás evitando. Si no tienes ni voz ni voto por miedo, si no te manifiestas, si todo te da igual por miedo… los demás no te tendrán en cuenta y sentirás de nuevo el aislamiento. Tienes más valor si dices y haces lo que crees, aunque sea con mucho miedo, lo sé. Y aunque al principio aparezca una posible crítica, créeme que ahí empezarás a tener “LUZ Y PRESENCIA”... y te sentirás orgulloso incluso de haberte expuesto aún con tanto miedo… ¡Prueba, por favor!
- Celos: Estos no son celos patológicos sino aprendidos… Si te han hecho sentir menos que nadie, te han ignorado, han antepuesto a otros antes que a tí, es normal que ante actitudes de estas que ves en nuevas personas y te recuerdan a lo que has sufrido, es normal que reacciones con esta inseguridad extrema, pero que hay que tratar porque si no empezarás con comportamientos patológicos hacia esta nueva persona que no sabe qué está pasando, si es en una nueva pareja, y que no tiene por qué “entender”.
- Miedo a la soledad: El sentimiento de no aceptación y la falta habitual de cariño nos hace creer que no será de otra manera, nunca, que nadie nos querrá, que estaremos solos. Hay personas que con tal de estar con alguien caen en las conductas antes descritas. Se conforman con cualquiera antes de estar solo y prefieren recibir pizcas y migajas que suelen ir mezclados con ausencias, antes que sentir la soledad. Además suelen ser las personas inseguras y con baja autoestima precisamente las que temen la soledad. Si las nuevas personas que conozcan son comprensivas, empáticas y detectan esto, servirán de apoyo y ayuda en esta situación y estos miedos pero repito, si aparecen personas egoistas y tóxicas, seremos carne de cañón, se producirá lo peor que podríamos imaginarnos, y dentro nuevamente de un círculo vicioso más terrible esta vez.
- Necesidad de llamar la atención de las personas: Aunque pueda sonar a contradicción, muchas personas deficitarias de afecto, inseguras, con baja autoestima, con sentimiento de inferioridad… y lo que ya sabemos, pueden tener conductas de llamar la atención, la mayoría de veces histriónicas o en forma de victimismo. Para ellas llamar la atención es el primer paso... Aunque después cuando ya se detecta este patrón, vuelven a su “soledad” y a ser evitadas porque a veces, si son victimistas al principio obtienen la atención pero después se convierten en insoportables. Y las personas histriónicas, que lo son solo en situaciones de llamar la atención para obtener algo, también son detectadas porque cuando en su afán de protagonismo no lo consiguen, entonces montan en cólera, aparecen los celos, la pena y victimismo y tampoco así conseguirán ese cariño tan necesitado.
- Sentimiento de inferioridad: en general, y sobre todo con personas a las que se les ve seguras o con trabajos y estatus de cierta categoría social, y con muchas posibilidades de desarrollar fobia social y evitar a otras, a estas personas y situaciones.
Aunque parezca una frase hecha, eso de que hay que quererse a uno mismo, y es muy fácil decirlo para quienes no sufren estas faltas de afecto, es cierto que hay que valorarse, mimarse, ser tolerantes… pero normalmente esto se hace en base a lo que nos han enseñado y hemos recibido o no, de pequeños y/o en una relación de estas largas y tóxicas. Crear una buena autoestima o reestructurar la que existía requiere de ayuda psicológica siempre, y por suerte se consigue ser libre de esa necesidad de sentirnos alguien, y de sentirnos bien sin depender de nadie. Ese sería el siguiente punto: la dependencia emocional cuando todo esto no se resuelve.
NO NECESITAMOS a nadie para sonreír internamente, para disfrutar, a nadie para decidir, a nadie para nada... sí podemos preferir en ocasiones, pero la necesidad es patológica y nuestra dueña.