Carlo Ancelotti, en un partido del Real Madrid de la temporada 2022/2023

Carlo Ancelotti, en un partido del Real Madrid de la temporada 2022/2023 Reuters

Fútbol REAL MADRID

La gran obra de Ancelotti: un vestuario unido, la clave de los éxitos y de los títulos del Real Madrid

El técnico italiano ha conseguido dar con la tecla para tener a toda la plantilla enchufada y poder realizar rotaciones sin que se note en el rendimiento del equipo.

21 octubre, 2022 08:00

A estas alturas ya nadie pone en duda que Carlo Ancelotti es una parte fundamental de los éxitos que está cosechando el Real Madrid. Desde que regresó al banquillo del Santiago Bernabéu su aportación está siendo fundamental en todos los niveles, tanto en el táctico, como en la gestión de grupo y otros registros que maneja de maravilla como son sus exposiciones en cada rueda de prensa. 

El italiano, no obstante, ha demostrado que tiene una gran capacidad de adaptación a las exigencias y a las particularidades de cada temporada. Carletto no es precisamente un gran amigo de las rotaciones, de cambiar su equipo así como así de manera habitual, pero ha entendido mejor que nadie que este curso, con el Mundial entre medias, requiere otro tipo de gestión de sus recursos.

Es por eso que el míster está realizando más rotaciones de las que nunca antes se le han visto en el Real Madrid. Unos cambios que, por cierto, le están saliendo a la perfección. Ahí está el gran mérito de un entrenador, el de saber tener enchufada a toda su plantilla para que en el momento en el que le toque buscar alternativas, quien aparezca en el terreno de juego lo haga igual o mejor que el compañero que sale. 

Los jugadores del Real Madrid felicitan a Benzema por su gol

Los jugadores del Real Madrid felicitan a Benzema por su gol Reuters

Da igual quien entre

Echando la vista apenas unos meses atrás, Carletto tenía un núcleo duro en el que se apoyaba semana tras semana. Sabía cuál era su circulo de confianza y, pese a que se vaticinaba que esos jugadores podrían llegar justos al final de la temporada al acumular tantos minutos de competición, lo cierto es que el final de curso fue inmejorable. Una Liga y una Champions League así lo atesoran. 

De una temporada a otra las cosas han cambiado mucho. Es cierto que tan solo han transcurrido unos meses desde aquello, pero Ancelotti ha abierto más la mano. Las nuevas incorporaciones sumadas este verano con las llegadas de Rüdiger y de Tchouameni también le han dado un poco más de fondo de armario al plantel. Dos fichajes cuyo rendimiento está siendo espectacular y que parece que lleven toda la vida jugando en el Real Madrid.

La varita mágica de Ancelotti empieza por la portería. En ninguno de los escenarios se contemplaba que Courtois estuviera seis partidos fuera de la titularidad por lesión y que fuera necesario jugar un Clásico con Lunin en la puerta, pero las cosas se han dado así y el Real Madrid apenas ha notado la ausencia del belga. Lunin ha cumplido a la perfección, ha transmitido seguridad y ha demostrado ser un cancerbero de garantías para el momento en el que se le necesite.

[La Fábrica, referencia en España: el dominio en la Sub19 confirma la apuesta del Real Madrid por su cantera]

Rüdiger, una bendición

En defensa, en el verano se llegó a plantear qué papel podría jugar Rüdiger al llegar a una zaga en la que Militao y Alaba eran la pareja de centrales consolidados. Poco ha tardado el alemán, sin embargo, en sacar a todo el mundo de dudas gracias a su rendimiento. Ancelotti ha sabido encajar una pieza difícil de colocar y está entendiendo cómo tocar las teclas en cada partido. Desplazar a Alaba al lateral, dar descanso a Militao, rotar a Mendy... son situaciones que Carletto está manejando a la perfección. 

Además, también puede dar entrada a Lucas Vázquez en el lateral en lugar de Carvajal sin que el rendimiento por esa banda se resienta. Y Nacho, cuando ha tenido que jugar de titular, ha dado la talla, en su línea.

Si en el centro del campo el triángulo formado por Kroos, Modric y Casemiro era indiscutible, Ancelotti tampoco se tiró de los pelos al perder al brasileño. Pero más allá de aferrarse a quienes se quedaron, al croata y al alemán, el Real Madrid ha jugado varios partidos sin esta dupla mandando en la zona de máquinas. El técnico ha encontrado la manera de meter en el engranaje a Tchouameni de una manera espectacular. El potencial de Camavinga o el estado de forma de Fede Valverde, hacen el resto para poder mover las piezas al antojo del italiano.

Fede Valverde, celebrando un gol con el Real Madrid meditando

Fede Valverde, celebrando un gol con el Real Madrid meditando EFE

Precisamente el uruguayo está siendo la gran sensación de la temporada. Su polivalencia le permite no solo jugar en el centro del campo, sino ser de manera habitual el tercer delantero que cierra el tridente con Benzema y Vinicius. Pero Rodrygo no se queda ni mucho menos atrás. Si la temporada pasada la terminó como un cohete, en esta también está demostrando que es un fuera de clase y que puede aportar en cada segundo que está sobre el campo.

El Real Madrid está en un momento muy dulce. Todavía no sabe lo que es perder esta temporada y tan solo ha cedido dos empates. Parece casi imposible tumbar al equipo que ha montado Carlo Ancelotti. Precisamente ahí está su fortaleza, en ser un equipo y después beneficiarse de las grandes individualidades.