Valverde realizando su celebración de 'El Pajarito'.

Valverde realizando su celebración de 'El Pajarito'. REUTERS

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El Atlético pierde dentro y fuera del campo: el Madrid gana El Derbi y racismo en la grada del Metropolitano

El Atleti quedó como el gran señalado tras la derrota sufrida contra su máximo rival en un partido marcado por los incidentes racistas vividos fuera y dentro del estadio.

19 septiembre, 2022 02:15

El Atlético de Madrid afrontó con la mayor de las ganas el partido contra el Real Madrid, pero ni hubo comienzo ni final feliz. Ni fuera ni dentro del Civitas Metropolitano. Una derrota sin paliativos y un bochorno en las inmediaciones del estadio del equipo rojiblanco. Toda una noche amarga sin contemplaciones.

El estelar Derbi llegaba marcado por todo el run run vivido en los últimos días. Unos y otros se centraron en utilizar sus propias armas para tratar de desestabilizar a su rival. Ataque y defensa. Los rojiblancos aprovecharon la resaca del partido contra el Mallorca para darle vuelta de tuerca para calentar el duelo y el motivo elegido para hacer rabiar al madridismo: los bailes de Vinicius. Una manera de echar la vista a un lado y dejar atrás el aspecto deportivo para centrarse en una simple manera de celebrar los goles.

Poco o nada ayudaron los aficionados que se juntaron horas antes del partido en los alrededores del estadio del Atleti. Los gritos proferidos por los seguidores a modo de cánticos racistas dejaron una deleznable imagen. "Eres un mono, Vinicius; eres, un mono", fueron su manera de agitar el ambiente.

Sin embargo, tampoco ayudaron a sus jugadores. Pese a salir con ganas y en búsqueda activa de la portería de Courtois, no hubo premio de cara a gol. Sólo llegó al final llegó algo de luz, pero ya era demasiado tarde y el Madrid se marchaba con el noveno triunfo consecutivo en su cuenta particular. 

Bochornosa imagen antes y durante el partido 

Las polémicas imágenes dejadas por los aficionados no contentaron ni siquiera, obviamente al Atlético. El propio club se tuvo que encargar de mandar un mensaje de respeto a través de las redes sociales. Un aviso para que no fuesen a más todos esos disturbios que entorpecieron el espectáculo futbolístico que estaba a punto de dar inicio. 

Pero no se quedó ahí el asunto. Un nuevo golpe de realidad hizo que el Atleti volviese a avisar a los suyos. Fue en el minuto 18 de partido. El gol de Rodrygo pasado el cuarto de hora y su posterior celebración hizo perder los nervios a los presentes en las gradas. Volvieron a proferir improperios sobre los jugadores del Real Madrid y la megafonía tuvo que hacer acto de presencia. Aviso a navegantes.

Eso sí, los abucheos a Vinicius fueron la tónica constante desde el graderío. Un sonido presente durante prácticamente los noventa minutos. Cada vez que recibía el brasileño los silbidos se hacían presentes y copaban parte del sonido ambiente.

La decepción de los jugadores del Atlético tras irse perdiendo al descanso.

La decepción de los jugadores del Atlético tras irse perdiendo al descanso. REUTERS

Pero los ataques al futbolista brasileño desde la grada no fueron los únicos. Thibaut Courtois, exportero del Atleti, tampoco se libró de los constantes pitos cuando intervenía dentro de su área. 

Para más inri, Munuera Montero apuntó en su acta un aspecto fundamental: el lanzamiento de objetos al terreno de juego. El gol fue el desencandente y así lo proyectó en el documento. "En el minuto 17:29 se para el partido y se procede a realizar el protocolo establecido por la RFEF debido al lanzamiento desde la grada de varios mecheros y botellas vacías sin impactar en ningún jugador. Tras realizar el aviso correspondiente por megafonía el partido se reanudó sin más incidencias.", declaró en el acta del encuentro.

Una comprometida situación que empaña a un más lo vivido sobre el terreno de juego. El tropiezo rojiblanco deja tocado al equipo, que ya se dio de bruces contra el Bayer Leverkusen en Champions y acumula dos derrotas consecutivas sin ser capaz de levantar los brazos. Especialmente doloroso es éste último al ser contra tu máximo rival.

Rodrygo y Valverde bailan al Atlético

Dejando a un lado lo extradeportivo, aunque es difícil, los noventa minutos dejaron un vencedor en Civitas Metropolitano. Pese al ímpetu del Atlético de Madrid en ir a por encuentro, sólo un vencedor: el Real Madrid. Un 1-2 que plasmó lo visto sobre el terreno de juego. La solidez contra la falta de acierto.

Y es así, el equipo de Carlo Ancelotti se mostró implacable. Fue una roca en prácticamente todas las acciones, sin dejar nada al azar y con la cabeza bien amueblada. Ya sea por unas cosas o por otras, la solidez se reflejó en las dos áreas. Rodrygo y Valverde lo demostraron en una; la línea defensiva, en la otra.

Si el Atlético se desesperaba por no encontrar líneas de pase y huecos que percutir, al Madrid apenas le hizo falta encontrar un pequeño resquicio. Y sacó petróleo de él. Espoleados por su joven camada, encontrar la fisura y provocaron un terremoto. Valverde, Tchouameni y Rodrygo fabricaron el primer gol del partido. Casi una obra maestra. El poder del uruguayo, la precisión del francés y el instinto asesino del brasileño lo gestaron.

Hay veces que también aparecen los veteranos. Y como los del Madrid hay pocos, por no decir casi ninguno. Modric fue otro de los artífices del segundo gol blanco. Su conexión con Vinicius en una de las mejores jugadas del partido fue digna de elogio. Una pared, la precisión milimétrica del croata y la velocidad endiabla del carioca formaron tornado que sólo pudieron parar Oblak y el palo. Pero pocos más listos hay que 'El Pájaro' Valverde, que ya ha dejado el diminutivo atrás con su constante crecimiento.

Con eso le bastó al conjunto madridista para domar al equipo de Simeone. No se sintió cómodo en ningún momento y, salvo la inyección moral en los últimos minutos tras el gol de Hermoso, no hubo conato de rebeldía por parte del Atleti. Un cierre nefasto de jornada en el que el protagonismo recayó más en lo que ocurría fuera que dentro del césped. Un sinsentido que dejó agarrotado al Atlético fruto del buen hacer de su rival y del cúmulo de tensiones vividas en los últimos días. Una derrota dentro y fuera del campo.