Luka Modric volvió a tener otra de sus noches mágicas en el Santiago Bernabéu. La espectacular remontada del Real Madrid contra el PSG no existiría sin el buen fútbol del croata, que a sus 36 años retrató a estrellas como Leo Messi, dos años menor que él. Tras el pitido final estalló de alegría y tanto en el césped como ya en vestuarios dejó imágenes cargadas de sentimiento para esta leyenda.

Primero en el campo celebró con rabia la gesta del Real Madrid. Mirando siempre a las gradas del Bernabéu, donde los aficionados saltaban, gritaban y se abrazaban, él lo hacía con ellos desde la distancia. Levantando los puños, agarrándose el escudo... Luka era de los que más lo celebraba, quizás porque la experiencia le ha enseñado lo difícil que son las hazañas como esta.

La locura de Modric

En el vestuario, obviando la escena macarra que protagonizó Al-Khelaifi, Modric entró como un líder. De camino a él gritaba y se lanzaba sobre los hombros de uno de sus compañeros, David Alaba. Diez años en el Real Madrid y la enorme cantidad de títulos que ha levantado por el camino no le han quitado la ilusión por seguir celebrando por todo lo alto las conquistas especiales. La remontada ante el PSG lo fue.

Benzema y Modric se abrazan sobre el césped del Santiago Bernabéu EFE

Ya dentro del vestuario fue saludando a cada uno de sus compañeros y se abrazó con el héroe del partido (Karim Benzema), tal y como enseñan las imágenes publicadas por el Real Madrid. Luego tuvo el detalle de ir a hacer lo mismo con todo el cuerpo técnico, no sin antes desatar su euforia pegando un brinco agarrado a un poste que por allí encontró. Eterna juventud.

Gesto con Valverde

Por último, de regreso a la sala de sus compeñeros, tuvo un momento de cariño especial hacia Fede Valverde. Le besuqueó la cabeza y le felicitó por su partido porque Luka sabe que el uruguayo es uno de los recogerán su testigo en un tiempo y sabe que lo dejará en buenas manos.

Sobrenatural. Así es Modric dentro y fuera del campo. La edad dejó de valer en su caso hace ya mucho tiempo. Se conoce mejor que nadie y sabe la manera por la que debe seguir alargando su carrera sin perder su magia. Ante el PSG dio una nueva lección y luego tuvo su merecida recompensa en forma de celebración desenfrenada.