Zinedine Zidane y su Real Madrid están acostumbrados a las reivindicaciones. Eso sí, ninguna está a la altura de la que podría darse esta temporada si los blancos logran levantar alguno de los dos títulos por los que todavía pelea: La Liga y la Champions League.

Contra el Liverpool se vio al mejor Madrid, dejando allanado el camino a las semis de Champions y dando un chute de energía para lo que se viene el sábado, El Clásico contra el Barcelona. El club blanco está en una posición para poder sacar pecho por cómo se ha dado la temporada hasta ahora, cargada de lesiones por culpa del calendario y de los efectos de la pandemia en forma de positivos en la plantilla.

Zidane lo dijo antes del Liverpool: "¿Si se nos ha infravalorado? "Creo que sí. Nosotros nos merecemos respeto", decía en rueda de prensa. Un día después, tras ganar a los reds 3-1 en Valdebebas, toda Europa se rindió al poder de este Madrid capaz de plantar un pie en las semis de Champions cuando se le ha dado por muerto durante casi toda la temporada.

Así son Zidane y su Madrid. Capaces de 'resucitar' cuando más falta hace, para volver a ilusionar a su afición y volver a pelear por los títulos. Contra todo y contra todos. El éxito de este equipo gira en torno a una figura irrepetible e imposible de encontrar en otro sitio y esa es la del técnico francés, que se ha desecho de todos los estigmas y prejuicios que se le 'colgaron' desde que cogió las riendas del equipo por primera vez hace ya más de cinco años.

Vinicius y Zidane, durante un partido del Real Madrid EFE

Vestuario comprometido

Lo que funciona no hay por qué tocarlo y si hay algo que siempre ha sabido llevar bien Zidane ha sido su relación con el vestuario. El Real Madrid es un grupo unido, comprometido. El barco navega mientras todos reman al mismo ritmo, que es lo más importante.

Por eso Zidane ha sido capaz de tener a casi todo el equipo enchudado y ha insistido en no dejar a nadie atrás. Recuperó al mejor centro del campo del mundo (Modric, Casemiro y Kroos) y ha ido sacando lo mejor de los Nacho Fernández, Lucas Vázquez y, como se vio ante el Liverpool, Asensio, Vinicius y hasta Militao. Si hay algo en lo que Zidane pone a todos de acuerdo es que no hay otro que maneje igual un vestuario así.

No es un 'alineador'

Luego están las cualidades que siempre se le han renegado a Zidane. Se ha dicho de él que es un simple 'alineador', pero sobran las pruebas de que no es así. Esta temporada, cargada de problemas que no se pueden prever, ha sido la que más ha ido cambiando su equipo, dando la alternativa a esquemas que van mucho más allá de su 4-3-3 o el 4-4-2 en rombo, sus dibujos más utilizados.

Contra el Eibar jugó con un 3-5-2. Tres centrales y dos carrileros. Y le salió bien. De hecho, parecía que iba a ser la misma apuesta para el Liverpool por la baja de Varane, pero volvió al 4-3-3. Y le volvió a salir bien. Su trabajo de pizarra está siendo una de las claves de la temporada del Madrid. 

Genio táctico

También se dijo que Zidane no sabía de táctica, que sus planteamientos antes y durante los partidos eran pobres. Solo esta temporada ha ganado precisamente en esto a tres de los entrenadores que se presuponen de lo mejorcito en esto: Diego Pablo Simeone, Ronald Koeman y Jürgen Klopp.

En la primera vuelta de La Liga, el Madrid se impuso al Barça y al Atleti. Zidane ganó los duelos a los entrenadores rivales con sus cambios durante el partido. Contra el Liverpool, este martes, no le hizo falta eso ya que los blancos se comieron a los reds desde el principio. A base de poder en el centro del campo y de aprovechar los desmarques al espacio, el Madrid supo cómo hacer daño al Liverpool, apabullado por la fuerza blanca.

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