Todo o nada. El Real Madrid se juega gran parte de la temporada en estos siete días, pero Zidane se juega algo más. La clasificación para la siguiente fase en la Champions League es una obligación para los blancos, pero tendrán que certificarla en el Alfredo Di Stéfano ante el Borussia Mönchengladbach. Pero el sábado tendrá la cita por La Liga, ante un Atlético de Madrid que no falla y va lanzado a por el campeonato. Todo esto en el mes de diciembre, así es esta temporada loca.

Mientras los blancos ven por el retrovisor como el conjunto azulgrana está desangrándose en el campeonato nacional, su última mala racha de resultados también provocó que casi cada partido sea una final. El Atlético es líder con 26 puntos y dos partidos menos, los de Zidane solo tienen uno menos, por lo que eso deja aún menos red si los merengues quieren reeditar campeonato. Los rojiblancos son más que regulares y no dan margen al error.

Una regularidad que está a prueba esta semana para el Real Madrid. Explicar lo que está sucediendo este año es difícil, a los mismos jugadores y entrenadores les cuesta en las ruedas de prensa, pero todo se entiende a través del gran número de encuentros seguidos que están afrontando todos ellos. Zidane no ha conseguido esa fortaleza que sí mostró en el regreso del fútbol tras el parón por el coronavirus; quizá también tiene que ver que era solo una competición.

Zinedine Zidane, en El Olímpico de Kiev Reuters

Pero es el prestigio el que se ha puesto en duda. El equipo acumula más de un resultado este año que deja en entredicho el valor de su nombre, sobre todo en Europa. La forma en la que los merengues se han complicado el pase a la siguiente ronda es preocupante, ya que ha ganado al rival, a priori, más difícil, y ha caído o empatado ante Shakhtar y Borussia. No se concibe otra cosa que, después de 17 temporadas clasificándose para la siguiente fase, este miércoles el Real Madrid no pase.

Resiliencia

La llamada 'flor' salvó el primer 'match ball' en Sevilla con una victoria muy importante. Zidane consiguió sacar al equipo más unido que en toda la temporada y obtuvo una sufrida pero necesaria victoria. La capacidad de reacción de esta plantilla no tiene duda, ya que cuando necesitan ganar, como explicó Modric, lo hacen. Los blancos sacan su mejor versión cuando más lo necesitan y eso es una garantía para afrontar este año.

Zidane sigue el partido desde la banda del Sánchez Pizjuan REUTERS

El equipo tuvo ocasiones para hacer más goles ante el conjunto de Julen Lopetegui, jugó unos buenos 60 primeros minutos y, cuando no pudo más, aculó y consiguió desactivar al Sevilla desde el bloque bajo. El madridismo volvió a ver algo más parecido al Real Madrid postpandemia; un equipo fiable que, aunque la grada siempre pide más, por lo menos sirve para sacar adelante los encuentros. En esta temporada tan complicada, es lo que se pide.

El pasado a favor

Pero la gran prueba llega esta semana. La situación recuerda al mes de octubre del 2019 cuando una mala racha de resultados puso a Zidane contra la espada y la pared. El francés salió con naturalidad de esa situación y parece que el sábado encontró el camino, pero su futuro en la entidad blanca vuelve a pasar por lo que suceda en estos dos choques.

El técnico galo está perfectamente capacitado para sacar adelante una situación así. Su experiencia en el banquillo blanco ayuda a que desde la dirección deportiva se haya respaldado su posición de forma unánime. Ahora, ya no tiene más red. El prestigio y el honor del club están en juego, así como la capacidad de Zidane a los mandos de un vestuario.

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