El Real Madrid hizo los deberes y se llevó el triunfo por la mínima ante el Atlético Baleares (0-1), uno de los peores equipos de la categoría, para tomar aire y alejarse un poco más de los puestos de descenso.

Los hombres de Raúl González fueron superiores en líneas generales a su rival, pero tampoco lograron imponer el fútbol que se le exige a un equipo que hace no tanto estaba peleando con subir a Segunda División.

Pero lo importante es que el filial madridista sumó tres puntos que son muy necesarios para el devenir del campeonato. Llevaba tres jornadas sin ganar y estaba empezando a ver las orejas al lobo. Ahora, con este triunfo se aleja a seis de los puestos de descenso.

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El encuentro empezó con mucho ritmo. Los locales, necesitados de sumar los tres puntos para intentar soñar con la permanencia, salieron con mucha fuerza y dominaron al conjunto blanco en los primeros compases. Sin embargo, esta ligera superioridad no se vio reflejada en ocasiones de gol. 

El conjunto dirigido por Raúl González se mostró muy serios en defensa despejaron cualquier tipo de balón que llegaba a su área. Con balón tampoco tenían miedo y tocaban con calma a pesar de la presión de los locales. Fue una primera mitad con ritmo, pero con pocas ocasiones reales de peligro. La más clara, a los 36 minutos gracias a un tiro de César Palacios que atrapó bien el meta del Baleares.

Así se llegó al descanso, con empate sin goles en el marcador y con la sensación de que el partido podía caer de cualquiera de los dos lados. El Real Madrid necesitaba dar un paso más e intentar ir a por un triunfo ante uno de los equipos más débiles de la categoría.

Cambio de imagen

El filial madridista salió mejor en la segunda parte y comenzó a dominar con claridad al Atlético Baleares. Los chicos de Raúl tuvieron varias llegadas en los primeros compases avisando, pero no lograban perforar la meta rival. Álvaro Rodríguez tuvo en sus botas un mano a mano, pero no acertó. 

Minutos después llegó el premio a la insistencia. En una jugada comandada por Nico Paz, el centrocampista argentino puso un balón templado al área que acabó mandando a su propia portería Villapalos.

Con el tanto del Real Madrid, al Atlético Baleares no le quedó más remedio que asumir riesgos e ir con todo a por el gol del empate. Fue ahí cuando apareció la figura de Lucas Cañizares que despejó y paró todo lo que llegaba a su portería.

Sufrió mucho el Castilla hasta los últimos compases, pero acabó salvando la papeleta y se llevó un triunfo de oro en su lucha por evitar el descenso. Porque esa es la realidad del Real Madrid ahora mismo, no descender.