Una vez me pidieron recomendación sobre un tipo de aplicaciones Android muy concreto, los navegadores web. Me dijeron: «¿Tú cuál usas en tu móvil?». Qué pregunta, pensé yo. Al instante me asaltó la respuesta, pero no se la dije. En lugar de comentarle que yo no me complicaba la vida y elegía Google Chrome le dije que apostase por Firefox. Le compliqué la vida yo a él, claro. Bastó con una búsqueda en la Google Play Store.

¿Te has dado cuenta de cuántas versiones de Firefox para Android hay? ¿Y de Opera? Vale, de Chrome también hay unas cuantas, pero todas tienen un propósito: ofrecer la aplicación en determinados estados de desarrollo para que cualquiera pueda probar si funcionan de manera correcta. Firefox y Opera también poseen apps en desarrollo, pero no se quedan ahí: ambas empresas han creado navegadores con distintas funcionalidades que, se supone, apuntan a distintos públicos.

Volvamos con mi amigo, el que me pidió recomendación. Fue a la tienda de aplicaciones de su móvil, buscó Firefox, se aseguró de que las desarrolladoras eran las originales (ahí le enseñé bien) y se quedó en duda. ¿Cuál instalar? ¿Firefox normal o Firefox Focus? Como no se aclaraba escribió una nueva búsqueda. «O-P-E-R-A». El resultado fue peor.

¿Navegador web normal, en beta, nightly, especial para navegador privada…?

Vale, los desarrolladores ponen sus navegadores web a disposición del público para que accedan a la versión estable y también a la de desarrollo. Y luego realizan apps concretas que pueden apuntar a móviles de escasos recursos o a aquellos que necesitan más privacidad. Un usuario sin mucha idea hace una búsqueda, se encuentra con tantos resultados y no sabe qué instalar.

Tantas versiones de un mismo navegador terminan liando a quien busca la aplicación concreta

¿Para qué poner todas las versiones accesibles a los usuarios? Si hay modos de ofrecer acceso limitado en beta lo mejor es que Chrome, Opera o Firefox pongan sus navegadores experimentales detrás de esas barreras. La navegación web es vital para un móvil, de ahí que no deba ponerse en riesgo solo porque el usuario no sabe qué versión elegir.

Los navegadores web están de moda. Son vitales para un móvil, como decía, y ofrecen acceso a una cantidad de datos de usuario muy golosos. Porque no creas que la principal motivación es ofrecer acceso a Internet, no: buscan convertirse en el navegador predeterminado para así obtener tráfico directo de uso. De ahí que exista cada vez más especialización y que todas las empresas se hayan lanzado a renovar de manera constante sus navegadores.

¿Por qué no hacer un navegador web completo, privado y ligero en lugar de crear varios?

Esta es la duda que me ronda la cabeza después de que me la trasladase mi amigo. ¿Cómo es posible que existan tantas versiones de un mismo navegador? ¿Realmente son tan distintas como para que necesiten encontrarse todas listas para descargar e instalar? Yo creo que no.

La mayor parte de usuarios de Android no necesita un navegador experimental, tampoco uno que aporte extensiones complejas o funciones incapaces de entender. Lo necesario es un navegador web que no consuma exagerados recursos, que navegue rápido por las páginas, que las renderice sin generar ralentizaciones y que, en definitiva, ofrezca una experiencia satisfactoria de navegación. Todo esto puede ir en una misma aplicación, no hacen falta dos. Ni tres.

Un navegador web privado, que no sea pesado, rápido… ¿Para qué hacen falta varias versiones?

Me parece lógico que cada uno tenga un navegador personal. Algunos usan el nativo, como yo. Otros apuestan por Brave, algunos por el navegador de Samsung, incluso por Firefox. Pero la cosa se complica cuando hay que elegir entre las distintas variaciones porque la única solución es tenerlas todas instaladas. ¿Que quieres una navegación privada? Firefox Focus. ¿AdBlock? Abres Samsung. ¿Que buscas las herramientas experimentales de Chrome? La versión Canary. En definitiva, una carpeta de navegadores instalados tan grande como el bloatware del teléfono. Yo no quiero eso.

Después de dar vueltas, de probar navegadores, de llenar medio almacenamiento con aplicaciones de navegación, mi amigo decidió ir a lo sencillo y se quedó con Google Chrome. «Estable, por supuesto», me dijo. Le entiendo perfectamente.