Cuando la economía se enfría, los primeros en notarlo en términos de empleo suelen ser los colectivos más vulnerables. Los mismos a los que el Gobierno ha querido blindar con la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) pactada con los agentes sociales y aprobada en Consejo de Ministros este martes. Un día en el que la desaceleración y la incertidumbre laboral han dejado los peores datos de paro registrado de los últimos seis años y una preocupante caída de la afiliación.

Aceptando su papel de agente negociador, el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, pactó con sindicatos y el nuevo Gobierno de coalición esa subida de 50 euros mensuales (en 14 pagas) para quienes cobran menos.

Sin embargo, las empresas a las que representan él y el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, no se fían de la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y están ya ajustando el empleo para prepararse para el peor escenario que se puede abrir si se deroga la reforma laboral.

Ese miedo se nota ya en los datos presentados por el Ministerio de Trabajo, que confirman que en España se firman menos contratos hoy que hace un año.

En concreto, en el primer mes de 2020 se cerraron 1,76 millones de contrataciones, un 5,02% menos que en 2019. Y los contratos que más se resintieron fueron los temporales -que afectan a los trabajadores más vulnerables- con una caída del 5,42% frente a hace un año.

El mes de enero suele ser malo para el empleo por el fin de la campaña de Navidad. Sin embargo, los datos del paro registrado en el arranque de 2020 se han cebado con el campo con una intensidad preocupante.

Aunque el Gobierno ha atribuido a la mala cosecha de la aceituna que el sector agrario haya destruido de golpe en el último mes 15.217 empleos, los datos confirman que las protestas de los agricultores extremeños son fruto de una preocupante situación de la economía rural.

"Si se destruye más empleo, afectará a quienes se ha prometido cuidar en la lucha contra la desigualdad"

También en el colectivo de las empleadas del hogar ha caído la afiliación en los primeros 31 días de 2020 en 13.570 personas. Este grupo de trabajadores está directamente afectado por la subida del SMI.

Enero también fue un mal mes para los datos de paro femenino, puesto que el aumento del desempleo fue mayor entre las mujeres (+3,36%) que frente a los hombres (+2,15%).

Y entre los jóvenes también se resintieron más las cifras de desempleo (con un aumento del 3,05%) que entre los mayores de 25 años (con un aumento del 2,84%).

Los primeros datos de Yolanda Díaz como ministra demuestran que la cartera que ha recibido guarda el veneno de los efectos de la desaceleración en un frasco que se puede romper por sus promesas electorales en materia laboral. 

Tanto el Gobierno, como todos los servicios de estudios prevén que en 2020 la economía española crezca por debajo del 2% y la creación de empleo se resienta. Pero auguran unos tímidos datos positivos gracias a la herencia de la reforma laboral del PP que Díaz se dispone a derogar no sabemos si total o parcialmente.

Ante el temor de que el Gobierno de coalición endurezca las condiciones de los despidos en un contexto de menor crecimiento, los empresarios están adelantando decisiones de despido ya desde el pasado año.

Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, el número de trabajadores afectados por ERE se disparó entre enero y octubre de 2019 en un 56,4%, con 71.079 empleados afectados.

Los datos de paro registrado en enero podrían ser solo un aperitivo. Se prevé una nueva subida en febrero.

Las previsiones de Adecco para el mes de febrero no invitan al optimismo en materia de empleo, puesto que prevén una nueva subida del paro hasta los 3.263.400 personas. 

Y la CEOE ya ha advertido que, si se deroga la reforma laboral, los datos anunciados este martes serán solo el aperitivo de lo que está por llegar.

La Encuesta de la Población Activa del último trimestre de 2019 podría haber sido un espejismo. El nuevo Gobierno se estrena con una destrucción de nada menos que 244.000 empleos. Y los empresarios advierten: "aunque pactemos, lo peor puede estar por venir". Si se cumple su amenaza, los trabajadores más afectados serán los más vulnerables, aquellos a los que se ha prometido cuidar en la lucha contra la desigualdad.