Nueva York (enviado especial)

Rafael Nadal hizo prácticamente de todo antes de sentarse en la sala de prensa del Abierto de los Estados Unidos tras ganarle la final a Kevin Anderson. Todavía vestido de tenista, el mallorquín fue de televisión en televisión con la copa de campeón bajo el brazo, regresó a la pista Arthur Ashe para hacerse una foto con los suyos y pasó el control antidopaje habitual después de la final. Cuando se sentó frente a los periodistas, bien pasadas las nueve de la noche, el número uno del mundo llevaba una camiseta especial fabricada por Nike, con la ciudad y la fecha de sus 16 títulos del Grand Slam grabados en la espalda, todos en negro salvo el último, resaltado en rosa. Al abrirse el turno de preguntas en castellano, la primera intervención fue directa a ese 10 de septiembre de 2017, el día de su tercer trofeo en Nueva York. ¿A qué nivel emocional está su última conquista?

“No me gusta comparar”, respondió el número uno del mundo. “Al final, cada victoria tiene un significado especial. Para mí, esta es una forma fantástica de terminar la temporada de los cuatro grandes: jugando a un nivel alto, compitiendo bien y sobre todo ganando un torneo que es muy importante”, prosiguió el balear. “Ha sido un año apasionante desde el primer minuto. En todos los torneos he tenido la sensación de que estaba luchando por cosas importantes. Esto es lo que me hace más feliz. Obviamente, los resultados han ido saliendo y así todo es más fácil. Ganar mi décimo Roland Garros fue algo único y difícil de comparar a nivel emocional. Y ganar otra vez aquí en Nueva York también”, añadió el mallorquín. “Si miras de dónde venía, haber conseguido todo esto… Me siento muy afortunado”.

“Es algo increíble para mí”, le siguió en la puerta del vestuario Toni Nadal, su tío y entrenador. “Cuando tenía 12, 13 o 14 grandes también lo era, porque cuando uno empieza no piensa que pueda llegar a este nivel. Estoy muy contento de ver a mi sobrino levantar otro trofeo y saber que ha dado un paso más en la historia”, insistió el técnico balear. “Ha ganado un nuevo torneo en pista rápida, algo que no ocurría desde 2014. Estamos muy contentos de volver ganar un Grand Slam, que sea el 16 y estar además en disposición de luchar por el número uno a final de año”, se despidió el preparador balear.

“Sinceramente, a mí me dejó de sorprender cuando vi su progresión”, reveló Carlos Moyà, otro de los entrenadores del español. “Cuando vi lo rápido que iba quemando etapas, ganando Wimbledon, logrando cosas que eran impensables para el tenis español en ese momento… sinceramente ya no me sorprende nada”, reiteró el ex número uno del mundo. “Cuando llegué al equipo de Rafa sabía que había jugador para rato, que si las lesiones le respetaban y seguía entrenando con esas ganas el buen tenis iba a llegar. A partir de ahí, estamos hablando de un grande y todo es posible”.

Ese todo es posible” que dice Moyà queda confirmado con el espectacular 2017 de Nadal (la reconquista del número uno, dos grandes, tres títulos más y otras dos finales), pero también apunta al futuro, en el que el mallorquín se va a jugar con Roger Federer el privilegiado lugar de mejor jugador de la historia que ahora mismo ocupa el suizo, al menos por número de grandes (16 a 19).

“No necesito ningún tipo de estímulo como ese, y lo digo muy en serio”, reconoció el balear. “No pienso si Federer ha ganado dos torneos, 12 o 24. Yo hago mi camino. Me motiva mi carrera, no la carrera de los demás. Soy feliz haciendo lo que hago y uno siempre podría estar frustrado mirando al resto. No me planteo si Federer ha ganado dos torneos y yo otros dos. Si hay alguien que es mejor, bienvenido sea, le felicitas y te vas a casa”, insistió Nadal. “Al final, en la vida uno siempre puede estar frustrado: siempre hay gente que tiene más dinero que tú, siempre hay gente que tiene más casas que tú, tienes un barco y hay alguien que lo tiene más grande… La vida no consiste en eso, la vida también consiste en conformarse y ser feliz con ello. Conformarse no significa no querer más, pero uno no puede estar mirando siempre alrededor”, reflexionó el español. “No necesito pensar en si voy a coger a Federer para motivarme. Voy a seguir trabajando y luchando para intentar conseguir más títulos sin pensar en los demás”.

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