Nueva York (enviado especial)

Ocurrió sin ganárselo dentro de la pista, exactamente cómo no deseaba, pero eso no le quita méritos al logro: a los 23 años, Garbiñe Muguruza se convertirá en la nueva número uno del mundo el próximo lunes y pasará a dominar el circuito femenino por primera vez en su carrera. La derrota de Karolina Pliskova en los cuartos de final del Abierto de los Estados Unidos (6-7 y 3-6 ante CoCo Vandeweghe) despejó el camino de la española, que será la segunda tenista nacional en llegar a lo más alto del ranking tras Arantxa Sánchez Vicario (se estrenó en esa posición el 6 de febrero de 1995) y la número 24 de siempre en dominar la clasificación desde que la WTA estableció el sistema actual para contabilizar el ranking en 1975.

“Estoy muy contenta de ser la próxima número uno, es algo muy especial”, reconoció a través de un comunicado Muguruza, que sabiendo lo que estaba en juego siguió el partido entre Pliskova y Vandeweghe en su casa de Ginebra, acompañada de los suyos. “Siempre sueñas con este momento, pero es una de esas cosas que te guardas para ti”, añadió la española. “En cada cumpleaños, cada vez que soplaba las velas, el deseo siempre era el mismo: ser la mejor. Y ahora ha llegado”.

Muguruza, derrotada en los octavos del último grande por Petra Kvitova, asalta en septiembre la cima gracias a la combinación de sus buenos resultados (títulos en Wimbledon y Cincinnati, entre otras muchas buenas actuaciones) y a las turbulencias del circuito en 2017, donde hasta tres jugadoras distintas se han repartido el control de la clasificación (Angelique Kerber, Serena Williams y Pliskova) como consecuencia de la falta de una líder que domine como en el pasado. 

A eso precisamente se enfrenta la española. De ahora en adelante, Garbiñe inicia el desafío de intentar mantenerse arriba (estrenará el uno en el torneo de Tokio, que arranca el próximo 18 de septiembre) hasta finales de temporada (clasificada para la Copa de Maestras de Singapur, a falta de que se haga oficial) y darle continuidad a su poderosa condición en 2018.

Así, el número uno de Muguruza deja al tenis español en una posición asombrosa: si Rafael Nadal consigue mantenerse en la cima del circuito masculino después del último grande del curso, algo que a día de hoy tiene al alcance de la mano porque depende de sí mismo, España será el país que dominará ambos circuitos, algo que solo Estados Unidos y Alemania han conseguid a lo largo de la historia. Impresionante.

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