Nueva York (enviado especial)

Al crecimiento de Pablo Carreño todavía no se le ve el techo. El domingo por la mañana, el español se clasificó para los cuartos de final del Abierto de los Estados Unidos tras derrotar 7-6, 7-6 y 7-6 a Denis Shapovalov y se fabricó la opción de hacer algo importante en el último grande del año, porque por la parte baja del cuadro no hay ningún cabeza de serie que sea superior y la ventana está abierta para que alguien se atreva a entrar por ella. El martes, el español jugará por una plaza en las semifinales frente a Diego Schwartzman, que medio cojo ganó 7-6, 7-6, 2-6 y 6-2 Lucas Pouille.

“Ya lo he dicho muchas veces, la experiencia en el tenis es muy importante y durante algunos momentos de mi carrera no he ganado partidos por esa falta de experiencia”, reconoció Carreño tras alcanzar los segundos cuartos de Grand Slam de su carrera, esta vez sin ceder un solo set. “No soy un fuera de serie, soy un jugador que ha trabajado mucho para estar aquí. Hay momentos en los que me cuesta atreverme y ser valiente, pero la experiencia que tengo de lo que pasó este año en Roland Garros me ha servido mucho. Me ha ayudado, por ejemplo, para jugar los desempates hoy”, prosiguió el español, que hace unos meses llegó a cuartos en París (tuvo que retirarse ante Rafael Nadal por una lesión abdominal), hasta ahora su techo en un grande. “Estoy en el mejor momento de mi carrera, lo dice el ranking y también los resultados. En Roland Garros me notaba jugando un poquito mejor, pero ahora mismo también estoy jugando muy bien”.

Con 18 años, Shapovalov compitió los octavos convertido en el jugador más joven en esa ronda del último grande de la temporada desde 1989 (Michael Chang). El canadiense, que en el Masters 1000 de Montreal llegó a semifinales dejando por el camino a rivales de la máxima exigencia (Rafael Nadal o Juan Martín Del Potro), fue capaz de superar la fase previa en Nueva York para sumar luego tres victorias y pelear por el pase a cuartos con Carreño, consciente de que la sangría de candidatos al título ha provocado un interesante escenario que todavía no tiene dueño claro. 

Carreño, en cualquier caso, salió a jugar los octavos aceptando que era el favorito en el partido. Esa condición, que todo el mundo quiere, pero que luego le quema las manos a muchos, ayudó al español cuando las cosas se pusieron muy feas. Durante la primera manga, Carreño fue capaz de remontar un 2-5, de salvar luego tres puntos de set con su saque (buscando el 6-6) y de llevarse el tie-break con un aplomo que le había costado encontrar en los primeros juegos. Durante el segundo, el número 19 no tembló pese a perder su servicio cuando sacaba para amarrar el segundo parcial (5-3) y de nuevo le ganó el pulso a Shapovalov en el desempate. En el tercero, y tras anular dos bolas para 0-4, el gijonés volvió a llevarse otro tie-break jugado de maravilla, con valentía y acierto.

Carreño, golpeando un revés ante Shapovalov. Robert Deutsch Reuters

Shapovalov, que llegaba al cruce desatado por sus actuaciones en los últimos tiempos, se marchó dolido por la forma de perder: en tres desempates (su territorio), con el cuchillo entre los dientes (54 ganadores) y con el apoyo de la pista central, que se volcó a coro con el adolescente. A Carreño le dio igual: con una superioridad incuestionable, el gijonés le birló los tres tie-breaks, llegó por segundo grande seguido a cuartos y encaró la recta final del Abierto de los Estados Unidos con mucho que ganar, y con las ideas clarísimas para poder aspirar a hacerlo. 

“Lo de meterme en el top-10 no lo pienso la verdad, estoy pensando solo en el torneo”, confesó Carreño, que con el triunfo se garantizó salir como número 13 del mundo (su mejor posición de siempre) y se metió de lleno en la carrera por llegar a la Copa de Maestros de Londres. “De momento, tengo una oportunidad muy buena de seguir pasando rondas aquí, pero no es un regalo. Si los cabezas de serie han perdido es por algo”, prosiguió el español, que hasta los cuartos solo se ha cruzado con rivales de la fase previa, algo inédito.

“Pero el nivel actual es muy alto y cualquier jugador te puede ganar un partido, avisó. Al final, tienes que estar concentrado durante todo el encuentro para marcar esa diferencia que te haga ser mejor. No creo que el camino que me queda vaya a ser fácil. Los cuatro partidos que he tenido hasta ahora han tenido sus dificultades”, reiteró. “Todo el trabajo que he hecho, todos los momentos de sufrimiento, se ven recompensados”, celebró Carreño. “No es fácil llegar a cuartos de un Grand Slam y lo he hecho en los dos últimos que he jugado”, subrayó. “Voy evolucionando como jugador, voy creciendo, y cada vez confío más en mí. Esa es la clave”.

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