Nueva York (enviado especial)

La altura De Diego Schwartzman (1,70m) es lo primero que llama la atención del rival de Pablo Carreño por las semifinales del Abierto de los Estados Unidos, una oportunidad única de pegar un bocado de los que pasan a la historia. El argentino, que llega al encuentro pendiente de una sobrecarga muscular en el aductor de la pierna derecha, disfruta de los mejores días de su carrera después de trabajar con ahínco para competir con un nivel espectacular. 

Antes del duelo del martes contra el español, Schwartzman se sentó con este periódico en una de las salas de entrevistas del torneo para radiografiar la claves de su éxito, que son tan simples como eficaces.

VÍDEOS CONTRA LA ALTURA

“He visto vídeos de un montón de jugadores que no eran altos. Actualmente, estamos en una era de tenistas casi gigantes, pero hace 10 años había muchísimos jugadores con una estatura media y que jugaban los puntos desde el fondo. He visto muchos partidos de ellos para aprender y también de algunos jugadores de este tiempo. Ferrer, Nishikori, Nalbandian, Coria, Gaudio, Puerta… hay muchos ejemplos. En los últimos años, en los que el juego se ha vuelto más rápido, los jugadores altos con buena técnica lo supieron aprovechar

Obviamente, en lo que más afecta mi altura es a la hora de sacar. Por eso, lo más importante es que con los años he ido mejorando muchísimo mi servicio. Por ejemplo, en el partido contra Pouille saqué genial y eso me sirve para convencerme de que puedo seguir haciéndolo en el futuro. Ahora mismo me está ayudando mucho restar a un gran nivel. Poder romper tantas veces el saque del contrario me da mucha confianza. Pero sí, he tenido que trabajar muchas cosas, desde mi cuerpo hasta el aspecto mental. Tengo asumido que mis partidos van a ser mucho más largos que los de la mayoría de mis rivales porque debo jugar todos los puntos”.

LA EXPERIENCIA DEL DÍA A DÍA

“Los años me han hecho crecer mucho, muchísimo. Estar en el circuito y compartir el día a día con grandes jugadores, entrenarte con ellos y enfrentarte luego en la pista… todo eso hace que uno internamente no quiera salir de este mundo. Y lógicamente eso te obliga a mejorar y a fijarte en todos los pequeños detalles, tanto dentro como fuera de la pista. En mi caso, con los años he ido mejorándolo todo, incluidos los aspectos insignificantes que después tienen un gran impacto en el juego”.

UN CARACTER DIVERTIDO

“Trato de ser muy social, aunque a la vez soy vergonzoso. No soy tímido, porque tímido es otra cosa, pero soy muy vergonzoso con cosas mías. Aunque mi carácter es así: saludo a todo el mundo, me gusta hablar con todo el mundo y es muy difícil que esté de mal humor, pocas veces me ocurre eso. 

En el vestuario estoy todo el día bromeando y durante la Copa Davis ya es increíble. Intento ser lo más divertido posible. Hay momentos en los que no, pero ahí se tiene que preocupar el que esté a mi lado porque si no estoy haciendo chistes algo está pasando…”.

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