Francia, obviamente, puede sonreír: está clasificada para octavos de final y tan solo tiene que certificar su pase como primera o segunda de grupo. Aunque, eso sí, ni deslumbra, ni atrae, ni alegra, ni juega. No, no lo hace. Fue peor en su primer partido, contra Australia (2-1), pero ganó gracias a dos goles dados por el VAR. Y, en el segundo, más de lo mismo: tan solo necesitó un tanto para sumar los tres puntos. El resto lo hizo Perú. Ellos fueron los que jugaron, los que crearon ocasiones y los que dieron espectáculo. Da igual. Cayeron y ya está, ponen fin a su sueño mundialista [narración y estadísticas: 1-0].

Perú, por ejemplificar, es como ese amigo suyo que va a la discoteca y lo intenta. Todas las noches, sin pasar por alto ninguna, trata de encontrar a su chica, el amor de su vida. Y además lo hace con mimo, delicadeza y buenas maneras. Es, por decirlo de algún modo, un tipo divertido, alguien con quien da gusto hablar. Pero, finalmente, no consigue echarse novia. Pasa un día, otro… y acaba dejándolo. Para qué, pensará. Toca dedicarse a otra cosa. Pues bien, la selección dirigida por Ricardo Gareca ha hecho eso mismo. Ha puesto todo de su parte, ha jugado al fútbol y se ha dejado el alma en el campo. No importa. El fútbol no ha querido responderle.



Ni siquiera tuvo suerte cuando todo parecía que podía cambiar. En la segunda mitad, Perú tuvo hasta tres buenas ocasiones para empatar: un disparo de Aquino que dio en la cruceta, un tiro de Carrillo que se marchó demasiado alto y una intentona de Advíncula que se esfumó cerca del palo. ¿El resumen? Ningún gol en dos partidos. Demasiado poco para una selección –da igual el nombre– que ha pagado la novatada y la experiencia de quien llega de nuevas a un Mundial tras mucho tiempo sin saber qué hacer.



Esa es una cara de la moneda. La otra es la de Francia. La selección de Deschamps es ese amigo suyo guapo, que impone, tiene encanto y no necesita mucho para conquistar a cualquiera –chicos, chicas o lo que cada uno quiera–. En dos partidos, ha marcado tres goles: uno de penalti, otro ‘fantasma’ que aprobó el VAR y un último de Mbappé, que tan solo tuvo que empujarla para darle la victoria a su equipo frente a Perú (1-0). Dicho y hecho. El primer objetivo era conseguir la clasificación y ya lo han hecho.



Ahora, tendrán en su mano pasar como primeros de grupo. Eso sí, con un biscotto para terminar. Un empate en la última jornada le daría la primera plaza a Francia y la segunda a su rival, Dinamarca. Una posibilidad real y que se podría dar perfectamente. Al fin y al cabo, a ambos les favorece. Entonces, ese amigo guapo también sería un estratega y, a partir de ahí, a soñar. La subcampeona de Europa se lo cree: tiene equipo, calidad, talento y determinación. Le falta juego. Pero eso es lo de menos, bien lo saben los italianos.

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