José Antonio Camacho es una fábrica de virales y hay que quererlo. Cuando era entrenador del Espanyol no existía Twitter ni redes sociales, pero seguro que las patadas que daba a la valla publicitaria que tenía delante del banquillo hubieran sido carne de gif, igual que las míticas broncas que echaba a sus jugadores si se acercaban con un corte que a él no le parecía gran cosa:

Tampoco había Twitter durante el Mundial de Corea y Japón, pero sus ya famosísimas ronchas pueden considerarse un viral antes de los virales.

camacho

Pero en el Mundial de Sudáfrica sí que había Twitter, y sus celebraciones fueron míticas, desde los golpes que se daba con el micro en la boca hasta el mítico "Iniesta de mi vida". Bueno, y luego estaba cuando cantaba goles que no habían sido. Todo muy glorioso.

Uno pensaba que Camacho ya no podía dar más de sí, que solo podría vivir de repetir viejos hitos como celebraciones descocadas o frases sin mucho sentido. Pero no, ha logrado superarse.

El partido frente a Irán fue bastante tenso y cuando vives las cosas con la intensidad de Camacho llega un momento que no estás para muchas tonterías. Tras el partido, Telecinco emitió una tertulia deportiva de alto nivel presentada por Joaquin Prat en la que participaron pesos pesados del análisis deportivo como el Conde Lecquio y Kiko Matamoros, o periodistas deportivos habituados a moverse por gallineros como Siro López. 

En un momento dado, conectaron con el equipo desplazado a Kazán. Camacho y Kiko se mantuvieron en silencio mientras Manu Carreño hablaba con el plató. Entonces Joaquín Prat lanzó la invitación de que se unieran al debate y el gesto de Camacho habla por sí solo. Y el sutil gesto de Carreño de que parase, también.

Desde hoy, Camacho representa a muchos aficionados al deporte que opinan que una tertulia postpartido no debe tener una alineación con canteranos salidos de Sálvame.