"Piqué, cabrón, España es tu nación". "Piqué, cabrón, fuera de la selección". "No nos engañas, Cataluña es España". Pitidos, silbidos, insultos, gritos. Gerard Piqué tuvo en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas el recibimiento que seguramente esperaba. Sus palabras tras el Barça-Las Palmas de Liga y su tradicional significación política a favor del derecho a decidir y del referéndum ilegal del 1-O se lo han granjeado. Aplausos en Barcelona. Todo lo contrario en Madrid. Ahora, la pelota está en su tejado, pero también en el de Julen Lopetegui y la Federación Española de Fútbol, pues entre todos deberán decidir si el central catalán sigue siéndolo también de España. Las opiniones del resto poco importan, aunque sus compañeros apuestan por darle continuidad y los aficionados...

Pitidos a Piqué en Las Rozas

En los escasos 23 minutos que la selección española tomó contacto con el césped de la Ciudad del Fútbol, el espíritu de la afición de España tuvo tiempo más que suficiente para expresarse. No fueron sus mensajes diferentes de aquellos que atestaron las redes sociales, especialmente Twitter con su hashtag #PiqueFueraDeLaSelección, pero se escucharon más alto, mucho más alto.

Curiosamente fue esa misma Guardia Civil a la que Piqué criticó vía Twitter ya desde la concentración de la selección la que salió en defensa del jugador del FC Barcelona. Tanto subió el tono en la grada, que agentes de la Benemérita tuvieron que intervenir para calmar los ánimos primero y, después, para retirar alguna pancarta cuyo contenido superaba lo aceptable incluso para una tribuna futbolera donde se permiten cosas que no se permiten en ningún otro lugar.

Lo que no parece tan aceptable a ojos de la RFEF es la posición en la que Piqué ha puesto a la Federación y a Julen Lopetegui. El equipo nacional está sobradamente acostumbrado a los pitidos a Piqué. Los sufrieron en León. Los padecieron en Logroño. Los soportaron en el Santiago Bernabéu... La lista es cada vez mayor y no será por falta de apoyo de sus compañeros. Sergio Ramos, Dani Carvajal o Marco Asensio llegaron incluso a recibir críticas de un sector del madridismo por pedir que no se silbara al central catalán en los prolegómenos y durante el encuentro frente a Italia en el que España se jugaba la mayor parte de sus posibilidades de clasificación directa al Mundial de Rusia 2018.

Aquel día pitó el Bernabéu con ganas. Y casi con las mismas lo hizo este lunes una grada mucho más pequeña pero prácticamente igual de ruidosa en Las Rozas. Un recordatorio de lo incómodo que podría ser el encuentro de este viernes ante Albania en Alicante, en el Estadio José Rico Pérez, donde la selección podría conseguir su clasificación al próximo Mundial de forma matemática. Sin embargo, el foco informativo no estará ahí, ni en la alineación, la defensa de tres o de cuatro, el problema del 9 o las ausencias de Iniesta o Morata.

No, el interés estará en Gerard Piqué y en consecuencia desdibujará y trastocará todos los planes de Lopetegui. El seleccionador, el mismo que completó la "transición dulce" iniciada por Vicente del Bosque en la portería de España, se ve ahora en la picota, en el ojo del huracán por un problema que él mismo y muchos otros jugadores vascos y catalanes han conseguido mantener en un segundo plano durante toda su carrera profesional. Y no sólo eso, Lopetegui tendrá que gestionar cómo afecta esta situación al resto de la selección y las reacciones de los diferentes jugadores respecto a Piqué dentro del vestuario.

"Hasta donde yo sé, Gerard es querido. Me parece sano que sea así, no veo mal ambiente. Es uno más. Espero y deseo que las circunstancias se vayan amainando", reconoció el seleccionador nacional este lunes por la noche en El Partidazo de COPE. "Le tocará echar agua fría a esta situación, como a todos. Nos jugamos el trabajo de año y medio, necesitamos estar centrados contra Albania", declaró también.

"El compromiso de Piqué es bárbaro. No veo por qué no tengo que traer a alguien con disposición, buen comportamiento... La prioridad está absolutamente centrada en el fútbol [...] El comportamiento de Gerard en la selección es extraordinario [...] No estamos clasificados (para el Mundial). Por eso lo más importante es esto, no lo demás. Cuando consigamos la clasificación, iremos solucionando los problemas uno a uno", sentenció Lopetegui en las ondas.

Con respecto a la postura del resto de internacionales, Sergio Ramos ya respondió durante un evento publicitario ("El tuit de Piqué no es lo mejor si quieres que no te piten") y es probable que el nerviosismo se extienda de nuevo al vestuario como ya sucedió en la época de José Mourinho como técnico del Real Madrid y aquellos aguerridos Madrid-Barça. También es posible que esos nervios pasen a los otros jugadores catalanes de la concentración (Sergio Busquets, Marc Bartra y Jordi Alba) e incluso que afecten a la propia convivencia del grupo.

Piqué bromea con Jordi Alba ante la mirada de Lopetegui durante el entrenamiento en Las Rozas. Efe

Por el momento son pocos los internacionales que se han manifestado, aunque todos lo han hecho en la misma línea. Así, mientras el jugador del Chelsea Pedro Rodríguez ha manifestado su admiración por quien fuera su compañero en el Barça ("El compromiso que siempre ha demostrado con la selección es intachable, incontestable, siempre ha respondido de la mejor manera posible") y por sus ideas y la forma de defenderlas ("Tienes estas ideas, estos ideales, estos valores, los defiende y es valiente defendiendo estas ideas sabiendo que se puede poner a mucha gente en contra"), el también canario Jonathan Viera ha pasado de puntillas por la polémica: "Opiniones hay muchas, la gente es libre. Si él está aquí es porque está comprometido con la Selección. No hay que dudar de él".

Cuestión bien diferente es la actitud que vayan a tomar la RFEF y el propio Lopetegui respecto de Pique. Por el momento se especula con una posible reunión a tres bandas en la que el futbolista comunique de forma oficial cuáles son sus intenciones. Desde el ente federativo no quieren ser los responsables de una decisión que podría implicar prescindir de uno de los mejores centrales del mundo y quieren que sea el propio jugador quien se manifieste primero de puertas hacia dentro y, después y en caso necesario, públicamente.