La FIFA no quiere saber nada de la Superliga europea. Gianni Infantino, presidente de la organización, se ha pronunciado públicamente sin mostrar una notable comodidad con la idea. El máximo representante del organismo ha subrayado que está "interesado en la Copa Mundial de Clubes" y "no en la Superliga".

Unas palabras que no han pasado desapercibidas, pues en un primer momento se había situado a la FIFA detrás del impulso de esta Superliga entre los grandes de Europa. Infantino ha recalcado en medios suizos que "no se trata del Bayern Múnich contra el Liverpool, sino del Bayern contra Boca Juniors". Es decir, de fomentar los encuentros a gran nivel entre equipos de diferentes continentes.

El líder de la FIFA ha explicado que si bien "el Liverpool tiene 180 millones de aficionados en todo el mundo", el "Flamengo tiene 40 millones" y de ellos solo uno estaría fuera de Brasil. Sin embargo, el club de la Premier puede que tenga "5 millones de hinchas en Inglaterra y 175 millones en todo el mundo". Una vez más, recalcando esa idea de globalización de cada equipo.

Infantino, presidente de la FIFA, y Ceferin, presidente de la UEFA FIFA

Por ello, Infantino ha concluido que quiere que "los clubes de fuera de Europa sean atractivos a nivel global en el futuro", porque su visión es "tener 50 clubes y 50 selecciones nacionales que puedan convertirse en campeones del mundo". La FIFA, por lo tanto, se aparta por completo y de forma inmediada de la idea de la Superliga.

Este formato no es algo casual y ya lleva tanteándose durante los últimos años. Con la crisis de la Covid-19, que también tendrá consecuencias económicas para la UEFA y su Champions League, impulsar esta competición entre los grandes de Europa había vuelto a cobrar fuerza. En un primer momento se dijo que contaba con el respaldo de la FIFA, pero Infantino no ha querido quedarse en medio de los rumores.

Según las informaciones publicadas, la Superliga contaría con mejores condiciones económicas que las que gozan actualmente los clubes continentales. Además, en esta ocasión estaría liderada a nivel organizativo por varios equipos de la Premier League y por el fondo de inversión JP Morgan, con gran recorrido en el mundo de los negocios. 

Sería lo más parecido a una Euroliga, competición por excelencia en el baloncesto europeo, pero adaptada al mundo del fútbol. A pesar de ser positiva para los clubes participantes, es un hecho que la UEFA y su Champions League quedarían muy tocadas y sin apenas relevancia.

Trofeo de la Champions League Reuters

La UEFA busca innovar

La organización liderada por Ceferin no quiere quedarse atrás y en los últimos días ha venido adelantando posibles modificaciones de su formato para las próximas temporadas. En un primer momento, y de forma pública, se abrió la puerta a disputar una final a ocho a partir de 2024. Las sensaciones tras el formato exprés de Lisboa han sido positivas y mantener esa forma de competición dentro de unas temporadas no se descarta.

Pero, además, en privado también se han filtrado intenciones que han acabado en manos de la prensa. Entre otras, se piensa en ampliar el número de clubes a 36, aumentando también los participantes de cada grupo o, en otra forma de organizar la Champions, permitiría crear una especie de liga regular muy similar a la Superliga.

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