El Instituto Nacional de Estadística (INE) establece que el apellido más común en España es 'García' con 1.462.923 personas que lo llevan, seguido de Rodríguez, que sería el segundo más frecuente y lo llevan en nuestro país 927.056 personas. 

En cualquier caso, en el territorio español también encontramos otros apellidos que no son originariamente castellanos, sino que provienen de otros países y otras culturas, como, por ejemplo, de origen francés. ¿Y en el caso de Reino Unido? Una pregunta clave sería: ¿es posible que haya apellidos de origen inglés en España?

Apellidos españoles de origen inglés

Algunos de los apellidos más frecuentes en inglés son: 'Smith'; 'Jones'; 'Williams'; 'Brown'; 'Taylor'; 'Davies' y 'Wilson', entre otros... Estos son apellidos originariamente ingleses que, sin embargo, por diversas cuestiones, tienen presencia en España.

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  • Chambers. Proviene de la palabra "chamber", que significa "sala" o "cámara". Sin embargo, la derivación es del francés antiguo "cha(u)mbre", habitación, cámara, en última instancia, del latín "cámara". 
  • Smith. Según Forebears: "Nombre ocupacional para un trabajador del metal, de Inglés Medio smith (Inglés Antiguo Smid, probablemente, un derivado de smītan 'golpear, martillar')."
  • Taylor. Proviene del término "tailor", cuyo significado es "sastre". Deriva de la palabra "tailleur" que significa "un cortador de tela".
  • Wilson. Proviene de un término medieval que significa "persona de voluntad fuerte" o "persona protectora".
  • Terry. Proviene del nombre germánico Theodoric. Su significado es el de "gobernante valiente" o "gobernante del pueblo".
  • Domecq. En este caso el apellido deriva del francés "Doncq".
  • Osborne. Un apellido inglés medieval pero uno de orígenes verdaderamente antiguos 'vikingos', que es una adaptación de Asbjørn, un nombre nórdico antiguo (vikingo) que se pronuncia "awsbyern." En nórdico el nombre significa "Oso Dios".

El origen de los apellidos

En primer lugar, la RAE define la palabra "apellido" como "nombre de familia con que se distinguen las personas", "sobrenombre o mote". Por lo tanto, los apellidos nacen de la necesidad de identificar a una persona no sólo por su "nombre", sino por su "pertenencia", es decir, su vínculo a una familia y a un lugar. 

Al principio lo que se hacía era añadir algo más que simplemente ayudara a distinguir a una persona de otra. Cualquier atributo podía ser válido, por ejemplo: el trabajo, el lugar de origen o un rasgo físico. De la misma forma también se usaba el nombre del padre, y de ahí empezaron a surgir los apellidos en 'ez'.

En consecuencia, al principio en la Edad Media se utilizan construcciones gramaticales del tipo: "José, el Pescadero"; "José, el Leonés"; "José, el Delgado" o "José, el hijo de Rodrigo", que terminaría siendo, "José Rodríguez".

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Este sistema surge de los romanos, que tenían 3 nombres. Concretamente, en la República, del 509 al 27 a. e. c., se utilizaba un método conformado por tres denominaciones, llamado la "Tría Nómina":

Un praenomen (el equivalente a nuestro nombre o nombre de pila), un nomen (nombre gentilicio que indica la pertenencia a la gens. Sería el equivalente a nuestro apellido) y un cognonem (vinculado a alguna característica física o psíquica de quien lo lleva o de alguno de sus antepasados, se convirtió en hereditario por vía paterna).

En este sentido, poniendo un ejemplo: El emperador "Gaius Julios Caesar" se llamaba "Gaius" y pertenecía al grupo de los "Caesar", de la familia de los "Julius".