Pasó siglos oculto hasta que una riada en un día de perros lo desenterró. Tomás y Eusebia Roldán recorrían el 19 de agosto de 1937 el camino viejo de Valsadornín a Gramedo, dos pequeños poblados en la provincia de Palencia, cuando se toparon con un "cacharro de bronce" que el agua había sacado a la luz. Parte de su contenido se había salido del recipiente: era una cantidad enorme de monedas oxidadas dentro de una olla de unos 45 kilos. Los hermanos Roldán acababan de descubrir, de forma totalmente fortuita, el tesoro de Valsadornín.

La ánfora, de cuello estrecho y no muy alta, estaba en muy malas condiciones, pero completa. En su interior se hallaron 8.000 monedas de bronce amalgamadas del Imperio Romano y otras 2.421 sueltas que fueron depositadas en el Museo de Palencia. Los arqueólogos que han investigado este tesoro han concluido que fue ocultado o perdido hacia el año 270. Nunca se ha podido determinar a quién pertenecía.

A pesar de estos interrogantes, los expertos en el tema señalan que este descubrimiento es es uno de los más importantes testimonios arqueológicos de la inseguridad que sufría el Imperio Romano en las décadas centrales del siglo III. Según recoge la historiadora María Valentina Calleja en su investigación sobre el tesoro de Valsadornín, los decenios comprendidos entre 260-280 se caracterizaron en la Península Ibérica por la "inquietud, bien por la amenaza exterior o bien por la inseguridad interna".

La vasija y las monedas sueltas se asignaron, en un principio —y aunque los autores quisieron venderlas al Estado—, al Museo de Palencia. Luego serían entregadas en 1951 al Museo Arqueológico Nacional, localizado en Madrid. Tras 67 años, y según informa El País, el tesoro de Valsadornín será devuelto, totalmente restaurado a la institución palentina a principios de 2019.

Monedas perdidas

La colección de monedas se compone de miles de piezas que hacen referencia a cerca de una veintena de emperadores y emperatrices de la Antigua Roma, como Galieno, que gobernó en solitario entre 260 y 268 y cuyo reinado se caracteriza por esa profunda crisis; de su esposa Salonina o de Claudio.

En su estudio María Valentina Calleja segura que los hermanos Roldán se quedaron con un número indeterminado de monedas, así como varios vecinos de Cervera, donde estaba el puesto de la Guardia Civil más próximo y donde debió estar el tesoro unos días. Al gobernador de Valladolid en aquel entonces, también se le entregaron 23 reproducciones "de las mejor conservadas".

Entre 2016 y 2018 el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), según se explica en la vitrina CERO del MAN en la que hasta ahora había estado expuesto el tesoro, abordó la restauración de la vasija y su contenido, conservando el aspecto más aproximado al hallazgo original e interviniendo individualmente solo un pequeño número de monedas desprendidas del bloque.

El IPCE también llevó a cabo diversas pruebas de imagen y composición metálica, radiografías, microanálisis mediante microscopia electrónica de barrido (SEM) y espectrometría de dispersión de energías de rayos X (EDX). La institución asegura que los datos aún están siendo actualizados pero resultan muy interesantes para determinar las técnicas romanas de fabricación de moneda.

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