El primer experimento cultural para probar la seguridad del sector ha sido todo un éxito. La prueba piloto que tuvo lugar en el Palau San Jordi hace un mes ha demostrado que los conciertos masivos pueden ser seguros si se toman las medidas que se implementaron en el que ofreció Love of Lesbian ante 5.000 personas, según los resultados del estudio que se ha hecho público hoy.

Los doctores de la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas y el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, Boris Revollo, Josep Maria Llibre y Bonaventura Clotet, han informado de que, entre los 4.592 asistentes al concierto que otorgaron el consentimiento para permitir el análisis de los diagnósticos por covid, se han diagnosticado 6 personas positivas, cuatro de los cuales no se contagiaron en el evento.

Según los investigadores, la incidencia acumulada entre los asistentes al espectáculo en los 14 días posteriores al acontecimiento "no sugiere ningún impacto en la transmisión de la covid durante el concierto".

Asistentes al concierto de Love of Lesbian en Barcelona se hacen un test de antígenos para poder acceder al recinto. Efe

Así pues, los organizadores de Festivals per la Cultura Segura han calificado de "éxito" la iniciativa y han afirmado que "empieza a haber luz al final del túnel", según el director del Festival Cruïlla, Jordi Herreruela.

El primer concierto masivo de la pandemia, con la luz verde del PROCICAT y un equipo médico supervisando el operativo, se pudo celebrar sin incidencias significativas y después de someter a todos los asistentes a un test de antígenos. De esta forma, solo los asistentes con un resultado negativo de Covid-19 en el cribado tuvieron acceso al recinto, en el que también se les facilitó una mascarilla FFP2 y se les realizó un control de temperatura en el momento de entrada.

Además, en todo el recinto del concierto también hubo hidroalcohol disponible y, tanto el acceso como el servicio de bar y los lavabos estaban diferenciados por grupos.

"Bienvenidos al que es uno de los conciertos más emocionantes de nuestra vida. Hacía un año y medio que no pisábamos un escenario", arrancó el solista Santi Balmes, quien rogó responsabilidad al público para que no se quitase la mascarilla: "El mundo nos mira" y "este concierto es una pequeña batalla dentro de la guerra".

Balmes tenía razón, y gracias a todas las medidas este concierto se ha convertido en uno de los indicios que demuestran la seguridad en la cultura. La supervivencia de este sector puede pasar por eventos como este.

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