Esta vez ha sido la la actriz y cantautora Jimena Guevara Barón, conocida artísticamente como J Mena, quien ha trazado la línea de debate en el feminismo y el empoderamiento. PUTA, su nueva canción, intenta apropiarse de ese término que, lejos de emplearse en su cotidianeidad para referirse a las mujeres que ejercen la prostitución, ha servido durante siglos para insultar y cosificar a las mujeres.

Desde una estética urbana, muy relacionada al género del trap —uñas de gel, chándal y vestimenta sugerente—, la cantante adopta la palabra "puta" para afianzar su libertad individual y no sentir vergüenza ni humillación ante el ataque masculino: "Dicen que soy puta pero vuelve a mí" o "algo debo tener para que quiera volver", son frases que se repiten a lo largo del estribillo.

El tema reta a los hombres o, más concretamente, a aquellos hombres que llaman "puta" a toda mujer que goza de su libertad sexual, al igual que lo hacen ellos, sin tabúes ni secretos. "Para todos y todas los que nos dijeron puta intentando hacernos sentir mal. Para los y las que quieren sacarnos la honra de ser como elegimos ser. Ojalá esta canción te haga sentir mejor y te olvides de esa gente. Ojalá vivas para vos como vos elijas. Ojalá te seas fiel", ha escrito en una de sus publicaciones de Instagram. "Estamos orgullosas y ahora encima te lo cantamos", añade la artista que participará en el Festival Lollapalooza del 27 de marzo.

De esta manera, no es difícil caer en el paralelismo del colectivo LGTBI, el cual adoptó los conceptos tradicionalmente insultantes como "marica" y "maricón" para usarlas cariñosamente con sus amigos y parejas homosexuales. Así, J Mena busca empoderar el colectivo femenino mediante el lenguaje y la visibilidad. Desde la modernidad, escribe la socióloga Eva Illouz en Por qué duele el amor, "todo aquello que en el amor era sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente las verdaderas condiciones de existencia de las mujeres".

Este análisis que pretende poner sobre la mesa de debate la asimilación de la libertad sexual femenina en la sociedad no es la primera vez que se da en la música, ni mucho menos. En el mismo estilo, la Zowi también se inclinaba por la palabra "Puta" para evidenciar que es ella quien tiene el control y son los hombres dependientes y sujetos a sus intereses.

Sin embargo, ya sea por la profunda sobreindividualización y herencia neoliberal del género musical, el reguetón o el trap suelen caer a menudo en actitudes supuestamente reaccionarias disfrazadas de revolucionarias —pues el empoderamiento de un colectivo debe ser, por su propia naturaleza, grupal—. 

Lo explica la filósofa Ana de Miguel en Neoliberalismo sexual (Cátedra): "No cualquier cosa que escoja una mujer va a ser feminista. A una mujer le puede empoderar abrir una empresa y dedicarse a explotar a otras mujeres. ¿Eso es feminista?". Asimismo, el feminismo radical o marxistas como Alexandra Kollontai criticarían diversas actitudes de mujeres que, bajo su libre decisión, llevaban a cabo actividades que perjudicaban las vidas y la imagen que proyectaba la mujer.

Asimismo, la letra de J Mena cae en la falta de cuidados que siempre se achaca al hombre. Es decir, obviando lo que la filósofa barcelonesa Marina Garcés defiende como la nueva revolución, "cuidarse", una actitud que pasa por el feminismo pero llega a todas las injusticias de la sociedad española, pregonan una reacción vengativa tras años de opresión y sometimiento. "No me sobran los modales pero siempre viene a casa", expresa la cantante haciendo referencia a la dependencia de él sobre ella y su orgullo por no empatizar o pensar en los cuidados del otro.

"Putas", también los hombres

Dentro de la música urbana, donde sí se marca una profunda diferenciación radical es en la canción Zorra de Bad Gyal. Lejos de intentar, como la Zowi o J Mena, apropiarse de un término que ya de por sí abarca a millones de mujeres que son explotadas sexualmente, la cantante catalana devuelve el concepto a los hombres, haciéndoles ver su hipocresía discursiva.

"Tu hijo es una zorra y eso es lo que le toca", canta Bad Gyal. Han cambiado las tornas. Aquello que ellos criticaban e históricamente tildaban de femme fatale en el siglo XIX o directamente "puta" en el XXI, representa la rutina de muchos hombres que rebuznan misoginia. La artista va más allá para evidenciar esa falta de cuidados masculina que J Mena por otro lado la utiliza como empoderante si parte desde un remitente femenino: "Tú eres un mierdas, no vales na' y eso todas lo saben / Cada día una chica nueva y tú no sabes ser fiel / ¿Cómo tú tienes tanta cara de pedirme que vuelva?".

En PUTA se entiende que al ser la mujer quien presta su cuerpo voluntariamente —porque ahí encuentra la fuerza e independencia—, no está siendo realmente cosificada y reducida a un objeto sexual. En Zorra, Bad Gyal comprende esta realidad actual y simplemente expone a los hombres para reflejar una igualdad de actitudes nocivas para la empatía y el cuidado en el sexo. Ambas letras tienen una intención similar pero no ambas consiguen —tampoco tienen la obligación— de expulsar el feminismo liberal e individualista que trasciende a todas las relaciones sociales.

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