Brisa Fenoy (Algeciras, 1991) es todo lo contrario a una musa, a una inspiración pasiva: es una artista, una activista, un mensaje insurgente con osamenta de mujer. Mantiene entrenada la conciencia social y ha entendido que la bondad hoy es un acto revolucionario. Se ha propuesto girar las tuercas al sistema desde dentro, con música, con alegría, con didactismo pero sin moralinas. En Ella peleaba contra el rol de la mujer objeto y la sumisión; en Jericó se enfrentaba a los 14 kilómetros que hay entre España y Marruecos -“Si tenemos el mismo cuerpo, por qué no la misma casa”- y en Lo malo, la canción que adaptó con Lluis Mosquera como candidata a Eurovisión -en las voces de Aitana y Ana Guerra- sacude el género latino de toda misoginia.

¿Conoces a Brisa Fenoy, la compositora de 'Lo malo'? LGM

Su emblema feminista ha saltado de la discoteca a los carteles de la manifestación del 8-M pasando por la cabeza y la garganta de miles de jóvenes, recordándoles -ahora que empieza a señalarse la cultura del abuso- que ellas deciden cuándo, dónde y con quién. Brisa Fenoy guarda la inteligencia discursiva y la sensibilidad artística que anda pidiendo a gritos el panorama nacional: gasta estilo, mucha verdad desprejuiciada y tanta coherencia que se hace punk. No necesita el foco, ni la laca, ni la purpurina: tiene ideas, ¿hay mejor marca? 

¿Por qué el reguetón arrastra socialmente, más que otros géneros, el estigma del machismo?

Porque viene de Latinoamérica, y al final es un continente que no está tan desarrollado como Occidente en el sentido de que, en términos de igualdad, tiende a desarrollar ápices de machismo y de denigración a la mujer. Existen bandas, mucho acoso callejero, pandillas… hace falta que se implemente una educación de más calidad. También creo que hay un peso muy importante de la religión, más que aquí. Es normal que la gente joven no sea ni consciente de cómo trata a la mujer.

O sea, que el género no tiene la culpa, sino lo que se hace con él.

Claro. La culpa la tienen los que generan ese género, los que cantan ese género y lo promueven. La industria musical está dominada por hombres heterosexuales, y a ellos no les interesa disminuir sus privilegios. Les beneficia que sigan calando esos mensajes machistas, buscan la ultraproductividad y lo que vende… Yo creo que todos estos factores promueven que el reguetón haya sido tan exitoso y tan sonado, también, negativamente. Pero ahora se abren otras puertas, otras vías.

¿Referentes feministas en la música latina?

Pienso en Javiera Mena o en Bomba Stéreo. Para mí Residentes es lo más: no creo que tenga que ver tanto con el feminismo, pero los valores que inculca y su activismo a través de la música es evidente y admirable. Lo que hay que hacer en la música es reestructurar los valores que ya se traen. ¡No sólo en América Latina, yo misma…! Venimos aprendidos. Todo esto de la competición, del devaluamiento de la mujer, del estar guapa… y de que las mujeres bellas ya tengan que estar con un tipo muy concreto de hombre, ¿no? Por lo menos en la moda se vive mucho así, hay un fuerte encasillamiento: la modelo con el hombre rico que le paga todo y ella ahí, callada, tranquila.

¿Es nuestra generación, esta generación musical, más feminista que las anteriores; o crees en ese retroceso del que muchos hablan?

No todo va en una dirección concreta, todo se entremezcla… por una parte, las chicas están adoptando conductas muy parecidas a las de los hombres, y eso me preocupa. Por ejemplo, hay rasgos machistas en el hombre como querer enseñar el cuerpo todo el rato, o ponerse chulo, o decir palabrotas… y eso lo están adoptando las chicas.

Nos acercamos a ellos por la peor parte.

Exacto. Y creo que tenemos que buscar un punto común, la mejor parte de ambos, de hombres y mujeres. A veces las jóvenes se confunden y adoptan lo malo de los hombres. Luego dicen “no, es que yo soy feminista”, y seguro, yo no digo que no, pero es verdad que no encuentro unos valores ahí que me gusten… tenemos que plantear una nueva forma de hacer música, de hacer vídeos, pero siempre con los valores del respeto. Y el respeto se pierde un poco con eso de "eh, si me pones los cuernos yo a ti también, porque soy una bitch”. Eso está bien… pero si queremos trasladar algo bueno a la nueva generación no podemos caer ahí.

¿Qué ha tenido de diferente esta edición de OT? Parece que se han aportado mensajes importantes de feminismo, plurilingüismo, diversidad, acogida de los refugiados…

Sí, está bien el hecho de que se le hayan propuesto canciones de otro modelo, ¿no? Con más contenido, con más potencia social, con más contexto y otras intenciones. Porque es verdad que ya estamos en otra cosa. Hemos avanzado. Haber escogido esas canciones es uno de los aciertos del programa. También es destacable lo mucho que han colaborado entre sí en vez de competir.

También está la doble cara de la moneda, la frivolización, la incoherencia… por ejemplo, se ha criticado a Los Javis y a Alfred o Amaia por defender el feminismo y luego ir al programa de Pablo Motos.

Yo veo que es muy complicado ser 100% correcto en todo. Este mundo en el que vivimos es tan contradictorio… si quieres cambiar las cosas o hacer tu carrera y proyectarte pues hay cosas que tienes que hacer. A lo mejor la persona que te está entrevistando no piensa igual que tú pero acabas yendo, porque así al menos puedes dar tu mensaje, o por contrato, o por exigencias de Eurovisión, o lo que sea. No todo puede ser impoluto. No sé, a mí me gusta ser autora, y me gusta que Aitana y Ana estén triunfando con mi canción, yo no necesito estar ahí… si ellas tienen más posibilidades de visibilizar ese mensaje, adelante. Feliz por ello.

Pero es verdad que a veces no recibes ningún apoyo, yo me siento muy así. Entre las discográficas, que, como hemos dicho están dirigidas por hombres heterosexuales… y los compañeros del trap… pues claro. Ellos se miran entre ellos, sólo miran a los artistas que promueven su estilo de vida, y yo obviamente promuevo todo lo contrario. No tengo apoyos. Lo estoy teniendo ahora por parte de algunos artistas como Beatriz Luengo, que me adora y me ha pedido que colabore con su nuevo disco… son artistas que comparten mi mensaje, mi visión.

Te chirriaría colaborar con C. Tangana, por ejemplo. Son filosofías muy diferentes.

Sí, está claro que no tenemos nada que ver. Pero si él cambia su actitud, podría ser. Todo el mundo puede evolucionar y yo encantada. Pero a mí me han ofrecido featuring con gente machista en sus letras que es muy famosa y yo he dicho que no. No me parece coherente.

Hay sacrificios en eso.

Sí, mucho sacrificio, más del que uno piensa. Pero creo que se trata de saberlo llevar. Por ejemplo, yo no puedo permitirme el no ir a un programa x: tengo que hacerlo porque sé que ahí mi mensaje se va a difundir. Hay que jugar con inteligencia. Por ejemplo, yo estoy en contra de la explotación de cualquier tipo, pero si viene Adidas y me patrocina… pues yo sé que voy a usar ese dinero para seguir siendo fiel a mis ideales, para divulgar mi mensaje. ¡Es que si no no podría hacer ese vídeo…! Yo no puedo ir en contra del capitalismo si estoy en el capitalismo, pero podemos utilizar los grandes sistemas y organismos para que nos ayuden a hacernos más grandes. Sin perder tu camino, porque es tan fácil perderse…

Me está pasando a mí ahora, un poco, con Lo malo. Toda esta vorágine es muy confusa… Tengo dos temas preparados. Uno es Yo no quiero flores, y habla de que yo no quiero que nadie me compre. Yo no quiero estar con alguien que no se fija en mi interior, en mi integridad, en mi forma de pensar, alguien que está conmigo por mi físico, porque quiere sexualizarme, utilizarme y comprarme con regalitos y flores. Es el tema que saco en una miniserie de Instagram.

Y luego va a salir otro que viene muy al caso de lo que estábamos hablando: se llama Tres minutos y es muy contrario a la fama, al éxito… yo lo que necesito es parar, no quiero perderme, porque aquí todo te invita a perderte, ¿sabes? Creo que tenemos que recuperar la humildad, la ingenuidad. La sociedad nos invita a ser malotes, a engordar el ego, a ponernos máscaras… y yo propongo lo contrario. Porque el ritmo de vida de los artistas, o de los grandes magnates, de la gente que triunfa en el capitalismo… esa no es la felicidad. Es mucho más feliz la gente de abajo, mil veces más feliz.

El otro día leí una especie de meme que decía “no escuches reguetón, es machista”, y adjuntaba una letra de los Beatles, Run for your life, que viene a decir: “Preferiría verte muerta, pequeña, que con otro hombre. Más vale que te portes bien porque no sabrás donde estoy”.

¿En serio? Me extraña muchísimo que eso lo haya escrito John Lennon…

John Lennon y Paul McCartney.

Qué horror. Es letra de maltratador a otro nivel, y eso que Lennon se recuerda por todo lo contrario, ¿no? Y hasta John Lennon tiene letras de ese tipo... Me la esperaba más de McCartney o de Ringo, incluso… Pero es lo que te digo: ir e malo vende mucho, es muy fácil. Si vas de malote vendes más. Hay que intentar que lo bueno sea lo cool, lo que la gente quiere ser. El machismo está en todas partes, en los anuncios de televisión, en las pasarelas, en las tiendas, en el barrio, hasta en nuestras casas. Hay tanto machismo del que no nos damos cuenta… en todas las canciones, ¡en las baladas! Hay machismo en los Beatles y en Drake. Válgame dios, anda que Drake no es machista.

Pero bueno, el problema es que hay mucha gente que no va a reconocer esto nunca y que no se van a interesar en conocer a otros artistas. Hay constructos… pero bueno, son nuestras primeras inmersiones, son nuestras primeras olas. Vamos a planta runa semilla y quizá el resultado no lo podamos disfrutar nosotros, pero mis sobrinos sí. La generación que viene lo va a disfrutar.

¿Confías en algún partido o en algún político o política para llevar a cabo esta revolución feminista desde las propuestas del escaño?

Yo soy una desilusionada de la política. Creo que el sistema, tal y como está, corrompe al ser humano todo el rato. No se puede delegar todo el poder a un líder. Sólo a un líder que cambie constantemente, que nunca sienta su poder como seguro… pero todos son líderes que permanecen largo tiempo, y se corrompen, y he leído mucho sobre esto, mucha Historia, gracias a mi padre…

Creo que leí que tu padre era anarquista.

Anarcosindicalista. Él cree en otro sistema. Cree que el ser humano, con una muy buena educación, puede llegar a ser un gran cooperador del bien común. El problema está en la educación: desde que nacemos nos incitan a competir, a memorizar, a no tener ningún tipo de ética… no nos inculcan lo bueno ni lo malo, ni la espiritualidad, ni qué hacer para transformar las cosas tal y como queremos… desde pequeños, entre la educación de nuestros padres, la de la escuela, y los Reyes magos y los cumpleaños… (resopla y ríe). La religión tiene muchísima culpa.

Tenemos que liberarnos de los constructos institucionales. Pero también ser conscientes de que la política es importante. Porque yo no voy a tener jubilación, por mucho que me ponga ahora a cantar canciones… no podemos decir “yo voy a mi bola”. “Los millenials vamos a nuestra bola”… vale, pero es que los parados siguen ahí, y los desahuciados, y las leyes siguen adelante. Vamos a materializar esto en manifestaciones, en microrrevoluciones, en movimientos que vayan más allá y transformen conciencias.

Quizá si se efectuase esa educación de calidad de la que tú hablas podríamos ejecutar, aun dentro del sistema, un voto inteligente, un voto que castigue cuando sea necesario. Un voto exigente. No esta manga ancha…

Exacto. Es que seríamos más críticos. Cuanto más despiertos estemos más pensamiento crítico vamos a tener. No esto: redes sociales, televisión, consumo… sentarnos a ver la tele porque no queremos pensar. Estamos medio obligados a la abstracción, porque nacemos en un sistema muy perverso. Pero yo pienso que somos muchos los ciudadanos del mundo que nos damos cuenta y tenemos el deber de ayudar a concienciar a los demás. Yo entiendo que, tal y como está montado todo, la gente sea machista, que la gente consuma, que la gente esté dormida… lo entiendo: pero hay que intentar que esto cambie y la nueva generación va a conseguir grandes cosas. Podría volverme perroflauta y estaría muy bien, pero eso no va a transformar lo que quiero transformar: esto se cambia desde dentro, lo hago desde aquí.