Amaia Romero, la flamante ganadora de Operación Triunfo, no sólo ha conquistado a toda España por su talento musical: también por su gracia, por su dulzura, por su espontaneidad. Espontaneidad que a veces se canjea con acierto, como cuando su “¿sabes qué? No me voy a depilar las piernas porque las mujeres también tenemos pelo; tengo muchísimo pelo pero me la suda” se convirtió en el discurso feminista más potente del día. Sin ella pretenderlo, en muchas chicas jóvenes caló un mensaje: ninguna mujer tiene que por qué ceder a los cánones sociales impuestos por la mirada masculina.

Sin embargo, en muchas otras ocasiones su tierna torpeza ha podido jugarle malas pasadas: como cuando dijo en TVE “¿Pero es obligatorio ir a Las mañanas de la 1? Porque yo no quiero ir”, cuando explicó en plena gala que tenía “diarrea” o cuando, ni recién ganado el concurso ni más tarde, en el chat, pudo articular una frase lógica que resumiese sus emociones como vencedora, desesperando a Noemí Galera, la directora de la Academia, que acabó por cortarla en seco. “No sé qué decir”, “es que no me lo creo”, “buah”…

Rosa tenía un acento muy cerrado y tuvo que corregirlo, sin perderlo, por supuesto. Un artista tiene que encontrar el punto entre ser natural y no dejarlo todo a la improvisación

Es cierto que estas reacciones rebosantes de naturalidad -sumadas a sus recurrentes “no sé”, “qué horror”, o “qué vergüenza”- han sido acogidas con mucho cariño por parte del público, pero, ¿podrán resistir mucho tiempo fuera de la Academia sin que afecten a su carrera musical? Los expertos en márketing musical recuerdan que la marca personal del artista es fundamental para su éxito y que ésta no puede redondearse sin cuidar el discurso propio.

En esto también están de acuerdo los profesionales de la expresión en público. Marta Pinillos, logofoniatra y experta en oratoria, explica que, para un artista, “saber comunicarse con su público y con los medios de comunicación es fundamental”: “Recordemos el ejemplo de Rosa López. Ha cambiado muchísimo. Tenía un acento muy cerrado y tuvo que corregirlo, sin perderlo, por supuesto. Un artista tiene que encontrar el punto entre ser natural y no dejarlo todo a la improvisación”, recuerda.

La marca personal: huir del "patetismo"

“Tienes que controlar bien tus expresiones, pensar cómo vas a contar algo, con qué palabra lo vas a hacer… porque todo eso influye en los demás. De hecho, a la larga, si los seguidores de un artista se dan cuenta de que no tiene inteligencia, cultura, de que no se expresa de forma que a ellos les llegue o de que no sabe comportarse, pueden decepcionarse, y eso es peligroso para la carrera musical”, sostiene.

La lucha por la trayectoria musical no es lo mismo que el talent show ni responde a los mismos estímulos: requiere de más autoexigencia. “No puedes responder “no sé” a todo, porque da una imagen muy patética. Uno tiene que diseñar su propia marca con ambición. Quiero decir: Belén Esteban tiene su marca, pero es de tiro corto. Una carrera artística es otra cosa: hay que cuidar cómo sentarse, cómo mirar, cómo hacer una entrevista, qué palabras y qué entonación utilizar… y todo eso se prepara y se trabaja. Amaia está empezando y tiene todo el tiempo del mundo para convertirse en la mejor, pero tiene que tener cuidado con estas cosas”.

No puedes decir ‘tengo diarrea’ en una gala. Es de sentido común, de protocolo normal. Puedes no decir eso y seguir siendo una persona amena, natural y divertida

Pinillos cree que “más del 50% del éxito de un artista” depende de su expresión. “No puedes decir ‘tengo diarrea’ en una gala. Es de sentido común, de protocolo normal. Puedes no decir eso y seguir siendo una persona amena, natural y divertida. En comunicación, menos es más. Es mejor decir pocas cosas y bien dichas que al revés, sin peso y sin hilo conductor”. Otra nota: “Además, si Amaia consigue tener una carrera larga, habrá momentos en los que hablen de su vida privada, a veces no le gustará, tendrá que reaccionar… es fundamental tener tu discurso ordenado para gestionarte en cualquier situación”. ¿Un buen ejemplo de oratoria para ella? India Martínez.

Mónica Pérez de las Heras, directora de la Escuela Europea de Oratoria, cree que Amaia cuenta con tres ventajas: “Las tres claves para la oratoria que yo enseño son la naturalidad, la humildad y el hablar desde el corazón. Amaia las cumple y eso es parte de su éxito. Cae bien a la gente porque es natural, y es humilde a pesar de tener una voz espectacular, porque podría tenérselo muy creído”. No obstante, también cree que hay que “pulir”: “Los españoles no sabemos hablar en público. Tenemos un gran déficit ahí porque no nos lo enseñan desde pequeños, así que desarrollamos un sentido del ridículo exacerbado, y nos falta sentido del humor para reírnos de nosotros mismos”.

Buenos artistas, malos oradores

Relata que hay que cuidar “el adoptar la postura adecuada, el cómo poner las manos, el cómo mirar, los gestos que no se deben hacer, el jugar con tu voz para que eso enganche al público...”. “Todo esto es fundamental para la marca personal. El cantante, además de ser una estrella en el escenario, tiene que saber hablar en público y tener carisma para llegar a sus seguidores, para seducirles con su discurso y su palabra. Que Amaia sea una gran artista no significa que sea una buena oradora, eso no va unido. Le pasa mucho a los actores: sobre las tablas interpretan un papel y puede salir de su cuerpo, pero cuando recogen un premio, por ejemplo, o dan una rueda de prensa, han de ser ellos mismos y ahí vemos la realidad”.

Tiene que practicar la escucha activa, estar atenta a lo que se le pregunta para ser más concreta en la respuesta y mantener la serenidad

Subraya que “una buena gestión de la inteligencia emocional te ayuda a estar sereno, a estar tranquilo”. Ahí el día en el que, aún estando en la Academia, la periodista Mónica Tourón charló con ella, en un simulacro de entrevista en la que Amaia no estuvo a la altura. Le pudo la confusión, los nervios. “Las muletillas también son horribles y es mejor sustituirlas con silencio”, señala Pérez de las Heras. “Los silencios son prodigiosos. La pausa es una coma, pero el silencio es un punto. Antes que repetir ‘¿vale?’ o ‘qué horror’, o este tipo de cosas… es mejor gestionar bien el silencio”.

En "estado de flow" 

Le recomienda a Amaia “cuidar su exceso de naturalidad” y “no decir en público cosas como que tienes que ir al baño, no es adecuado”. “Ella va a ser una artista muy completa cuando arregle estas cosas, está totalmente a tiempo. Tiene que practicar la escucha activa, estar atenta a lo que se le pregunta para ser más concreta en la respuesta y mantener la serenidad. Si Amaia cuidase más la oratoria le pegaría un empujón espectacular a su carrera: el hablar en público te empuja al menos un 60% para que tengas éxito”. ¿Un buen ejemplo de oratoria? Bisbal.

Enrique Fuentes, director de Esin (Escuela internacional de desarrollo del talento), apunta que la bifurcación de Amaia entre lo tensa que se siente cuando habla en público y lo perfecta que resulta en la ejecución de sus interpretaciones artísticas es “lo que, desde la psicología positiva, se conoce como estar en estado de flow, en estado de fluir”: “Su estado emocional encuentra cómodo y concentrado cuando canta, es su lugar de confianza, pero cuando sale de ahí, se aturrulla. Todos tenemos una mejor versión de nosotros mismos y, sin embargo, situaciones en las que nos turbamos tanto que otros pueden pensar “mira, es un pelele”.

¿A quién tiene que intentar parecerse Amaia en este sentido? “Cantantes como Chenoa o Mónica Naranjo lo hacen muy bien. Claro que me estoy yendo a ejemplos que forman parte de un show televisivo, pero desde el lado del jurado. Mónica Naranjo, en mi opinión, es una gran oradora”.