El nicho podrido de la SGAE tiene disidentes. Hay pocos autores que se rebelen contra sus compañeros corruptos y se resisten a las prácticas de “latrocinio” entre ellos. Manuel Marvizón (Sevilla, 1956) es uno de ellos. Es el hombre de la foto, probablemente no lo reconozcan, porque es un creador en la sombra para Alejandro Sanz, María Jiménez, Los del Río, Pastora Soler, Carlos Cano y un largo etcétera en el que tampoco faltan orquestas, marchas de Semana Santa y la sintonía del programa “Herrera en la COPE”. Pero sobre todo es un grano en el trasero de los 16 integrantes del Colegio de Pequeño Derecho en la Junta Directiva de la entidad de gestión de los beneficios de los autores, agitada por el saqueo de una parte de sus integrantes. 

Está en activo y muy implicado en el rescate de la SGAE, su nombre suena en el Palacio de Longoria para sustituir al presidente José Miguel Fernández Sastrón, en una inminente moción de censura, como adelantó EL ESPAÑOL. ¿Ha trabajado alguna vez para la franja nocturna? “No he trabajado nunca en esa franja”, asegura a este periódico.

El juez Ismael Moreno, en el auto del caso de “la rueda”, valoró en 100 millones de euros el fraude de “acuerdos abusivos” entre los acusados y las televisiones, “para perpetuar sus intereses con evidente ánimo de lucro, en perjuicio del resto de los socios y sin que reporte beneficio alguno a la sociedad”. Rafael Tena, Manuel Carrasco y Fernando Bermúdez fueron acusados de un presunto delito de pertenencia a organización criminal y de un delito de corrupción en los negocios. Fueron puestos en libertad bajo fianza de 100.000 euros.

Dimisiones inmediatas

Ninguno de los tres forma parte de la Junta Directiva de la SGAE, pero en el auto sí aparecen figuras del órgano de gobierno que son investigadas. ¿Qué legitimidad pueden tener estas personas? “Cuando se produzca el fallo judicial y si decide su culpa, evidentemente ninguna. Mientras tanto, si hay algún miembro investigado en el proceso, le exigiría su dimisión instantánea y la suspensión cautelar de sus derechos políticos y económicos”. Y apunta que, si el juez cree culpables a los acusados, deben devolver el dinero a la SGAE, “naturalmente”.

Sin embargo, no cree que la práctica de la música nocturna, con una atención ridícula entre los telespectadores, deba desaparecer. El relleno es demasiado jugoso, aunque tiene unos límites y están pautados desde Europa. “Aquí el problema no es otro que la sobredimensión de unos espacios en los que autores e intérpretes realizan un trabajo ajustado a sus normas, y por consiguiente el retorno de las editoriales televisivas también está sobredimensionado si tomamos como estándares los de nuestros iguales en Europa. Allí este retorno está en torno al 10% y en nuestro país al 50%”.

Opina que esta práctica es diferente al caso que investiga el juez Moreno. Califica sin paños calientes la práctica que se investiga: “Es del todo indefendible y diría que deleznable”. Asegura que la música nocturna en las televisiones quedará corregida en diciembre, al ejecutar la orden de arbitraje de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el próximo reparto de beneficios.

Moción de censura

¿Cree que debería dimitir el presidente por el escándalo? “La dimisión es una decisión personal. Existen mecanismos en la SGAE para afrontar la pérdida de confianza de la Junta Directiva. Es obligación del presidente atender los requerimientos de este órgano y dar las explicaciones pertinentes, así como la puesta de su cargo a disposición de esta Junta. Si esta obligación no se cumple es necesario activar estos mecanismos”.

Por eso Marvizón es partidario de una moción de censura contra Sastrón, pero explica que no se ha planteado ser candidato “hasta ahora”, para sustituirlo. “Pero si mis compañeros así lo estimaran podría pensarlo. Para un músico en activo requiere un gran esfuerzo pertenecer a los órganos de gobierno y compaginar ambas dedicaciones. Pero, para los que llevamos toda la vida defendiendo el derecho de autor como recompensa necesaria a la creación, dejar de hacerlo, ya sea en estos órganos o como socio de a pie, supondría una renuncia a este convencimiento que me ha acompañado toda la vida”, cuenta a este periódico con la prudencia del candidato en ciernes.

Manuel Marvizón se ha convertido para los componentes de los otros tres reinos taifas que integran la SGAE (editoriales, audiovisuales y artes escénicas) en un referente de la posible regeneración de los autores. Él prefiere llamarlo “caso rueda” para no criminalizar una práctica que defiende. Reconoce que esta práctica “sobredimensionada” se ha mantenido hasta el momento por los intereses económicos y la incidencia en los votos. Pero también por la compleja relación entre la SGAE y las cadenas televisivas. Éstas son, a la vez, usuarios y socios (por medio de sus editoriales) de la entidad.

Autores desengañados

¿Cuál es el mayor daño que causa a la SGAE un caso como éste? “Posiblemente, la desafección de nuestros socios. Para los que estamos convencidos de que la gestión colectiva basada en una recaudación y reparto justo es la única vía posible, éste y cualquier otro caso similar supone un duro golpe”. De hecho, muchos piensan que puede suponer una huida masiva de socios a otras entidades o la oportunidad para crear una nueva ante el descrédito de la regeneración de esta casa.

De hecho, la reforma de urgencia que propone Marvizón es estatuaria. “Llevamos con las mismas normas muchos años y en estos la gestión de los derechos ha cambiado radicalmente. Otra reforma necesaria sería la estructural de los órganos de Gobierno, aunque en este caso estamos abocados a realizarlo con la necesaria trasposición de la Directiva europea en materia de propiedad intelectual”.

Sin embargo, cuesta imaginar una reforma de los estatutos si quienes la bloquean tienen el voto gracias a “la rueda” y no les interesa frenarla. Pero el compositor andaluz piensa que ya no tiene sentido más bloqueos. “Y mucho menos después de los acontecimientos”. “Somos muchos los que creemos en la sostenibilidad de Sgae y esto pasa necesariamente por la reforma”. Y tiene un mensaje tranquilizador para quienes en la Junta Directiva no estén manchados por las investigaciones del juez Moreno: “Para todo esto no sobra ningún compañero, sólo aquellos que con sus malas prácticas y, según el sumario, presuntamente delictivas, se aprovechen de todos nosotros para su beneficio ilegítimo”.