“Hicimos lo que mucha gente quería hacer, pero nadie tenía huevos”, dice DJ Yella, uno de los miembros de NWA (Niggaz With Attitude, activos entre 1986 y 1991), en el documental de Noisey sobre la polémica canción que enfrentó por primera vez a las fuerzas del orden con la población negra estadounidense. Fuck Tha Police es lo que quería escuchar la población de Compton, harta de que hombres de uniforme anule sus derechos.

Siempre daban una vuelta de tuerca de más para acosarnos, para humillarnos, para menospreciarnos, para intimidarnos

Ice Cube, también de NWA, recuerda que la policía de Los Ángeles abusaba de su autoridad y los acosaba, que la infancia en aquellos barrios no fue fácil: crack, pandillas, Reagan y hip hop. La fórmula perfecta para que todo saltara por los aires en forma de canción: “Se pasaban con la gente del ghetto, porque tenían la chapa y las armas”.

Y la música se posicionó en contra de los abusos, porque eran los músicos los que los sufrían: “Siempre daban una vuelta de tuerca de más para acosarnos, para humillarnos, para menospreciarnos, para intimidarnos”, cuenta Ice Cube. Algunos de los miembros de NWA ya habían sido arrestados por la policía y Compton era una zona de guerra. Madrid Río no es zona de guerra, ni siquiera en San Isidro, pero los músicos catalanes de Émbolo protagonizaron un enfrentamiento con la policía municipal de Madrid un choque similar a los de NWA.

Los agentes locales aseguran que el cantante de Émbolo “se cagó en la puta madre de todas las fuerzas del Estado”. Los músicos que los agentes amenazaron con denunciar su actuación, porque no querían más titiriteros. El equipo de Manuela Carmena asegura que está estudiando el caso antes de pronunciarse a favor de la denuncia de los agentes o de la libertad de expresión del grupo.

Fuerzas extremas

Hace dos años se estrenó -tras 13 años de rodaje- la película Straight Outta Compton recreaba la historia de la banda, la canción y lo que pasaba cada vez que la interpretaban sobre el escenario: cientos de policías subían al escenario a arrestarles y ellos tenían que salir corriendo. “Estábamos cansados de fuerzas externas intentando dictarnos quiénes éramos y qué podíamos hacer”, recuerda Cube, fundador del primer gran grupo de rap (junto con Dr. Dre, Eazy-E y Mc Ren), además de Public Enemy.

Una imagen de las protestas en Charlotte en septiembre. Reuters

El gangsta rap es la versión más explícita y radical del género, la menos pudorosa y correcta de todas ellas. Gloria a las drogas y a la delincuencia, ira contra la policía y censura en las radios más convencionales del país, a pesar de haber vendido más de 10 millones de ejemplares sólo en EEUU. El grupo prefería la etiqueta de “reality rap” a la de gangsta rap; no querían que nada dulcificara la visión cruda de la juventud del barrio.

Straight Outta Compton fue el primer disco del grupo, en el que se incluía el tema Fuck Tha Police, que se rebeló contra la brutalidad policial y la discriminación policial. El tema se publicó en 1988 y casi tres décadas después la pelea sigue en pie: el periodista Ta-Nehisi Coates, publicó Entre el mundo y yo (Seix Barral), donde trata de responder a la pregunta cómo vivir libre en un cuerpo negro en los EEUU. Sin embargo, llega a la conclusión de que en Norteamérica los sueños y las libertades están garantizados “si te crees blanco”.

Cuerpos negros

El sueño de los que se creen blancos, explica Coates, huele a barbacoa del Memorial Day, tiene jardines perfectos y hay casas con árboles de Boy Scouts. “El sueño huele a menta, pero sabe a pastel de fresa”. Las maneras de Coates no son tan tajantes como las de los NWA, pero también cree que la justicia cojea de un lado: hombres que se creen blancos matan con impunidad a hombres de cuerpos negros.

Cartel de los NWA.

“Y ahora sabes, si no lo sabías antes, que a los departamentos de policía de tu país les han otorgado autoridad para destruir tu cuerpo”, escribe Coates a su hijo en el libro. Porque son los hombres de uniforme los que garantizan el cumplimiento de los caprichos racistas del país. “No hay nada extraordinariamente maligno en esos destructores”, cuenta. El veneno es la herencia.

Coates, treinta años después de los NWA, acusa de la impunidad con la que actúa la policía, porque no importa que la destrucción del cuerpo negro sea resultado de una reacción “desafortunadamente excesiva”. La destrucción no es más que la forma superlativa del dominio, porque hay otras prerrogativas como los registros, las detenciones, las palizas y las humillaciones.

Ley con mordaza

Esto es lo que ocurría en cada uno de sus conciertos. Decenas de policías preparados para arrestarlos si se atrevían a cantar la prohibida Fuck Tha Police. La libertad de expresión era lo que les quedaba para protegerse de sus abusos. “Sabíamos que molestaríamos a algunos, a otros les abriríamos los ojos, pero no sabíamos que sería un hit mundial”, recuerdan sus creadores. Era la banda sonora de los márgenes y sigue siendo la de los abusos. “Mientras sigan sin castigo, la canción seguirá vigente”, dice Dj Yella.

Lo que fue un grito de denuncia contra la policía de Compton se ha convertido en un himno que no traga ningún policía esté en el país que esté. No es el único símbolo señalado y perseguido: “AC / AB”, siglas que responden a la expresión “All Cops / Are Bastards” [Todos los polis / son hijos de puta], tampoco son admisibles por las fuerzas del orden.

Hace un año, la policía disponía de la Ley Mordaza a su gusto y multaba a una muchacha que vestía con un bolso con un gato -parecido al logo de AC AB-, al entender que el mensaje era un insulto al cuerpo de seguridad. A pesar de que el juez archivó el caso meses después, la policía ya había extendido la multa.

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