"Esos ojos de guarra piden bofetón". Es una letra del rapero madrileño Costa, al que Torrejón, Alcalá y Ciudad Real han cancelado actuaciones por sus afrentas líricas contra las mujeres. Las asociaciones feministas ya no se dejan avasallar por perlitas como "tú, puta, invítame a cenar si luego tragas, tu cara de puta es de choni hagas lo que hagas". Ni por dulces como los de N-Y (MDE Click): "No me llames 'papi', llámame 'jefe', si te agarro del brazo, ¿qué te parece?, te vienes conmigo, sí, y no empieces, a mí me da igual si no te apetece"; o "¿Que no quieres dinero? Vamos, no mientas, te cruzo la cara porque llevo las riendas". Estos versos no sólo denigran a todas las mujeres, sino que hacen del rap un género cipotudo y bloquea la entrada a voces y discursos femeninos.

¿Cómo viven las raperas estas humillaciones dentro de un circuito al que pertenecen? ¿Qué hacen para combatirlo? Según Mujeres y hip hop en el Estado Español, una investigación de Laura Carrasco y Luz Herrero, de Asociación Moradas, para que una mujer entre dignamente en el movimiento rap tiene que sortear los dos grandes modelos impuestos por la óptica patriarcal: "La rapera masculinizada y la corista sexualizada".

Cuentan en sus conclusiones que para ser reconocida como rapera es condición imprescindible "ser real", esto es, que tu obra trate sobre experiencias propias. De no ser así, "corres el riesgo de ser calificada como impostora, como toyaca [el término viene del inglés 'toy', juguete] y de ser excluida". La única posibilidad de que la mujer esté presente en el rap -dicho por las implicadas- es que su música la represente como mujer.

¿Cómo es posible llegar al público hip hop -mayoritariamente masculino- desde una sensibilidad femenina? Si perteneces al círculo, ¿a quién representas?

Y aquí se plantea la gran cuestión: ¿cómo es posible llegar al público hip hop -mayoritariamente masculino- desde una sensibilidad femenina? Si perteneces al círculo, ¿a quién representas? Parece obvio: sólo al minoritario sector femenino dentro del género, ya que sólo esas pocas mujeres podrán sentirse representadas -recordemos que esta exigencia es masculina- por las vivencias narradas por otra mujer.

La Mala Rodríguez, la rapera española con más repecursión a nivel nacional e internacional. EFE

Este entramado se cristaliza en una invisibilización de las mujeres, sus discursos y producciones dentro de la industria. Entre ellas, La Mala Rodríguez ha sido la MC femenina con más repercusión a nivel nacional e internacional de los últimos años.

Contra el egotrip

"Nosotras derribamos el egotrip masculino, aunque no se puede generalizar, porque también hay raperos hombres colaborativos", explica la rapera, poetisa y politóloga cordobesa Gata Cattana. Ser servicial con el grupo contradice uno de los pilares básicos del rap y del hip hop: ese individualismo voraz, ese amarse mucho a sí mismo y estar por encima, esa comparación constante con los otros falos. "El machismo, en realidad, lo ves en cualquier lado. Agüita con lo machista que es el pop y sus letras de amor romántico. O esa manera de sufrir del flamenco, ese amor posesivo y arcaico que vive en sus letras es muy machista también. Pero es cierto que en el rap arrastramos ciertos tópicos y clichés". ¿El más recurrente? La cosificación. "Que a las mujeres se las trate como a perras".

Agüita con lo machista que es el pop y sus letras de amor romántico. O esa manera de sufrir del flamenco, ese amor posesivo y arcaico que vive en sus letras es muy machista también

Gata Cattana ve lógico que a ninguna mujer le apetezca pasar a formar parte de una industria que la degrada. "Pero yo soy feminista militante, y yo hago rap, por eso intento quitarle toda la cara que estigmatiza al género, para que las chavalas se animen a intentarlo". Reconoce que, de todos los raperos que le gustan y que triunfan "no hay ni uno solo que se abstenga de hacer un comentario inapropiado": "Y ya no te estoy hablando de ser machista, sino también homófobo. Eso de 'tú eres un maricón'... no hay quien se salve de eso".

La rapera habla de la rareza esa -tan culpable- de que a una mujer le guste un tema que cae en contenidos machistas. ¿Qué hacer con esto? ¿Es que el arte está hecho para ser disfrutado sin ser analizado demasiado o, por el contrario, debemos extraer de cada canción un mensaje político y regir por él nuestra filia o nuestra fobia hacia ella? "Esa es una batalla interna clásica. Hay temas que me flipaban y decían auténticas burradas, y yo me fustigaba a mí misma 'pero qué hipócrita soy'...", reflexiona. "Ya me lo tomo de otra manera. El feminismo tiene que servirme a mí para liberarme, no para estar martilleándome y no dejándome hacer cosas que quiero. Se trata de que cada uno escuche lo que quiera y no sea juzgado, aunque si sabes lo que estás escuchando, mejor".

Fotograma del videoclip de Chula, de la rapera Furia.

Le preocupa la corriente misógina del trap. "¡Está arrasando! Y es volver para atrás en muchas temáticas. ¿Qué haces con eso, sino hacer otra cosa que mole más? El problema es que hay trap hecho por mujeres y algunas dan mensajes machistas a pesar de ser mujeres", sostiene. Se refiere a esa voz femenina que "se trata a sí misma de la grupi del rapero", de "sirvienta del tío de turno", o "dice que sólo quiere su dinero".

La rapera feminista Furia (que firma letras como Yo maté al príncipe azul) también está de acuerdo con Gata Cattana en que "hay contenido machista en todo", porque el machismo es "un mal estructural" y que "el rap no es una excepción": "En el indie te llaman puta de otra manera, pero te llaman puta igual. No me apetece meterme con el rap. Me apetece decir que estamos reproduciendo el machismo con la música", relata. "En el rap, más allá de lo que dices, es importante la posición que sustentas tú. Si eres un tío compitiendo a ver quién la tiene más grande, hablando para los demás tíos y tratando a las tías como un objeto, mírate tu masculinidad, yo no te escucharé y punto". Furia trabaja en talleres de rap para el empoderamiento feminista de niñas y señoras. Está formada en esto.

Deconstruir la masculinidad

Ante la pregunta de qué contenidos machistas ha detectado en compañeros suyos, responde: "Es que compañeros no los considero. Sí me he sentido agredida, pero no me muevo en sus círculos. Yo a los tíos que quieren luchar en contra de la violencia machista y utilizan el rap para expresarlo, les diría: lo más revolucionario que puede hacer un tío es deconstruir su masculinidad hegemónica. Si eres un tío heterosexual que sigues con todos los mandatos de tu género y que escribes un tema diciendo que 'mujer, no te dejes pegar, levanta el puño y a luchar'... pues a mí me molesta. No me haces falta para eso. Para eso ya estoy yo", lanza.

Si eres un tío heterosexual que sigues con todos los mandatos de tu género y que escribes un tema diciendo que 'mujer, no te dejes pegar, levanta el puño y a luchar'... pues a mí me molesta. No me haces falta para eso

"Haz un ejercicio de pedagogía con tus iguales, que es lo que estamos haciendo las tías todo el rato, y estamos hasta el coño. Cuando estés con tu grupo de colegas y alguien haga un comentario sexista, córtale y dile por qué lo es. Vente a un par de charlas. Léete un par de libros. Sé de verdad". Furia tiene claro que no necesita que su pancarta "la coja un tío".

Explica que no sólo hay que mirarse los lugares de opresión, sino también los lugares de privilegio. "Yo tengo privilegios respecto a otros. Soy blanca, europea, de clase media... bueno, precaria, que ya es lo mismo. A mí me interesa gestionar eso. No los lugares de opresión: mujer, bollera... no voy a competir en eso con otra tía, porque es una cosa que tiene que ver con la feminidad normativa. Las tías entre nosotras somos la enemia y tenemos que competir para ser la mejor ante la mirada masculina. Eso es lo que hay que cambiar". Dice que en el rap entre mujeres pasa eso de "esto mola porque un tío dijo que mola". Y alguien mola "porque viene de la mano de no sé quién". No hay competición sana.

Sin montar el guetto

Hubo un momento de su vida en el que descubrió que el rap que escuchaba no le estaba hablando a ella. "Era como 'tu novia nos escucha a nosotros', y, ¿yo quién soy?, ¿la novia? Entonces hice una búsqueda y ahora estoy en otro punto". Cree que el embudo en la visibilización de las mujeres raperas está en la producción de eventos. "Hay poca perspectiva feminista o pocas feministas haciendo eventos", sonríe. "¿Cuál es la manera de combatirlo? Estar y estar en todos los sitios, no sólo en el escenario. Reivindicar la música que nos gusta, participar en eventos".

Las Barna Bitches, Sandra y Reddie.

Las Barna Bitches son Sandra y Reddie, pareja de raperas -sentimental y musical-. Dicen que "montar un guetto no es construir la igualdad" y que "basta de hacer conciertos sólo de tías y de compartir temas sólo de tías". Creen que eso es limitarse. Sostienen que "como ahora hay cierta vergüenza social por ser machista u homófobo, la gente empieza a hacerse lavados de cara... siempre va a estar eso de 'quiero una colabo contigo porque eres una tía, no porque me guste lo que haces'. Se limpian así el nombre".

Ante la pregunta de qué letra les ha ofendido últimamente, citan a Yung Beef en Se siente sola. "Luego hay cosas como las de D. Gómez, que dice en una "folla sin condón, siempre te quedará el aborto", pero él suele dar un toque de respeto en cada frase, porque todos podemos ser unos guarros, más allá del machismo. Pero Yung Beef si lo hace de una forma muy sucia".

Siempre va a estar eso de 'quiero una colabo contigo porque eres una tía, no porque me guste lo que haces'. Se limpian así el nombre

Sandra y Reddie se dicen "puta" entre sí, en sus canciones. "Yo la llamo a ella 'zorra' y ella a mí 'puta' porque es entre nosotras, y nosotras nos entendemos. Es nuestra manera de desahogarnos. En cierto modo, es un lenguaje adherido, como cuando me enfado y me sale el acento gallego". Creen que "los prejuicios de los hombres no les dejan escuchar rap hecho por mujeres como una canción normal directamente". Ellas sí lo hacen al revés, e incluso cuentan que se les han pegado canciones machistas "por su musicalidad". Sonríen. "El rap machista es como el porno, ¿no? Puedes consumirlo, pero no lo juzgas sus escenas como si fueras a hacerlas en tu vida real. Lo ves en un momento, pero después te desvinculas de empatizar con eso".

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