La ‘pequeña orquesta’ de Oregón regaló ayer un concierto inolvidable en Madrid. La orquesta es tan heterogénea como su público, pijas de Madrid, familias enteras, parejas jóvenes y abuelos mimosos se congregaron ayer en el Jardín Botánico Alfonso XIII en la Universidad Complutense.

Una torrencial Stom Large, que no paró de bailar en toda la noche, comenzó la velada con un clásico Amado Mio y unas cuantas palabras en un dedicado español. Large prometía un concierto lleno de sensaciones, afirmando que la tormenta no estaría fuera, sino dentro del propio auditorio. Y no mentía.

Storm Large en el concierto de ayer en Madrid. EFE

Pink Martini no defraudó con su música vintage y su ritmo cosmopolita. Los doce músicos de la banda se coordinaban en un sonido más cercano al ideal musical que al sonido comercial. Después de su creación en en 1994 por el pianista y director artístico, Thomas M. Lauderlale, estos músicos no dejan de sorprender con su pequeña orquesta atemporal.

La noche de ayer cobró un sabor especial, pese a la amenaza de lluvia la música de la orquesta, las cervezas y los perritos calientes convirtieron el concierto en una versión moderna de las verbenas de verano con la mejor música latina, lounge, clásica o jazz.

Quizás, quizás, quizás… Fue el segundo tema que la banda interpretó, en español y tan acompañados por el público que Large afirmaba que no tenía que cantar. Stom Large, sustituta de la inigualable voz de China Forbes, no solo es una cantante excepcional. La rubia, literalmente, no para. Baila y baila mientras inunda de buen rollo al público, creando un ambiente festivo donde el público es el número trece de la orquesta. De hecho, con el tema Tuca, tuca subió a dos chicas del público al escenario para que bailaran con ella y no tenían que enviarle nada a la cantante. Con la cuarta canción entró Timothy Nishimoto, que lleva en la banda desde 2003, con el mítico tema de Anna: el negro zumbón interpretado en un impresionante dueto con Large, acompañados con las palmas del público.

Uno de los protagonistas de la noche fue un pequeño tomate, protagonista de la canción que da nombre al segundo disco de la banda Hang on Little Tomato. “Aguanta pequeño tomate, quédate en la mata hasta que estés gordo y jugoso y después te convertiremos en ketchup”, reían los músicos. “Una canción de esperanza”, decía uno de los percusionistas. Interpretaron el tema con un ritmo sureño habitual en ellos, donde el estilo atemporal de la banda se ponía de manifiesto con su música llena de matices sensuales, oníricos y personales.

Pink Martini derrochó vitalidad en las Noches del Botánico. EFE

Al final del concierto Pink Martini se arrodilló, literalmente, ante el público español. Sin perder un ápice de elegancia la rubia se sentó en el suelo para interpretar Piensa en mí de manera deliciosa, mientras el público se balanceaba y bailaba el tema, en una noche para el amor. La calma se rompió cuando Large decidió no irse del escenario. “¿Quieren volver a bailar? It is crazy!!!! (Es una locura)”, gritaba mientras añadía emocionada: “Ti amo, España”.

La ‘pequeña orquesta’ de Oregón regaló un concierto inolvidable para las Noches del Botánico, donde la intimidad entre la multitud era palpable. El ritmo de la banda más internacional del panorama actual movió ayer a un público entregadísimo en Madrid y en apenas unas horas harán lo propio en una fiesta de Dolce & Gabbana en Nápoles, aunque quizá allí no habrá perritos calientes.

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