Despierta conciencias, motiva revoluciones, cambia mentalidades y destruye gobiernos. La música, en su forma más guerrillera, en su versión más subversiva, cuando se transforma en protesta y lucha, es un arma imparable porque alienta al cambio y a la rebelión. El libro 33 revoluciones por minuto (Malpaso) es un homenaje al lado más contestatario de la canción. De 1939 a 2008, de Billie Holiday a Green Day, la obra hace un un retrato social e histórico de cada época a través de 33 canciones.

“Los cantantes se han visto censurados, arrestados, golpeados e incluso asesinados por su mensaje. (…) La función de la música protesta o de cualquier otra forma artística con una dimensión artística, no consiste en darle la vuelta al mundo, si no en cambiar opiniones y perspectivas, en decir algo sobre los tiempos que te han tocado”, dice el autor. Es a estos héroes de resistencia a los que el libro presta un homenaje.

En tiempos crudos, donde la protesta está otra vez a pie de calle, la música parece haber olvidado su papel más combativo. “Las pancartas y las sentadas han cedido espacio a las pulseras y a los grupos de Facebook. (…) Crear una canción de protesta en el siglo XXI es un desafío abrumador, pero la alternativa, para cualquier músico con fuertes convicciones políticas es la parálisis y la frustración”. Que algunas de las 33 canciones de protesta, puedan servir de inspiración

Billie Holiday, 'Strange Fruit', 1939

El 7 de agosto de 1930, Thomas Shirp y Abram Smith fueron linchados en Marion, Indiana. Sus cuerpos, colgando ahorcados de una de las ramas del árbol, dieron a Abel Meeropol la inspiración para escribir Strange Fruit, que se haría famosa en la voz de Billie Holiday. “Los árboles del sur dan un fruto extraño/Sangre en las hojas y sangre en la raíz/Cuerpos negros mecidos por la brisa sureña”. Cuando Holiday empezó a incluirla en sus actuaciones, las salas enmudecían a cada palabra y permanecían en silencio tras la última estrofa, dudando entre aplaudirla o atender al malestar que se había pegado al cuerpo. “La gente tenía que recordar Strange Fruit y que le ardieran las entrañas”, dice Josephson, el fundador del Café Society, donde la cantante hizo debutar el tema. Es la canción que abre el libro: “No fue la primera canción protesta, pero sí fue la primera que trasladó un mensaje político explícito al mundo del espectáculo”. Estaba abierta la veda.

Bob Dylan, 'Masters of War', 1963

La faceta de cantante protesta de Dylan –aunque él siempre prefirió el término canciones de actualidad- empezó cuando conoció a Suze Rotolo, una secretaria del Congreso para la Igualdad Racial, su pareja durante 4 años y que le contaba, todos los días, historias sobre la lucha por los derechos civiles. A finales de enero de 1962, Dylan compuso The Ballad of Emmet Till, sobre un niño negro de 14 años, ejecutado en Mississipi en 1955 por haber silbado al paso de una mujer blanca. Fue el primer paso en la dirección de la protesta, que culminaría con Masters of war, “la canción protesta más estremecedora que Dylan escribió jamás”, un manifiesto que recrimina los que sacan provecho de los conflictos. Violenta y sarcástica, la canción se afasta de los movimientos pacifistas y antibélicos, con sentimientos que estos raramente se permiten expresar “como el sentimiento de odiar la violencia hasta el extremo de que todo lo que deseas es contrarrestarla con tu propia violencia”.

James Brown, 'Say it Loud – I'm black and I am proud', 1968

En pleno auge del Black Power, James Brown quería ofrecer una alternativa a la violencia, una visión de superación de los negros, como la verdadera representación de ese poder. Con un coro de niños que acompañaba la voz de Brown, "Say it loud demostró la versatilidad del funk como vehículo para la protesta. (…) Dejando para otros la tarea de denunciar y acusar, Brown estaba decidido a poner el acento en lo positivo”. “La gente dice que es radical y airada. Quizá sea por el pasaje que habla de morir de pie en lugar de vivir de rodillas, pero la verdad es que, sí la escuchas bine suena como una canción infantil”, dijo Brown.

Crosby, Stills, Nash and Young, 'Ohio', 1970

El 4 de mayo, en una manifestación contra la guerra en la Universidad de Estatal de Kent, la Guardia Nacional de Ohio mata a cuatro estudiantes. John Cleary, en el suelo, malherido, rodeado de tres compañeros, fue la portada de la revista Time sobre el tema. Neil Young, impactado con la imagen, compuso Ohio. “Es una obra maestra. Young lo condensa todo en 10 líneas: el frío estribillo acusatorio de "cuatro muertos en Ohio'; la valiente acusación a Nixon y los soldaditos de latón de la Guardia Nacional; el cambio súbito de perspectiva de un hombre leyendo las noticias a un amigo en duelo, agachado sobre el cadáver de una víctima"”.

Victor Jara, 'Manifiesto', 1973

Fue un activista y un actor clave en la campaña de Salvador Allende. Su canción Manifiesto, parecía premonitoria: "Que el canto tiene sentido/ cuando palpita en las venas/ del que morirá cantando". En 1973, una junta militar derrocó al gobierno, matando al presidente y a cientos de sus seguidores. Jara fue ejecutado en el Estadio Nacional, tras ser torturado durante horas. Fue allí donde Jara compuso su última canción, garabateada en un papel prestado, pasada a otro prisionero cuando le arrastraron para fuera del estadio, memorizada por otros detenidos para que no cayera en el olvido. “Canto que mal me sales cuando tengo que cantar de espanto (…) El silencio y el grito son las metas de este canto”. Antes de ser ejecutado, un oficial le humilló una última vez "“¡Canta ahora si puedes cabrón!”(…) Entre los labios ensangrentados, Jara farfulló un verso de Venceremos antes de que lo derribaran y lo arrastraran fuera”.

The Clash, 'White Riot', 1977

La letra está inspirada en los violentos acontecimientos de los carnavales de Notting Hill de 1976. Con las tensiones raciales en ebullición, la policía había desplegado 1600 agentes para el evento. Joe Strummer (voz), Paul simono (bajo) y Rhodes (manager) estaban entre la multitud cuando un policía intentó detener a un joven negro por hurto y, en respuesta, se vieron bajo una lluvia de ladrillos y botellas. En ese conflicto nació White Riot. “Ahí fue cuando me di cuenta de que tenía que escribir una canción llamada White Riot -dice Strummer- porque aquélla no era nuestra lucha”. “Todos los miembros de los Clash habían presenciado los prejuicios y el acoso policial de diversas maneras, pero ellos no eran detenidos regularmente para ser cacheados ni eran amenazados por matones racistas”, explica Lynskey en el libro.

U2, 'Pride (In the name of love)', 1984

La actitud de Bono y de los U2 con relación al activismo la ha explicado su cantante en varias ocasiones con una anécdota sobre Martin Luther King y Bobby Kennedy en 1961. En una reunión con líderes de los derechos civiles y tras escuchar como sus compañeros despotricaban contra Kennedy, Luther King paró la reunión y dijo que sólo la retomarían cuando tuvieran “algo bueno que decir sobre Kennedy, porque ahí estará la puerta por donde podrá penetrar nuestro movimiento”. “Belafonte me lo contaba a modo de aliento para el trabajo: encontrar el elemento redentor que permita que una puerta se abra (…) Nosotros edificamos sobre lo bueno, en lugar de blandir el dedo acusatorio”, dice Bono en el libro. Así nació Pride, un himno al hombre que luchó y murió en nombre de la igualdad de razas.

Special AKA, 'Nelson Mandela', 1984

Para muchos, Nelson Mandela empezó a existir después de la canción de Jerry Dammers. “Concienció a mucha gente respecto a su tribulación como nada lo había logrado hasta entonces y ayudó a convertir el apartheid en una de las causas definitorias de los años ochenta”. Cuando el líder sudafricano fue liberado, el 11 de febrero de 1990, una de sus prioridades fue asistir al concierto de celebración montado en Wembley, donde Dammers interpretó su canción, al lado de dos antiguos miembros de los Manhattan Brothers, héroes de la Sudáfrica de los años cincuenta.

Public Enemy, 'Fight the Power', 1989

La canción fue compuesta para la Película de Spike Lee, Haz lo que debas, ambientada en un barrio de Brooklin, sobre el malestar racial que se vivía entonces. Lee necesitaba “un himno para gritar contra la hipocresía y la maldad del sistema”. Chuck D, cantante de los Public Enemy se lo dió, escribiendo una canción que resaltaba la falta de iconos negros en la cultura estadounidense: “Elvis, aquel héroe de casi todos,/ es una mierda para mí,/ un mamón racista está claro que fue, / que lo jodan a él y a John Wayne”. La película era un referendum sobre los movimientos de los derechos civiles y la legitimidad de la violencia. Contrastando las declaraciones pacifistas de Luther King, con las llamadas a la “acción” de Malcolm X, el espectador debería decidir cuál se ajustaba mejor a los tiempos.

Green Day, 'American Idiot', 2004

Billie Joe Armstrong iba camino del estudio, cuando escuchó en la radio una canción de Lynyrd Skynyrd. “Venía a decir “estoy orgulloso de ser un paleto” y pensé “Santo Dios, ¿Cómo podía estar orgulloso de algo así? Eso es exactamente de lo que estoy en contra”. Así que escribió su particular visión de America, “un arrebato furioso, un codazo en las costillas” y una canción protesta en contra de la America de Bush.

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