Michael Ende era un escritor antisistema: conformarse con un mundo que valora únicamente lo que puede contarse, pesarse o medirse no sólo le parecía una vulgaridad, sino una catástrofe. Fue un agorero encaramado a la letra, un creador político e intuitivo en reyerta con el capitalismo, con el aburrimiento mortal, con la destrucción de la vida interior. Y para pelear parió cuentos, cuentos, cuentos: no como un ejercicio naif e infantil donde insonorizarse de una realidad devoradora, sino como un antídoto adulto, ferozmente responsable, capaz de contradecir ese rodillo de las masas que aplastan al individuo.

Ende no sólo nos regaló ficciones poderosas que nos enseñaron a vivir, sino que elaboró toda una estrategia ideológica, una propuesta artística firme: “Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. No soy yo quien ha inventado ese método. Para llegar al paraíso, Dante, en su Divina comedia, comienza pasando por el infierno. Para encontrar la realidad hay que hacer lo mismo: darle la espalda y pasar por lo fantástico”. Todas sus críticas a la sociedad iban avaladas por su representación utópica del mundo: Michael Ende jugaba en serio. 

No entendía por qué hemos cedido a un sistema ciego a todo lo que no sea beneficio: no entendía cómo hemos entregado las armas -es decir, nuestro tiempo-, cómo hemos sonreído ante la explotación de los obreros, cómo hemos puesto en bandeja al medio ambiente para que sea masacrado. ¿Qué sentido tiene tanta multiplicación de las cosas; tanta ultraproducción industrial, si a cambio el ser humano ve anulado su valor, ve aplastada su conciencia en un basurero que crece y crece?

Ende observó que lo que queda de nosotros en el mundo moderno es una resignación, una “enfermedad de postración”, un servilismo militante. Por eso creó a los hombres grises de Momo para cercar al enemigo -como quien le pone el collar a un perro-: dándoles nombre y forma podríamos conocer al rival y vencerlo. Por eso hilvanó su filosofía en La historia interminable, inyectándole credibilidad e importancia al supuesto mundo ilusorio del “yo”, ese paraíso abstracto que hoy no puede competir con lo que llamamos “realidad”.

Echó semillas en esas dos tierras y encontró que la fantasía necesitaba de la realidad, sí, pero también la realidad requería de la fantasía para algo más imperioso: sobrevivir. Momo y Bastián fueron sus enviados especiales acá en la tierra: por fin niños tomando el poder y venciendo la necedad de los adultos. Aquí 25 reflexiones para organizar un ejército de críos. 

Momo

1. “Muy pocas personas saben escuchar de verdad. Y la manera en que sabía escuchar Momo era única. Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda simpatía”.

2. “Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente”. 

3. “Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo”.

4. “El tiempo es vida, y la vida reside en el corazón”.

 5. “Mi vida va pasando”, pensaba “entre el chasquido de las tijeras, el parloteo y la espuma del jabón. ¿Qué estoy haciendo de mi vida? El día que me muera será como si nunca hubiera existido”. 

6. “No existe el instante, sólo el pasado o el futuro. Porque ahora, por ejemplo, este instante... cuando hablo de él ya ha pasado (…) -Le he contado todo esto -dijo-, como si ya hubiera ocurrido. También hubiera podido contarlo como si fuera a ocurrir en el futuro. Para mí, no hay demasiada diferencia”. 

7. “-¿No podrías organizarlo de tal manera -preguntó Momo-, que los ladrones de tiempo no pudieran robar más a los hombres?

-No, eso no puedo hacerlo -contestó el maestro Hora-, porque lo que los hombres hacen con su tiempo tienen que decidirlo ellos mismos. También son ellos quienes han de defenderlo. Yo sólo puedo adjudicárselo”. 

8. “Sólo Momo sabía esperar tanto y entendía lo que decía. Sabía que se tomaba tanto tiempo para no decir nunca nada que no fuera verdad. Pues en su opinión, todas las desgracias del mundo nacían de las muchas mentiras, las dichas a propósito, pero también las involuntarias, causadas por la prisa o la imprecisión”. 

9. “El camino está en mí”. 

10. “-¿Y cuándo naciste?

-Por lo que puedo recordar, siempre he existido”. 

11. “Lo más peligroso que existe en la vida son las ilusiones que se cumplen”. 

La historia interminable

12. “Las pasiones humanas son un misterio: hay gente que se pasa la vida escalando montañas sin poder explicar por qué (…) A los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden comprenderlas”. 

13. “Mira -gorgoteó la Morla-, somos viejas, pequeño, demasiado viejas y hemos vivido bastante. Hemos vivido demasiado. Para quien sabe tanto como nosotras nada es importante ya. Todo se repite eternamente: el día y la noche, el verano y el invierno.. el mundo está vacío y no tiene sentido. Todo se mueve en círculos. Lo que aparece debe desaparecer y lo que nace debe morir. Todo pasa: el bien y el mal, la estupidez y la sabiduría, la belleza y la fealdad. Todo está vacío. Nada es verdad. Nada es importante”. 

14. “-Los humanos están perdiendo sus esperanzas y olvidando a sus sueños. Así es como la Nada se vuelve más fuerte.

-¿Qué es la Nada?

-Es el vacío que queda, la desolación que destruye este mundo y mi encomienda es ayudar a la Nada.

-¿Por qué?

-Porque el humano sin esperanzas es fácil de controlar y aquél que tenga el control, tendrá el Poder”.

15. “Cuando luché con tus gigantes blindados -continuó Bastian-, vi que son sólo una armadura y están huecos por dentro. ¿Cómo se mueven?

-Por mi voluntad -contestó Xayide sonriendo-. Precisamente porque están vacíos la obedecen. Todo lo que está vacío puede mi voluntad gobernarlo”.

16. “Comprendía ahora que no sólo Fantasía estaba enferma, sino también el mundo de los seres humanos. Una cosa tenía que ver con la otra. En realidad siempre lo había sentido así, sin poder explicarse por qué. Nunca había querido aceptar que la vida fuera tan gris e indiferente, tan sin secretos ni maravillas como pretendían las personas que decían: ¡La vida es así!”. 

17. "Se puede estar convencido de querer algo -quizá durante años-, si se sabe que el deseo es irrealizable. Pero si de pronto se encuentra uno ante la posibilidad de que ese deseo se convierta en realidad, solo se desea una cosa: no haberlo deseado”.

18. "Me gustaría saber", se dijo, "qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo… Algo debe pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles...Y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo”. 

19. “¿Qué se ve en un espejo que se mira en otro espejo?”. 

20. “Sólo su verdadero nombre hace reales a todos los seres y todas las cosas -dijo ella-. Un nombre falso lo convierte todo en irreal. Eso es lo que hace la mentira”. 

21. “El horror pierde su espanto cuando se repite mucho”. 

22. “No quería ser ya el más grande, el más fuerte o el más inteligente. Todo eso lo había superado. Deseaba ser querido como era, bueno o malo, hermoso o feo, listo o tonto, con todos sus defectos... o precisamente por ellos”. 

23. “Haz lo que quieras. Eso quiere decir que puedo hacer lo que me dé la gana, ¿no crees?

- No- dijo con voz profunda y retumbante-. Quiere decir que debes hacer tu Verdadera Voluntad. Y no hay nada más difícil.

- ¿Mi Verdadera Voluntad?- repitió Bastian impresionado- ¿Qué es eso?

- Es tu secreto más profundo, que no conoces.

- ¿Cómo puedo descubrirlo entonces?

- Siguiendo el camino de los deseos, de uno a otro, hasta llegar al último. Ese camino te conducirá a tu Verdadera Voluntad.

- No me parece muy difícil- opinó Bastian.

- Es el más peligroso de todos los caminos- dijo el león.

- ¿Por qué?- preguntó Bastian-. Yo no tengo miedo.

- No se trata de eso- retumbó Graógraman- Ese camino exige la mayor autenticidad y atención, porque en ningún otro es tan fácil perderse para siempre.

- ¿Quieres decir que no siempre son buenos los deseos que se tienen?- trató de averiguar Bastian.

-¡Qué sabes tu lo que son deseos! ¡Qué sabes tu lo que es bueno o no!”. 

24. “Y la alegría lo llenó de la cabeza a los pies, alegría de vivir y alegría de ser él mismo. Porque ahora sabía otra vez quién era y de dónde era. Había nacido de nuevo. Y lo mejor era que quería ser precisamente quien era. Si hubiera tenido que elegir una posibilidad entre todas, no hubiera elegido ninguna otra. Porque ahora sabía: en el mundo hay miles y miles de formas de alegría, pero en el fondo todas son una sola: la alegría de poder amar. Eran aspectos de una misma cosa”. 

25. “Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”.