Excavaciones en el yacimiento de Aguada Fénix, en México.

Excavaciones en el yacimiento de Aguada Fénix, en México. Takeshi Inomata

Historia Arqueología

El hallazgo de 500 centros ceremoniales cambia el origen de las civilizaciones maya y olmeca

Los arqueólgos descubren cientos de sitios, datados entre 1050 y 400 a.C., que desvelan una arquitectura mesoamericana monumental.

25 octubre, 2021 17:06

Noticias relacionadas

Uno de los principales descubrimientos arqueológicos de 2020 se registró en el estado mexicano de Tabasco y fue el del monumento más grande y antiguo que construyó la civilización maya. Los investigadores lograron identificar una plataforma elevada de entre 10 y 15 metros que se extendía 1,4 kilómetros de norte a sur y que fue erigida entre los años 1000-800 a.C. La gigantesca estructura de Aguada Fénix arrojó nuevas y relevantes interpretaciones sobre el estilo de vida de las antiguas sociedades que habitaron Mesoamérica, pero solo era la punta del iceberg.

Un equipo de investigación internacional ha hallado otros 478 centros ceremoniales en una amplia área al sur del Golfo de México que incluye la región olmeca y las tierras bajas mayas occidentales. Los abundantes vestigios arquitectónicos, datados entre 1050 y 400 a.C., han desvelado una arquitectura monumental a una escala inimaginable. En función de la época en la que fueron levantados, los expertos también han podido determinar cinco tipologías formales diferentes.

El descubrimiento de estas estructuras "transforma la comprensión de los académicos sobre los orígenes de las civilizaciones mesoamericanas, en particular sobre la relación entre las culturas olmeca y maya", aseguran los investigadores. "Los arqueólogos desconocían la mayoría de estos sitios y sus formas muy estandarizadas. Estos hallazgos indican que había mucho intercambio de ideas entre las dos áreas, no fue simplemente la influencia olmeca sobre la civilización maya ni el simple desarrollo local de esta", explica a este periódico Takeshi Inomata, investigador de la Escuela de Antropología de la Universidad de Arizona y autor principal del estudio publicado este lunes en la revista Nature Human Behaviour.

Vista aérea de la gran plataforma de Aguada Fénix.

Vista aérea de la gran plataforma de Aguada Fénix. Takeshi Inomata

El casi medio millar de centros ceremoniales, interpretados como las primeras expresiones materiales de los conceptos básicos de los calendarios mesoamericanos, se ha documentado mediante una combinación de teledetección con LiDAR (mapeo láser aerotransportado, por sus siglas en inglés) y de los datos públicos generados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. El estudio, el más extenso realizado en Mesoamérica con esta tecnología, ha abarcado una vasta zona de unos 85.000 kilómetros cuadrados —equivalente a la isla de Irlanda— en los estados de Tabasco y Veracruz.

Los complejos compartían patrones altamente estandarizados, incluyendo plazas rectangulares delimitadas por líneas de montículos bajos y que en ocasiones se orientaron hacia las direcciones de la salida del sol en fechas específicas. "La contribución más impresionante del trabajo de Inomata y sus colegas es documentar los cambios en los asentamientos y la organización política en toda la región durante más de dos milenios", valora Robert M. Rosenswig, del Departamento de Antropología de la Universidad de Albania.

Tipos de complejo

Si bien el mayor de estos complejos es Aguada Fénix, los investigadores consideran que la corriente arquitectónica se desarrolló en la antigua capital olmeca de San Lorenzo, construida durante el II milenio a.C. en una gran meseta artificial donde se erigieron cientos de esculturas de piedra, como sus identificativas cabezas colosales, probablemente representaciones de sus gobernantes.

Inomata explica que se puede observar una continuación de la tradición arquitectónica en todas las edificaciones, algunas halladas en la selva profunda, a pesar del amplio abanico temporal. "Mucha gente pensaba que San Lorenzo fue muy diferente de otros sitios más tardíos en cuanto a su forma espacial. Con el análisis LiDAR ahora vemos que fue el prototipo de estructuras rectangulares y otras formas relacionadas", detalla por correo electrónico.

Imagen 3D del LiDAR del sitio de Buenavista en el día de su alineación con la salida del sol.

Imagen 3D del LiDAR del sitio de Buenavista en el día de su alineación con la salida del sol. Takeshi Inomata

El centro ceremonial de San Lorenzo no contaba, sin embargo, con lo que los investigadores han denominado un Grupo E (una pirámide en su parte oeste y una plataforma alargada en el este), espacios que pudieron haber sido utilizados para la observación astrológica. Esta organización se desarrolló en Aguada Fénix y muchos sitios contemporáneos (100-800 a.C.). "En el siguiente periodo de la capital olmeca de La Venta (800-300 a.C.), la forma rectangular es menos clara, y se enfatiza en pirámides y montículos altos. Después de su colapso, muchas comunidades mayas adoptaron el Grupo E, pero no la forma rectangular. Y las pirámides volvieron a ser el foco de las construcciones. Estos cambios seguramente reflejan formas de ritos y cambios en organización social", analiza Inomata.

El periodo en el que se construyó San Lorenzo (1400-1000 a.C.) se caracterizó por centros con dos filas de diez pequeños montículos que definían un patio central. Según los arqueólogos, el diseño de estos sitios se basó en el antiguo calendario mesoamericano. Y aunque la capital olmeca tuvo una influencia en la arquitectura ceremonial posterior, los investigadores diferencian entre su organización jerárquica y la menor desigualdad social de los grupos posteriores.

"Muchos sitios descubiertos ahora no tienen residencias con plataformas que se pueden ver en LiDAR. Probablemente usaban viviendas menos permanentes. Esto quiere decir que muchas comunidades están en transición y probablemente no tenían una organización muy jerárquica. Es importante señalar que esas gentes construyeron esos complejos y mantuvieron intercambios en un área muy grande", añade Takeshi Inomata. La investigación de su equipo sigue en marcha, confirmando in situ los resultados que muestra la teledetección —hasta el momento se han recogido muestras de 92 de los 478 centros—, pero los cimientos de la historia de Mesoamérica ya se están derrumbando.