Investigadores acaban de descubrir que ya en plena Edad del Bronce aquellos robustos hombres que acudían a las minas a trabajar llevaban comida procesada para alimentarse durante los descansos.

Por comida procesada se entiende todo alimento que ha sido tratado previamente para su posterior consumo en otro punto. En este sentido, quienes trabajaban en las minas de los Alpes orientales ingerían pan y derivados de este básico sustento que les otorgaba la energía suficiente para recuperarse de las horas de trabajo.

Así lo ha determinado Andreas Heiss, quien ha revelado los datos obtenidos de la mina de cobre de Prigglitz-Gasteil en la Austrian Academy of Sciences. La extracción de cobre en Prigglitz-Gasteil estuvo activa entre los años 1100 y 900 a.C. y el estudio del entorno ayuda considerablemente a comprender la forma de vida de quienes poblaron estas tierras hace 3.000 años.

El equipo de expertos ha analizado los restos de comida que se encuentran en los alrededores de la mina. Resaltan que se trata de alimentos cocinados, incluidos cereales refinados y granos finamente molidos.

Este tipo de alimentación a base de cereales requiere preparación para que sea comestible, y se debe tener en cuenta la separación de los granos de las cáscaras para luego cocinarlos. No obstante, el equipo no encontró señales de que este tipo de labor se estuviera realizando en la mina. Tampoco hay evidencia alguna de cosechas cercanas, lo que sugiere que la comida debe haber venido de otra parte.

Cocinado previamente

En este sentido, todo indica que los habitantes de los Alpes orientales de la Edad del Bronce procesaban e iniciaban las tareas de cocina en otro lugar para poder comer cómodamente después del trabajo. 

"Faltan por completo todas las primeras etapas del procesamiento, y esto suele ser un buen indicador de que (...) recibieron cosas que ya estaban preprocesadas", afirma Heiss.

¿Por qué preferían preparar la comida en otro lugar y llevarlo consigo a su lugar de trabajo? La respuesta, según Lara González Carretero, del Museo Arqueológico de Londres, está clara: "Sería muy lento y habría problemas logísticos para que ellos pudieran cocinar sus propias comidas en un entorno de trabajo así".

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