Nació un 3 de diciembre de 1368 e inmediatamente fue nombrado Señor del Delfinado. Es a partir de este momento cuando se instituyó la costumbre y tradición de dar el título de Delfín al hijo mayor del rey francés. Carlos VI, además de Delfín e hijo de Carlos V de Francia y de Juana de Borbón, fue conocido como Carlos el Bien Amado o Carlos el Loco a lo largo de su largo reinado.

Y es que durante los 22 años que ostentó la corona francesa, Carlos destacó por su obsesión por los placeres carnales y su locura. El delirio habría comenzado en el año 1392, cuando su amigo y consejero Olivier V de Clisson fue víctima de un intento de asesinato. A raíz de este acontecimiento, el monarca empezó a desconfiar de todo el mundo, y poco a poco la locura hizo mella en él. 

Llegó a matar personalmente a hombres de su séquito y sus palabras, según cuentan las crónicas de la época, carecían de sentido lógico y semántico en numerosas ocasiones. La locura se agravó -actualmente se afirma que pudo haber sufrido esquizofrenia y trastorno bipolar- y afectó directamente a su matrimonio con Isabel de Baviera-Ingolstadt.

Isabel de Baviera, esposa de Carlos VI, y Odette de Champdivers, amante de Carlos VI.

Isabel de Baviera era hija del duque Esteban III de Baviera y Tadea Visconti. Se había casado con Carlos en 1385. Ella tenía 14 años por aquel entonces y él 16. Juntos tuvieron doce vástagos, siete hijas, de las cuales dos de ellas llegarían a ser reinas de Inglaterra, y cinco hijos, de los cuales solo el penúltimo llegaría a edad adulta para coronarse como Carlos VII.

Si bien es cierto que Isabel quedó embarazada de forma continua, sus episodios amorosos se redujeron drásticamente. La reina, harta de la insaciable sed del rey, buscaba la manera de evitar yacer con él. Además, Isabel sufría todo tipo de abusos físicos cuando estaban juntos, por lo que tendía a alejarse de su marido cuanto podía.

Búsqueda de la amante

Los ataques de locura del rey eran tan elevados que llegó un momento en el que era incapaz de recordar su nombre o que fuera rey y llegó a huir de su mujer aterrorizado. Al final, la corte comprendió que la reina corría peligro y decidieron sustituir a Isabel de Baviera en el lecho real por una amante.

De hecho, la propia Isabel participó en la búsqueda de una amante que la reemplazara en la cama. Así lo explica la historiadora Tracy Adams en The Life and Afterlife of Isabeau of Bavaria, donde se especifica que Isabel tuvo que "resignarse" ya que esta decisión era la menos nociva para su integridad.

Retrato de Carlos VI y Odette. Albrecht de Vriendt

Con la rendición de la reina, la elegida fue Odette de Champdivers, hija de uno de los mariscales de la corte de Carlos VI. De esta forma, Carlos VI satisfacía sus deseos sexuales con ella mientras que Isabel se mantenía ajena a los brotes piscóticos de su esposo.

"Era llamada la petite reine (la pequeña reina) por Carlos VI", se narra en la biografía de Odette de Champdivers escrita por Jesse Russell y Ronald Cohn. Era alegre y hermosa, e insluso en ocasiones se disfrazaba de la reina para que Carlos VI, demente, no se percatara del cambiazo.

Carlos VI falleció el 21 de octubre de 1422. Sus últimas palabras la llamaban a ella -a Odette, evidentemente-. Tras su muerte, la labor de la amante había terminado y recibió una pensión temporal hasta que, sumida por la pobreza, falleció sin dejar rastros y evidencias históricas.

Noticias relacionadas