Los más de diez hijos de Alfonso XI generaron un gran conflicto en el actual territorio español entre 1351 y 1366. Tras más de una década de lucha, Enrique de Trastámara se proclamó rey de Castilla. Comenzaba una nueva regencia con una nueva dinastía. Así, de Pedro I, hijo y sucesor inicial de Alfonso, solo quedó el recuerdo de sus hazañas y su polémica vida privada que llegó a oídos del papado

Pedro había nacido un 30 de agosto de 1334 en la torre defensiva del monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas (Burgos). Tras una infancia descuidada en la que Alfonso XI apenas le prestó su atención como padre, fue prometido a Juana, hija del rey inglés Eduardo III. No obstante, la pobreza a la que se vio arrastrado el monarca inglés, junto al fallecimiento repentino de su hija, hizo que aquella alianza quedara en nada.

El futuro rey castellano, a medida que crecía, comenzó a desarrollar actitudes violentas que más tarde le harían ganarse el nombre de Pedro el Cruel. Es recordado por algunas fuentes como uno de los monarcas más sanguinarios, que ejerció una violencia continua y sin miramientos para lograr sus objetivos políticos. Por ejemplo, después de la orden de ejecución dictada contra su hermanastro Fadrique en Sevilla en 1358, se dice que se puso a comer tranquilamente delante del cadáver. Sin que se le revolviese el estómago.

Momento en el cual Duguesclín sujeta a Pedro I para permitir que Enrique lo apuñalase, cuadro de Arturo Montero y Calvo.

Asimismo, era conocido por su pasión por el sexo y su incapacidad de mantenerse fiel ante su esposa. Ni siquiera cuando al fin pudo contraer matrimonio, esta vez con Blanca de Borbón, fue leal a ella. Dos días duró la felicidad de la relación. A partir de entonces, él la abandonó para reunirse con su amante.

"Pedro empezó su vida pública de forma magistral: se casó con una francesa, Blanca de Borbón, y a las cuarenta y ocho horas la mandó encerrar en un monasterio", escribe el historiador Javier Traité en Historia torcida de España (Principal Maxi). "Él era un espíritu libre, la monogamia no era su estilo. Tuvo varias amantes y alguna otra esposa, aunque también se escapaba siempre que podía", añade.

Pedro el Cruel, calificado por el historiador como "golfo", tuvo una amante que le acompañó la mayor parte de su vida: María de Padilla. Ambos se conocieron en una expedición que llevó a cabo el monarca en el año 1352, cuando este acudía a Asturias para combatir la sublevación de Enrique de Trastámara.

Grabado de María Padilla, desnuda en el Alcázar de Sevilla frente a Pedro I. Paul Gervais

Teresa de Ayala, o Juana de Castro -con quien se casó- fueron algunas de las mujeres con las que Pedro el Cruel mantuvo relaciones tras el fallecimiento de Blanca de Borbón, con quien no tuvo descendencia.

La única muerte que afectó a Pedro I fue la de su querida María de Padilla, quien falleció en 1361. Desde el papado, sus numerosas amantes y, principalmente el abandono al que había sometido a Blanca de Borbón, escandalizaron a Inocencio VI, quien amenazó con excomulgarlo por su libertinaje sexual -finalmente fue excomulgado, pero por otros motivos: el Vaticano tomó partido en favor de los rebeldes-.

Este polémico y sediento rey murió a manos de su hermanastro el 23 de marzo de 1369. "No quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor". Aquellas palabras las pronunció, supuestamente, el condestable bretón Bertrand Du Guesclin aquella noche, cuando medió en ayuda de Enrique de Trastámara en su lucha a muerte contra su propio hermano, Pedro I de Castilla.

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