Fue la ciudad de Betsaida y sus alrededores, según el Nuevo Testamento, el lugar donde Jesucristo obró algunos de sus milagros, como sanar a un ciego, caminar sobre el agua o la multiplicación de cinco panes y dos peces para alimentar a una multitud de cinco mil personas. Pero las menciones a esta localidad no son exclusivas de los textos bíblicos. El historiador judeoromano Flavio Josefo, que vivió en el siglo I, explica en una de sus obras que el hijo de Herodes el Grande transformó esta aldea de pescadores a orillas del mar de Galilea en una ciudad romana bautizada con el nombre de Julias, en honor a Julia Augusta, la esposa del emperador Augusto.

El emplazamiento exacto de Betsaida, lugar de origen de los apóstoles Pedro, Felipe y Andrés, ha sido motivo de discusión entre los expertos durante un largo tiempo. Algunos investigadores han propuesto el asentamiento de El-Mesydiah, descartado por ser sus ruinas de época posterior; otros el de El-Araj -en 2017 los directores de un proyecto de excavación en esta zona concluyeron que "debería de ser considerado el sitio principal para albergar la ciudad perdida de los apóstoles de Jesús"-; mientras que una tercera corriente apuesta por el yacimiento de Et-Tell.

El principal defensor de esta hipótesis es el arqueólogo Rami Arav, profesor del Departamento de Filosofía y Religión y del de Historia de la Universidad de Nebraska, que está convencido de que los vestigios de Et-Tell se corresponden con la antigua ciudad de Betsaida. Por el contrario, señala que El-Araj, donde han salido a la luz restos de cerámica del siglo I al III d.C. y dos monedas: una de bronce de finales del siglo II y un denario del emperador Nerón, del año 65 o 66, fue un campamento militar.

Entre los descubrimientos en Et-Tell, realizados durante más de tres décadas de trabajo, se encuentran fortificaciones monumentales y una puerta de la ciudad, así como graneros y otras instalaciones de almacenamiento de alimentos y una estela que representa al dios de la luna. Todo ello indica una importante presencia que se remonta a la Edad del Hierro. Arav y sus compañeros la han identificado como la capital del reino bíblico de Geshur, que luego se convirtió en Betsaida, según informa Haartez.

Dilema por Julias

Uno de los hallazgos que más respaldan esta teoría es la identificación en el yacimiento de los vestigios de un templo dedicado a Julia (o Livia Drusila, la mujer el princeps). Esto concordaría con la información aportada por el historiador Flavio Josefo. Este también señala que la ciudad se encontraba en el bajo Golán, cerca del estuario del río Jordán, una localización que, según el arqueólogo Arav, se correspondería con los restos documentados. Los que dicen que El-Araj casaría con Julias recurren a los restos de unas supuestas termas romanas, pero este tipo de construcciones no se habían implantado todavía en el Levante en época augusta.

Los partidarios de esta última teoría aportan también el descubrimiento de varias iglesias, entre ellas la iglesia de los apóstoles, supuestamente construida sobre la casa de Pedro y Andrés hace unos 1.400 años. Arav afirma que este templo, 500 años más tardío que la época de Jesús, se encuentra separado por dos metros de sedimento de las capas del siglo I, por lo que se habría necesitado "inspiración divina" para identificar exactamente el hogar de sus primeros discípulos.

Hay, sin embargo, un punto débil en las investigaciones de Arav: la distancia del yacimiento de Et-Tell con el Mar de Galilea, que contradice las descripciones bíblicas de Betsaida como un lugar al que se podía acceder en barca. El arqueólogo propone que el sitio pudo haber estado mucho más cerca del agua en la Antigüedad, pero que al ubicarse en una zona propensa a cambios tectónicos, a lo largo de los siglos pudieron haberse registrado alteraciones en el nivel del mar. El experto también ha recordado que su equipo ha desenterrado utensilios de pesca antiguos.

Noticias relacionadas