"Envueltos estaban en tinieblas la Naturaleza y sus leyes. Y dijo dios: ¡Que sea Newton! Y todo fue luz". Estas palabras fueron escritas por el poeta Alexander Pope en el epitafio para la tumba de Isaac Newton. En su juventud, Newton estudió en la Universidad de Cambridge aunque no frecuentaba demasiado las clases. Lo suyo era la biblioteca. Sin embargo, hubo un acontecimiento que tampoco le permitió acceder a los cientos de libros de la universidad.

La epidemia es conocida como la Gran peste de Londres. Sucedió entre los años 1665 y 1666 y acabó con la vida de casi 100.000 personas en Inglaterra y más de una quinta parte de la población de Londres. La gente moría en las calles, el hedor era insoportable y el sistema de alcantarillado londinense no ayudaba a erradicar una peste incapaz de ser tratada por los médicos de la época. Muchos negocios cerraron y hasta el monarca Carlos II de Inglaterra abandonó la capital a su suerte confinándose junto con su familia y corte en Oxford.

Al norte de Londres residía el joven Newton quien, a sus 23 años realizaba investigaciones y proyectos matemáticos en la Universidad de Cambridge. A partir de los trabajos de John Wallis abordó el teorema del binomio y desarrolló un método alternativo conocido como el cálculo de fluxiones. Pero sus estudios en Cambridge terminaron cuando el centro decidió cerrar debido a la enfermedad que se propagaba por doquier.

Plaga de 1665. The National Archives Londres

El que fuera uno de los físicos más importantes de la historia se recluyó en Woolsthorpe, en el condado de Lincolnshire —a 100 kilómetros de Cambridge y a 170 de Londres—. Allí se mantuvo, alejado de la gente, durante casi dos años. Esos años en los que la universidad seguía cerrada los dedicó a la investigación y enriquecimiento cultural de manera autodidacta. Ese confinamiento inducido por la Gran Peste se convertiría en uno de las mayores aportaciones científicas de la historia de la humanidad.

La famosa manzana

Lo que en un principio iba a ser un castigo propiciado por la peste, se transformó en un annus mirabilis. Allí, en su soledad, con una ligera libertad para pasear, reflexionó acerca de la manzana que supuestamente le cayó en la cabeza desde un árbol. La historia, ficción o no, da a entender el proceso que le llevó al científico a investigar la gravedad.

"Comparé la fuerza necesaria para mantener a la Luna en su órbita con la fuerza de gravedad en la superficie de la Tierra, encontrando que ellas eran bellamente iguales", escribió Newton. Lo que venía a decir con su gran capacidad de síntesis era que, pese a nosotros no percibir nada, aquella fuerza nos mantiene unidos a la superficie del planeta.

"Bien podía tratarse de la más alta montaña terrestre o de una pequeña manzana; ambos objetos sufren la acción de la fuerza de la gravedad, por lo que afirmó que la atracción existe entre todos los cuerpos materiales, ya sean manzanas, planetas, cometas o estrellas", narra Marco Arturo Moreno en La morada cósmica del hombre. Ideas e investigaciones sobre el lugar de la Tierra en el Universo.

Estatua de Isaac Newton. Trinity College

A lo largo de estos años de investigación guardó silencio. No quería que nadie le robara sus ideas. Finalmente, en 1667 se reanudaron las clases y Newton pudo volver a Cambridge. Respecto a la epidemia, el escritor Daniel Dafoe escribió que le hubiera agradado poder decir que "así como la ciudad tenía un nuevo rostro, las maneras de los habitantes se mostraban distintas". No fue el caso. Excepto en el caso de Newton. Él ya no era la misma persona que antes. Todo seguía igual pero a su vez todo era diferente, al menos para el físico británico. Tan solo dos años después empezó a impartir cátedra.

Los progresos de Newton seguían una línea que ya había defendido de alguna manera Francis Bacon anteriormente, quien defendía la necesidad de fundamentar la ciencia en la inducción y establecer leyes generales a partir numerosas observaciones de casos particulares, evitando así los prejuicios establecidos en el científico en cuestión.

Fue así como Newton consiguió, según escribe el filósofo Augusto Klappenbach, formular por primera vez una imagen unitaria y matemática estructurada del universo, con descubrimientos tan importantes como la ley de gravitación universal la ley de acción y reacción, la composición de la luz, hasta el punto de que aún hoy buena parte de los programas de la carrera de Física están usados en sus descubrimientos. Y todo por poner pausa a su vida y confinarse en su hogar tras un brote de peste.

Noticias relacionadas