Tal y como adelantó este periódico hace unos días, Amaya de Miguel es la nueva directora del Instituto Nacional de Artes Escénicas y Musicales (INAEM), así lo ha anunciado José Guirao en la inauguración del Festival de Almagro. Guirao, amante de las metáforas y los símbolos, ha elegido el certamen clásico donde De Miguel se convirtió en la primera mujer en dirigir el festival, en 1994, para comunicar a los medios que este viernes será comunicado su nombramiento en el Consejo de Ministros.

Contacto con el presidente

De Miguel, que también llevó las riendas del Centro Dramático Nacional (CDN) por un año, fue una apuesta personal de la ex ministra de Cultura, Carmen Alborch, que estuvo presente el día de toma de posesión de Guirao. Porque Alborch es la madrina de ambos y los dos se conocen de los años de Felipe González. De hecho, Alborch nombró al padre de Pedro Sánchez gerente del INAEM. Todo queda en casa.

De ahí que lo más importante para el devenir de las artes escénicas de este país, en un período de profunda transformación, es una directora con el apoyo incondicional del presidente Pedro Sánchez, a quien acogió en su casa -su marido es Carlos Westendrop, ex ministro de Exteriores y embajador de Naciones Unidas- de Nueva York en los años noventa, cuando el presidente tenía 24 años y era un estudiante de Económicas, que daba sus primeros pasos laborales en los EEUU. Como dato curioso, Amaya de Miguel ha sido presentadora -como experta en el mundo de la diplomacia internacional- del programa Estilo de Embajada en el Canal Decasa.

Final del desastre

La nueva directora sustituye a Montserrat Iglesias, nombrada en 2014 por José María Lasalle, y cuya gestión ha sido reconocida por el sector y algunos de los directores de los centros del INAEM como “desastrosa”. En este periódico las fuentes consultadas denunciaron cómo reducía su jornada de trabajo al máximo y dejaba sin resolver los problemas que iban surgiendo, como fue la fusión del Real y la Zarzuela. De este asunto finiquitado por Guirao, Iglesias prefirió desinhibirse y dejar a los trabajadores solos ante el peligro.

De Miguel se pondrá al frente de un equipo de 15 personas que deberá reunirse para determinar la profunda reforma estructural que necesita la institución varada en la ineficacia. El ministro anunció la creación de este grupo que establecerá las bases de una reforma que excederá con mucho esta legislatura, pero cuyas conclusiones y propuestas deberían ser consensuadas por todos los grupos políticos para convertir el INAEM en asunto de Estado y librarlo de vaivenes políticos.

Una directora con reflejos

El sector reclamaba a Guirao alguien con conocimientos en profundidad de la estructura de la institución, capaz de ponerse a trabajar desde el primer día, dispuesta a resolver, a escuchar y a ejecutar su criterio propio. Reclamaban a alguien que conozca las trampas del lugar para resolver con agilidad lo que queda de legislatura. Alguien con buen trato con Hacienda o, mucho mejor, con el mismo presidente.

Desde el Ministerio pretenden “mejorar la gestión de este organismo autónomo” con el grupo de trabajo. “Adaptarlo a la naturaleza de sus actividades, potenciando también la labor de difusión nacional e internacional de las artes escénicas y musicales”. Esa es la principal reclamación de los consultados por este diario. “El proceso creativo y el proceso administrativo no son compatibles en este momento, hay que corregirlo”, explican.

Nuevo convenio y entidad jurídica

Lo primero en tocar será el convenio único, porque como dicen los expertos, “no sirve para el teatro público”. El INAEM requiere un convenio propio que haga más ágil el movimiento de sus trabajadores en las producciones escénicas.“El convenio único es un convenio de funcionarios y el teatro no está hecho por funcionarios”, explicaba Jesús Cimarro a este diario.

Otro hito fundamental: una entidad jurídica nueva. El INAEM es un Instituto Nacional, pero reclaman una conversión en Agencia para dotarle de mayor autonomía en la gestión de su presupuesto, gastos e ingresos. Eso beneficiaría a la independencia de los centros de creación artística (Auditorio Nacional de Música, Ballet Nacional de España, Centro Dramático Nacional, Centro Nacional de Difusión Musical, Compañía Nacional de Danza, Compañía Nacional de Teatro Clásico, Joven Orquesta Nacional de España, Orquesta y Coro Nacionales de España y Teatro de la Zarzuela).