El Cristo burlado, un pequeño cuadro del pintor italiano del siglo XIII Cimabue (1272-1302), hallado este verano en la casa de una anciana de Compiègne, al norte de París, fue adjudicado este domingo en una subasta en Francia por algo más de 24 millones de euros, superando ampliamente la estimación de entre 4 y 6 millones de euros.

Esta obra, pintada sobre madera de álamo y con un tamaño de 25,8 por 20,3 centímetros, formaba parte de una serie de paneles en los que el artista prerrenacentista plasmó escenas de la pasión de Cristo. Hasta su hallazgo se conocían dos de esas escenas, una Flagelación de Cristo, conservada en la colección Frick de Nueva York, y una imagen de la Virgen que está en la National Gallery de Londres.

La obra fue encontrada en una vivienda de la localidad francesa de Compiègne, al norte de París, donde la familia lo tenía colgado entre el salón y la cocina sin darle mayor valor. Al hacer la mudanza, decidieron llevarlo al gabinete experto en arte antiguo Turquin, que después de los análisis y comparaciones pertinentes certificó su autenticidad.

La casa de subastas Actéon, que organizó la venta en Senlis, entre Compiègne y la capital francesa, no especificó el perfil del comprador. El periódico Le Figaro informa de que detrás de la adquisición se encontraría el matrimonio de coleccionistas chilenos Álvaro Saieh Bendeck y Ana Guzmán Ahnfelt.

Según este mismo diario, un total de ocho personas diferentes pujaron por la obra, que tenía un precio inicial de 3 millones de euros. El Cristo burlado fue a parar a "un hombre con gafas y cabellera nutrida, sentado en primera fila", quien estaba "pegado al teléfono" y se marchó rápidamente "acompañado de un guardaespaldas".

La casa de subastas informó en un comunicado que, con esta venta, la escena de Cimabue se convierte en el cuadro primitivo (antes de 1500) más caro del mundo y él séptimo en la lista de los más antiguos, una lista encabezada por el misterioso Salvator Mundi atribuido a Leonardo da Vinci.

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