El látigo del arte contemporáneo está en Madrid. Es difícil encontrar a alguien más odiado por el sector de las nuevas artes plásticas que Avelina Lésper (México, 1968). Historiadora, escritora, crítica y columnista de arte ha llegado al Museo de América a montar la exposición 100 artistas, 100 portadas de Milenio Diario, en la que los artistas mejicanos intervienen sobre la portada del periódico en papel, sin concesiones, sin miedo y sin respeto. No son cuadros, aunque son obras plásticas que cuelgan de las paredes de un museo. Son fruto de la improvisación y no son un fraude. O eso defiende quien asegura que el arte contemporáneo es un fraude. Mete en el mismo saco a Jeff Koons, Damien Hirst, Santiago Sierra, Teresa Margolles y Esther Ferrer. También dispara contra ARCO.

Desde las instituciones españolas se insiste en convertir a España en una puerta entre América Latina y Europa, pero ¿se ha logrado?

España significa para nosotros Europa y es nuestro antecedente europeo. Pero en sentido contrario, la visión que se tiene de América Latina desde España es mal informada, basada en puros clichés y puros lugares comunes y muy superficial. Desde aquí piensan que México se construye con narcotraficantes, Frida Kahlo y gobiernos prepotentes. Eso es todo lo que ustedes saben de nosotros. Nadie sabe lo que significa la santa Muerte, que aquí se pinta con colores infantiloides porque piensan que América Latina no tiene la mayoría de edad comparada con Europa. No se dan cuenta que eso representa la más cruda violencia. Aquí lo ven ustedes con colorines y comercializada por los pedagogos y los diseñadores gráficos. Hay una enorme ignorancia de América Latina.

¿Por qué España no se ha interesado por América Latina?

Obviamente, porque lo que habla es el dinero. Si tuviéramos mucho dinero, estarían mucho más atentos a nosotros.

Pues en estos momentos pasan por ser de nuevo Eldorado que rescatará a España de la ruina más profunda. La salvación.

Eso mismo pensaron hace quinientos años y fue una falacia. Porque no llegó ninguna salvación. Es una ficción de ustedes, que ustedes insisten en mantener. Lo que hay muchísimo en México y en América Latina son ganas de trabajar.

¿ARCO también necesita a América Latina para refutar su identidad?

Lo necesita porque como puerta de entrada debería ser el gran vínculo entre el arte de América Latina y Europa.

¿Pero no lo es ya?

No. Sucede en una mínima expresión.

¿Por qué?

Porque hay muy poco interés. Las personas que organizan ARCO, ¿crees que han hecho gira por las galerías de México? ¡Nunca jamás!

¿No ha visto al director, Carlos Urroz, en las galerías de México?

Nunca. Jamás, ni recorriendo galerías, ni invitando a gente. Ni proponiendo sinergias con la secretaría de cultura. Cero interés.

Entonces, ¿por qué insisten en ese discurso de atender a América Latina, mientras la ignoran?

Porque no quieren abrir la puerta. La actitud sería no sólo “te voy a abrir la puerta”, sino “te voy a mostrar el camino para mantener ese vínculo”. Que compartamos el mismo idioma es un privilegio formidable. Es comunicación.

¿Eso quiere decir que ARCO ha sido superado por otras ferias?

¡Claro! Art Basel Miami, sin duda. Allí van todos los españoles, los colombianos, los argentinos y todos los venezolanos ricos que escaparon de su país. Art Basel ha acabado con ARCO y lo hace en una ciudad como Miami, que no tiene la tradición cultural que tiene España. ¡España es la cuna del Barroco y en Miami sólo hay playas con margaritas a 9,99 dólares! Es increíble. Eso obviamente es por una arrogancia en la desidia.

¿Arrogancia en la desidia española por el artista, no por el dinero?

Exactamente. Quieren el dinero, pero no quieren hacer el trabajo de ir a por el dinero. No se preocupan ni se interesan por los artistas de allá.

El Museo reina Sofía también promulga la teoría de la puerta, pero no sé si promueve el contacto. ¿Echa en falta algo en este museo?

Me ha tocado ver exposiciones increíblemente malas en ese museo y sobrevive gracias a lo que tiene de Picasso. Pero debería haber más integración con países de América Latina y otro tipo de exposiciones diferentes a lo que yo llamo Arte VIP: Video, Instalaciones, Performance es el centro de atención del Reina Sofía y de ARCO y eso perjudica muchísimo al arte.

¿ARCO es una feria provocadora?

Hace mucho tiempo que el arte contemporáneo dejó de provocar.

¿La intención del arte contemporáneo es provocar?

Bueno, una de sus intenciones sí es la provocación, porque no tienen discurso estético. Pensaron que podrían sustituir ese discurso con aspavientos y con escándalo. El Dadaísmo se fundó simplemente como un disturbio.

Entonces, ¿qué es el arte contemporáneo?

El arte contemporáneo es simplemente un ejercicio retórico para personas que carecen de talento para hacer una obra real. Es una salida retórica soportada por la Academia y por las instituciones, porque vivimos en una sociedad muy permisiva con la mediocridad. Es una sociedad negada a la frustración, vivimos en un espejismo de la felicidad absoluta y estas personas simplemente no se atreven a decirles que lo que hacen no es arte.

¿No es arte?

No, porque no muestran ni inteligencia, ni talento, ni preparación.

¿Se refiere a…?

Ustedes tienen a esta personas, Esther Ferrer, que le dan premios por poner espagueti en una mesa y se para desnuda y se hace fotos… Como la mayoría de los performanceros es un fraude total. Si lees los textos de esta persona no alcanza a articular un argumento debidamente planteado para sustentar las cosas que hace.

¿Hay algún otro artista español que no le interesa nada?

Santiago Sierra, qué barbaridad. Ese tipo y sus escatologías sublimadas. Es increíble. Eso sucede porque hay un aparato académico que permite que todas estas gentes lleven sus patologías mentales y conviertan en arte sus obsesiones escatológicas y pornográficas. ¿Qué nivel de arte puede tener que pague a la gente por masturbarse? Obviamente, ninguno. Cualquier persona que esté sometiendo ahorita mismo a 15 chicas rumanas y esté abusando de ellas podrá decir “soy artista y esto es una performance”. ¡Que lo hagan! Que los tipos se defiendan así para que no les metan en la cárcel. Estos tipos se saltan la ley y la ética, con el escudo hiperdescarado de que eso es arte.

¿Cuál es el límite del arte?

Está en la misma ética. El Marqués de Sade hizo un análisis filosófico profundísimo del poder y las aberraciones a las que puede llegar. Pero él mismo no vivió lo que él escribió. Eso sólo es literatura y fue el primer hombre que reconoció a la mujer a sentir placer por sí misma, sin necesidad de un marido. El seudoartista Santiago Sierra trasgrede los valores éticos y lo hace falsamente en nombre del arte y de la ética, no es capaz de generar filosofía ni una obra de arte. Y comete los mismos abusos de quien trafica con mujeres. Es todo un engaño retórico. La sociedad es incapaz de distinguir lo ético.

¿Y cuál es la ética de un paisaje de Antonio López, por ejemplo?

La belleza.

Pero la ética no es lo mismo que la belleza.

No, pero la representación genera una sublimación de la realidad y la hace más grande. El valor ético de Antonio López está en que el paisaje es más grande que el ser humano. Su arte no te hiere, no comete un abuso de ti. Al contrario, te da una oportunidad de ti al darte un paisaje. Eso es un gran artista, quien lleva la responsabilidad de su trabajo muy lejos.

Al no herir, tampoco cuestiona.

Es que la agresión no supone que sean amables contigo. El Marqués de Sade te agrede, claro. Me refiero a esto que te hace sentir que tú no tienes ningún sitio en esa forma de pensamiento, que eres expulsado porque no se te da un reto intelectual. Al contrario, son cosas que siempre te reducen en tu condición.

En esa pira suya, ¿salva a Picasso?

Hombre, por supuesto. Gracias a su simplicidad. Con tres elementos construye. Picasso es pintura, es el ejercicio de generar una ventana a otra visión del todo a través de un lienzo. Eso es inteligencia. Eso es a lo que me refiero que en esa forma hay un fondo. Entonces ves una obra de Teresa Margolles y sus enormes mentiras de que es sangre del narco. O las horrendas cosas de Jeff Koons. Son los discursos estrambóticos que se desarrollan para sustentar toda esta basura.

¿Es usted la voz de nuestros antepasados?

No, soy la voz del presente. El arte se vive en el presente y yo soy una espectadora que tiene el privilegio de decir lo que piensa. El arte se vive en el presente. Llamarse arte contemporáneo es otra falsedad: el arte siempre es contemporáneo. Eso es lo que represento, la voz de mi presente ante una obra de arte. Sólo puedo hablar por mí y si voy a una feria de arte y encuentro una caja de una impresora vacía y me dicen que cuesta 30.000 dólares o un vaso de agua, 30.000 euros, puedo decir que eso no es arte. Porque ahí mismo pierde su trascendencia, ahí mismo caduca, en la sala. Si no está protegido por un guardia, galerista, el escándalo y la institución, eso pierde ahí mismo su esencia. Esas cosas carecen de presente y no son arte.